“El derecho municipal.. lamentablemente ha corrido la suerte de su objeto de estudio. Es decir, el abandono y desinterés tanto a nivel científico como práctico.” Fix Zamudio, Ciudad Universitaria, 1985.
Después de una temporada de reflexión personal, regresamos al análisis de costumbre. Hoy lo haremos en torno a la importancia de los ayuntamientos en la conformación del país, no solo desde la cuestión legal, sino también desde la perspectiva política y ciudadana.
Y lo haremos con “La Reforma Municipal y elementos para una Teoría Constitucional del Municipio” como punto de partida, que es un libro de Juan Ugarte Cortés, quien fuera doctor y catedrático en derecho municipal en la UNAM.
Fue publicado en 1985 y contiene un prólogo del Dr. Fix Zamudio, en el cual destaca la nueva imagen del municipio mexicano, que parte a raiz de la Reforma Constitucional de 1983, quien llega a la atinada conclusión de que el municipio mexicano se apoya en las raices étnicas y culturales de nuestro pueblo, en virtud de que se unen los antecedentes prehispánicos con la influencia española, visigótica y romana.
El autor se apoyó de fuentes muy puras de la voluntad popular, como el diario de debates y los propios documentos políticos que fueron construidos por Miguel de la Madrid mientras era candidato y que tomaron forma durante su Presidencia, así como en elementos doctrinales para la elaboración de una Teoría Constitucional del Municipio.
En el plan de gobierno llamó particularmente mi atención que incluyeron como eje “El municipio y la participación ciudadana”, el propósito era descentralizar la vida nacional, es decir, tomar en cuenta a las comunidades; a su gente, a sus vecinos, para “desterrar” el caciquismo y arraigar la democracia.
En ese sentido, es importante señalar que reconocieron la importancia de que “las gentes de las comunidades se manifiesten y se tomen en cuenta en el proceso de planeación”; eso es la participación ciudadana pura que se logra inicialmente mediante la representación de las comunidades a través de las organizaciones obreras, campesinas y populares que convergen en los partidos, pero también desde la autonomía del propio ciudadano.
Actualmente, en Coahuila tenemos herramientas para ejercer la participación ciudadana, tales como la Ley Estatal de la materia y los instrumentos municipales, en Saltillo por ejemplo, de forma novedosa el Reglamento de Alcoholes contempla la posibilidad de que los ciudadanos vigilen la expedición y vigencia de permisos, o bien, el propio Reglamento de Desarrollo urbano contempla que se involucren en la toma de decisiones urbanísticas.
Esto es importante, porque se empodera al ciudadano por un lado, y por otro se ayuda a la autoridad en las labores de construcción de una comunidad ordenada. Además para vigilar dichas normas, existe la justicia municipal.
Aún se va más allá, mediante la tutela constitucional que otorga la Ley de Justicia Constitucional Local para el Estado de Coahuila de Zaragoza, y que puede ser ejercida mediante controles que pueden ejercer los Jueces Municipales
Hoy en día, y dada la nueva configuración del Poder Judicial tanto a nivel federal como estatal, es importante que se estudie a profundidad la configuración de la justicia municipal, comenzando por el bloque normativo y sus alcances de aplicación, pues parece que en este supuesto “nuevo esquema de elección e impartición de justicia” impulsado por la federación; han dejado en el olvido lo municipal.
Pues a todos nos conviene y nos agrada que las normas municipales que rigen el comercio, las construcciones, la recolección de basura y escombros, la calidad del aire y la protección civil sean aplicadas de buena forma, y tuteladas judicialmente.
Pero sobre todo, hay que centrarnos en lo legislativo, pues las normas municipales son las de primer impacto para el ciudadano.
En un país tan diverso y extenso, deberíamos reflexionar en torno a la evidente centralización que se está gestando; que ha destruido a los organismos públicos autónomos, y que pone en riesgo la subsistencia de los institutos electorales locales, entre otras instituciones que en su momento fueron piezas vitales de la conformación de la república.
Y para quien me quiera replicar, no se trata de revivir ideas arcáicas del viejo partido; se trata de entender la necesidad del federalismo puro en el que se empodera tanto a los Municipios como a los ciudadanos y de proteger las instituciones que nos han otorgado derechos, pues al final de cuentas pareciera que en la actualidad de elige al “analfabeta funcional” que es dócil y agradable por encima de los políticos con un sustento ideológico fuerte.



