Donde no todo es lo que parece
El telón se levantó en Arteaga: reflectores, música y discursos. El gobernador Manolo Jiménez Salinas, convertido en maestro de ceremonias, presentó el espectáculo más ambicioso contra las adicciones en Coahuila: el programa “Vive libre sin drogas”, montado sobre cinco actos principales —sensibilización, prevención, atención, profesionalización y reinserción— y respaldado con una inversión jugosa de 25 millones de pesos.
Acto inaugural: luces, expectativas… ¿y el público?
El mandatario, en papel de maestro de pista, convocó a todos los sectores: municipios, sociedad civil, iniciativa privada, federación y hasta organismos religiosos. Una auténtica troupe interinstitucional dispuesta a sostener la carpa. Liliana Salinas, presidenta honoraria del DIF, aseguró que la cobertura será total: desde los más pequeños en escuelas hasta jóvenes en proceso de reinserción.
El elenco y sus números circenses
- Sensibilización: protocolos “amigables” para familias y aulas, como payasos que suavemente introducen la realidad (22 % de estudiantes han consumido sustancias, según Inspira Coahuila).
- Prevención: una unidad móvil recorrerá 38 municipios; stand itinerante en escuelas; concurso artístico Muros Libres de Drogas; torneo escolar; Urban Games con rap y skate; y hasta una alfombra roja para cortometrajes.
- Atención: supervisión y dignificación de centros residenciales especializados.
- Profesionalización: diplomados y cursos en la UAdeC sobre abstinencia, patología dual y consejería.
- Reinserción: unidades móviles de salud, programas como Respet (o) y Hoy por mí, más proyectos comunitarios como Es Pa’ Vivir, que promete ser el centro multifuncional del show.
¿Espectadores o náufragos en la carpa?
El gobernador advirtió que el espectáculo no servirá de nada sin un público activo. Recordó los Comités Ciudadanos de Seguridad en Saltillo, donde participaron 100 mil personas, y propuso replicar ese modelo para combatir las adicciones. El reto está en que los asistentes no se queden como espectadores pasivos, sino que actúen en este gran número colectivo circense.
¿Qué actores despertará este circo?
Aplaudir el despliegue de creatividad y enfoque comunitario, además de preguntarse si la función cuenta con herramientas reales para sostenerse en el tiempo, o si será solo un show mediático de temporada y exigir vigilancia y rendición de cuentas, para que los 25 millones no se conviertan en confeti, sino en resultados tangibles.
El gobernador ya abrió pista y encendió reflectores. Ahora depende de todos —desde Saltillo hasta la Laguna, desde la Laguna hasta el Norte— que esta carpa no sea un espectáculo más, sino un verdadero circo de transformación social. Porque si no, el riesgo es claro: la carpa vacía, el telón caído… y el confeti regado en el suelo.
“Dejemos que se acabe el circo para verle la cara a los payasos”.



