LA ESTUPIDEZ HUMANA

En diferentes medios de comunicación últimamente he observado como las personas públicas exhiben y presumen con gran altivez su estupidez, su escaza capacidad para razonar de forma efectiva, se puede comprobar que sin ningún esfuerzo, sale a flote su torpeza, y junto con ella, su falta de comprensión de las situaciones a las que se enfrenta, manifiestan una gran dificultad para aprender de las experiencias o una insensatez en la toma de decisiones,  con una ausencia de lógica o sentido común, debido a que su mirada es corta, a tal grado que: no ven más allá de su nariz.

La palabra estupidez se deriva del latín «stupiditas», que a su vez deriva de «stupidus», cuyo significado original es «aturdido» o «asombrado», por otra parte, el diccionario de la Real Academia Española la define como la torpeza notable para comprender las cosas, También la Biblia hace referencia a este concepto como kesîl que significa insolente, estúpido o lerdo, en el Salmo 92:6 se dice que “El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto”.

La estupidez ha preocupado a varios teóricos, el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer (que fue asesinado por el estúpido de Hitler) en su tiempo realizó un estudio profundo, nace así la teoría sobre la estupidez, en ella sostiene que es el mal más peligroso porque paraliza la reflexión moral y crea obediencia ciega, no es solo una simple falta de inteligencia, sino como una tendencia a portarse de manera nociva sin ser consciente del daño causado, donde el egoísmo tiene un papel fundamental, además lo acompañan la cobardía, la codicia y la ignorancia.

También otros personajes han dedicado su tiempo en escribir varias líneas sobre este tema, por ejemplo, el filósofo español José Ortega y Gasset opinaba que una persona estúpida no se esfuerza por entender y mejorar su situación, al no ser solo un problema cognitivo sino ético. Por su parte Carlo María Cipolla historiador italiano, se refiere a que las personas estúpidas causan daños a personas sin obtener alguna ganancia, sino lo peor es que se perjudican ellas mismas, asegurando que “siempre e inevitablemente tendemos a subestimar el número de estúpidos en circulación” en mi apreciación personal creo que en la actualidad ese número va en aumento. El filósofo francés Deleuze opina que la estupidez es una estructura del pensamiento como tal: no es una forma de equivocarse, expresa el sinsentido del pensamiento, no recuerdo donde leí que el fin de la filosofía es poner al descubierto la estupidez.

Lo cierto es que, en nuestro tránsito por esta vida, siempre nos tenemos que enfrentar con personas estúpidas, que nos sacan de nuestras casillas, desafortunadamente los tenemos que soportar, están en todos los ambientes sociales que frecuentamos. La recomendación que hacen algunos especialistas en el tema es estar alertas al máximo y poner todos los sentidos para identificarlos y así evitar que nos contagien (Hay que ser cuidadosos porque es contagiosa), recordar que la estupidez no se quita por lo tanto las personas que la padecen no cambian, por ello, no debemos ponerles la más mínima atención hay que ignorarlos, el silencio es un buen antídoto. Pero la mejor solución que debes tomar cuando te enfrentas con personas estúpidas: ¡evítalos y huye! Comparto totalmente lo que dijo Albert Einstein al respecto: “Dos cosas son infinitas: la estupidez humana y el universo; y no estoy seguro sobre el universo”.

 

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Susana Cepeda Islas
Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros. Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.