Ginebra.- Las negociaciones de la ONU sobre un tratado global para frenar la contaminación por plásticos concluyeron sin acuerdos, en medio de críticas por un proceso “profundamente defectuoso” y con denuncias de que intereses industriales frenaron los avances.
Un bloque de países de alta ambición, incluida la Unión Europea, y organizaciones de la sociedad civil afirmaron que es preferible no firmar nada antes que aprobar un texto que no ataque el problema de raíz. Acusaron a la Presidencia y al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) de favorecer a una minoría de países reacios al cambio, presionados por 234 cabilderos de la industria petroquímica.
Pese al clima tenso, comunidades indígenas, recolectores de residuos, científicos y activistas lograron mantener en la mesa temas clave como la reducción de la producción de plásticos, la eliminación de químicos tóxicos, la transición justa, un nuevo fondo financiero y la posibilidad de tomar decisiones por mayoría calificada cuando no haya consenso. Sin embargo, no se alcanzaron acuerdos en estos puntos críticos.
Para ambientalistas, el fracaso en Ginebra debe encender las alarmas: la lucha contra la contaminación plástica implica desafiar directamente los intereses de la industria de combustibles fósiles. “No aceptaremos un texto que repita errores del pasado ni que ignore la raíz de la crisis. Es hora de poner fin a la cultura del ‘usar y tirar’ y apostar por soluciones reales”, declaró Julio Barea, de Greenpeace.
La mayoría de los gobiernos apoya un tratado sólido y jurídicamente vinculante que reduzca la producción de plástico, proteja la salud y asegure financiamiento justo. Sin embargo, un pequeño grupo de países logró frenar esa ambición, prolongando una crisis que la industria petroquímica parece decidida a agravar por ganancias a corto plazo. (El Heraldo de Saltillo con información de Green Peace)
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