No todo lo que brilla
El caso de la “hermana Hong” que se ha viralizado en últimos días me ha hecho pensar qué tan cierto es el dicho de mi abuela “no todo lo que brilla es oro”, al referirse a cosas que al principio podían verse como muy convenientes y resultaban no serlo.
Hermana Hong, es un hombre chino que se hacía pasar por mujer y qué ofrecía servicios sexuales a cambio de despensa víveres y otras cosas para su casa. Para los hombres este trato resultaba en una ganga pues por muy poco podían acceder a la satisfacción de sus peticiones sexuales.
Lo que estos hombres no sabían es que detrás de los filtros, el maquillaje y la peluca, existía un hombre quién además, grababa los encuentros sexuales y lo subía a la deep web.
Cuando todo salió a la luz y el caso explotó en las redes sociales, las opiniones de los hombres se volcaron en contra de “Sister Hong”, pues cómo es posible que la privacidad de estos hombres fuera expuesta y capitalizada.
Eso es lo que llevamos preguntarnos las mujeres desde hace muchos años. ¿Cómo es que nadie denuncia los canales de Telegram, Facebook, Twitter y otras redes sociales que difunden contenido sexual explícito sin el consentimiento de las mujeres que participan en dichos actos? ¿Quién consume esos videos y fotografías? ¿Quién distribuye y comercia con la imagen de las mujeres sin su consentimiento?
No estoy diciendo que los hombres no sean víctimas de violencia digital y violación a su privacidad, estoy diciendo que a los hombres no les importa este tipo de violencia cuando no son ellos quienes se ven afectados por ella, al contrario, se vanaglorian de la existencia de estos medios de distribución, los agradecen y los celebran.
También estoy diciendo que estos hombres son víctimas de otro hombre, porque, si bien es cierto que no son todos los hombres quienes violentan, también es cierto que cuando existe violencia machista y patriarcal hay un hombre detrás de dichos actos.
Algunos hombres incluso se quedaron después de saber qué hermana Hong no era en realidad una mujer, porque parte de la violencia patriarcal es el abuso de poder, dominio o control que puedas ejercer sobre otros por lo que el éxito de hermana Hong fue mostrarse vulnerable.
Aunque así lo parezca, este caso no me alegra, de hecho me entristece mucho porque pareciera que ese tipo de violencia nunca va a terminar. Por qué no importa en qué parte del mundo nos encontremos siempre hay alguien dispuesto a lucrar con la sexualidad de las personas.
Sin ir muy lejos, en nuestra propia ciudad de Saltillo Coahuila, se detuvo a un extranjero de origen japonés, ya que acudió a un hotel en el bulevar galerías con una menor de edad en estado inconveniente, hecho que fue denunciado por uno de los empleados a las autoridades.
Es alarmante que, en los comentarios de esta noticia, se menciona que la menor es “escort” o acompañante, cómo si esto restara importancia a los hechos perpetrados por el violador.
También es preocupante que una figura jurídica como el estupro sea una puerta de salida fácil para agresores sexuales y violadores, pues, al ser este un delito con una pena menor muchas veces sirve como un recurso a favor de los delincuentes y no de las víctimas.
Partamos del hecho de que un menor de edad no tiene la capacidad para consentir un acto sexual y las consecuencias que este conlleva, así pues, aunque no exista uso de fuerza sí existe violencia en la coacción ejercida sobre un menor de edad para acceder sexualmente a su cuerpo, así que desde mi punto de vista, estupro o violación son exactamente lo mismo y deberían ser castigados de una manera más severa. Como diría mi abuela “no todo lo que brilla es oro” pensemos por un momento que esa menor de edad no solo está siendo víctima de uno sino de varios agresores quizá forma parte de una red de trata, y no significa que ella se esté prostituyendo por su propia voluntad.
El día que dejemos de ver los cuerpos como objetos entenderemos la violencia que existe detrás de llamar trabajo a la prostitución y/o pornografía.
No existe nada glamoroso detrás de la cosificación y sexualización de una menor de edad, no es cierto que ellas busquen a su sugar daddy o que puedan proveerse a través de sus cuerpos ya sea de manera física o virtual por medio de plataformas como onlyfans.
Lo que observo en ambos casos, es la doble moral de los hombres según se encuentren en el lado de víctimas o victimarios, si ellos son las víctimas se indignan y se ofenden ante el engaño, si ellos son los victimarios, entonces la víctima tiene la culpa por ingenua o se lo buscó y lo provocó ella misma. Pero rara vez un hombre va a asumir el rol de cuestionar los privilegios que le otorga el sistema para seguir violentando a otros y otras.
Mientras tanto las cifras no bajan, las mujeres seguimos muriendo en este país a razón de 10 cada día por feminicidio, la mayoría de los feminicidios son cometidos por la pareja sentimental y los tipos de violencia machista se diversifican más y más.
Mientras exista demanda de prostitución y pornografía seguiremos viendo casos como el de Sister Hong o el de la menor abusada en nuestra ciudad, porque los machos siguen creyendo que las mujeres somos ciudadanas de segunda a su servicio y disposición.



