Científicos japoneses desarrollan sangre artificial compatible con todos los grupos sanguíneos

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Tokio, Japón.- Un equipo de científicos japoneses lograron un gran avance médico: el desarrollo de sangre artificial compatible con todos los grupos sanguíneos humanos. El hallazgo promete transformar la atención de emergencias y salvar miles de vidas alrededor del mundo. La investigación está liderada por el equipo del profesor Hiromi Sakai en la Universidad Médica de Nara.

El estudio consiste en una tecnología avanzada que utiliza vesículas de hemoglobina: microcápsulas que replican la función principal de los glóbulos rojos, es decir, transportar oxígeno por el organismo.

El corazón de este avance reside en la ingeniería de las vesículas de hemoglobina, diminutas esferas lipídicas que encapsulan la hemoglobina humana purificada. A diferencia de los glóbulos rojos naturales, estas vesículas carecen de los antígenos responsables de las reacciones inmunológicas, lo que elimina el riesgo de rechazo y permite su uso universal.

Además, la sangre sintética puede almacenarse por hasta dos años a temperatura ambiente y por cinco años refrigerada, lo que supone una mejora significativa con respecto a los glóbulos rojos donados, que solo pueden almacenarse refrigerados durante un máximo de 42 días.

Los ensayos a pequeña escala comenzaron en 2022, cuando tres grupos de cuatro voluntarios varones sanos de entre 20 y 50 años recibieron una única inyección intravenosa de vesículas de hemoglobina en cantidades crecientes, hasta 100 mililitros.

Aunque algunos participantes experimentaron efectos secundarios leves, no se produjeron cambios significativos en los signos vitales, incluida la presión arterial. A raíz de ese éxito, Sakai anunció el pasado mes de julio que su equipo estaba acelerando el proceso. En marzo, comenzó a administrar entre 100 y 400 mililitros de la solución de células sanguíneas artificiales a los voluntarios.

En caso de que no se confirmen efectos secundarios, el ensayo pasará a examinar la eficacia y la seguridad del tratamiento. El objetivo de los investigadores es que los glóbulos rojos artificiales puedan empezar a usarse para el año 2030.

Este proyecto podría significar un cambio radical en la forma en que se abordan las emergencias médicas, mejorando la eficiencia y la efectividad de los tratamientos. Sería útil para tratar a los pacientes antes de que lleguen al hospital, ya que no sería necesario confirmar su tipo de sangre para transfusiones; y su disponibilidad sería mucho mayor a la actual proveniente de donantes.

En un mundo donde el 84 por ciento de la población carece de acceso oportuno a sangre segura, y donde el envejecimiento demográfico agrava la escasez de donantes, este avance representa mucho más que un logro científico: es una promesa tangible de equidad y resiliencia para la salud global. (EL HERALDO)

 

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