
Londres, Inglaterra.- Un reciente ensayo clínico descubrió que la semaglutida, sustancia activa del popular medicamento ‘Ozempic’ utilizado principalmente para tratar la diabetes tipo 2 y recientemente para combatir la obesidad, ha captado la atención de investigadores por un nuevo y prometedor beneficio: su capacidad para revertir el hígado graso.
Este hallazgo, publicado en la revista ‘New England Journal of Medicine’, sugiere que la semaglutida, no solo apoya en la pérdida de peso, sino que también podría desempeñar un papel clave en la mejora de la salud hepática y metabólica, en los ensayos la aplicación de este medicamento resultó beneficioso en dos de cada tres pacientes y mejoró también a los que tenían fibrosis hepática, además de ayudarles con la obesidad.
El estudio clínico, realizado en 37 países y con la participación de 800 pacientes con esteatohepatitis asociada con disfunción metabólica (MASH), una de las formas más avanzadas del hígado graso, arrojó resultados alentadores. Durante 72 semanas, los participantes tratados con semaglutida mostraron una reducción significativa de la inflamación hepática.
De acuerdo con los datos del ensayo, cerca del 37 por ciento de los pacientes redujo significativamente la inflamación, mientras que aproximadamente un tercio logró mejoras visibles en las cicatrices del hígado. Estas cicatrices, comúnmente conocidas como fibrosis, son un indicador clave en la progresión hacia complicaciones graves como cirrosis o insuficiencia hepática.
Los investigadores destacan que estos resultados podrían abrir nuevas posibilidades terapéuticas para el tratamiento del hígado graso y sus complicaciones, aunque también mencionan que es esencial avanzar en más estudios antes de generalizar su uso para esta condición.
El hígado graso ocurre cuando una acumulación anormal de grasa invade este órgano, superando el 5 por ciento del peso hepático. Esta condición puede tener varias causas, que incluyen el consumo excesivo de alcohol, obesidad, diabetes tipo 2, resistencia a la insulina o síndrome metabólico. Aunque muchas veces es una enfermedad silenciosa y sin síntomas, puede avanzar hacia complicaciones graves como cirrosis, insuficiencia hepática o incluso cáncer de hígado.
A pesar de los hallazgos positivos, el tratamiento con Ozempic no está exento de riesgos. Los efectos secundarios más comunes incluyen náuseas, vómitos, diarrea y malestar abdominal. En casos menos frecuentes, se han reportado pancreatitis, hipoglucemia, complicaciones en la vesícula biliar y alteraciones visuales.
Por eso, es crucial que este medicamento sea prescrito y supervisado estrictamente por un médico. Usar Ozempic de manera incorrecta, especialmente con fines no aprobados como la pérdida de peso por cuenta propia, puede poner en riesgo la salud.
Por tal motivo, los expertos de la ciencia médica señalan que confiar exclusivamente en medicamentos sin cambios en los hábitos de vida o sin supervisión médica puede resultar peligroso. Una alimentación adecuada, ejercicio regular y un enfoque integral de salud siguen siendo fundamentales para el tratamiento y prevención de esta enfermedad. (EL HERALDO)
https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa2413258


