Teherán, Irán.- El gobierno de Irán ha escalado su estrategia de represión con el uso de drones, cámaras de vigilancia y aplicaciones móviles para perseguir a mujeres que desafían la estricta normativa del velo islámico, según un informe de las Naciones Unidas.
Investigadores de la Misión Internacional Independiente de Determinación de los Hechos sobre Irán han revelado que las autoridades iraníes recurren cada vez más a la “vigilancia patrocinada por el Estado”, alentando a ciudadanos a denunciar supuestas infracciones mediante aplicaciones especializadas en teléfonos móviles. Esta ofensiva se suma a un sistema de detenciones arbitrarias, golpizas y violencia sexual en contra de aquellas que desafían las normas del régimen.
El informe expone la implementación de tecnología de reconocimiento facial en espacios públicos y universidades, como en la Amirkabir University de Teherán, donde se han instalado sistemas para identificar a mujeres que no usan el velo. Asimismo, cámaras de seguridad en las principales carreteras del país están siendo utilizadas para rastrear y sancionar a las infractoras.
Además, la policía iraní ha desarrollado la aplicación móvil “Nazer”, que permite a individuos denunciar anónimamente a mujeres que no cumplen con la normativa en vehículos públicos y privados. Una vez identificada la infracción, se envían mensajes de advertencia al dueño del automóvil y, en caso de reincidencia, el vehículo puede ser confiscado.
Las represalias por desafiar la ley del hiyab son brutales. Según el informe, las mujeres que protestan contra el uso obligatorio del velo enfrentan arrestos violentos, torturas e incluso violaciones en custodia.
“Dos años y medio después del inicio de las protestas en septiembre de 2022, las mujeres y niñas en Irán siguen sufriendo una discriminación sistemática, tanto en la ley como en la práctica, que permea todos los aspectos de sus vidas, en particular en lo que respecta a la aplicación del hiyab obligatorio”, señala el informe.
Mientras tanto, el régimen ejecutó al menos a 938 personas el año pasado, el triple que en 2021, según la ONU. Si bien muchas fueron condenadas por delitos de drogas, el informe señala que las ejecuciones “indican un nexo con la represión general de la disidencia en este período”.
El reporte detalla múltiples casos de ejecuciones extrajudiciales disfrazadas de suicidios y violencia sexual sistemática en centros de detención. Se documenta el caso de una mujer arrestada que fue brutalmente golpeada, sometida a dos simulacros de ejecución y posteriormente violada en grupo por agentes del Estado.
Las conclusiones de la ONU, que incluyen pruebas de torturas y represalias sistemáticas contra familias de víctimas, serán presentadas al Consejo de Derechos Humanos el próximo 18 de marzo. Mientras tanto, la maquinaria represiva del régimen iraní sigue perfeccionando su tecnología de vigilancia y castigo, en un intento por sofocar la resistencia de las mujeres que se niegan a ceder. (EL HERALDO)
https://news.un.org/es/story/2025/03/1537241
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