SALTO DE LETRA


Contra ataques

La economía americana ha resentido las decisiones de Donald Trump en los albores de su segundo mandato. Aunque es prematuro enjuiciar los resultados, el desenvolvimiento en los mercados parece castigar la actual política amenazadora de aranceles y la, quizá no esperada, respuesta y ataque por otros paises. No solamente Canadá reaccionó imponiendo aranceles a productos amaericanos, la Unión Europea lo hizo también anunciando aranceles por 26 billones de euros. Fue una exquisitez política que el anuncio de aplicación de éstos aranceles hecho por Ursula von der  Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, reiterase ambas cantidades, los 28 billones de dólares y los 26 billones de euros, inspirando con ello la estabilidad cambiaria de su moneda. Todos estos anuncios implican una guerra comercial. Una guerra que se gesta en los escritorios y anuncios en medios. Aun sigue siendo ambigüa entre las imposiciones y retracciones, pero empieza a tumbar una idea: “somos dependientes”.

Estos ataques y contra ataques no están inspirando confianza y los accionistas, inversores y empresarios ven con suma cautela una administración que se empeña por fortalecer una visión localista en un mundo que se ha construido globalmente. El desarrollo no puede existir sin la esperanza de un buen futuro, la especulación es fijar la esperanza y adherirle un valor, real o irreal no importa, lo valioso es la esperanza.

Aún y cuando cada nación es ambiciosa y vela por sus intereses, hoy hemos cosechado lo sembrado desde 1947, la construcción de un mundo global. Estados Unidos fue quien impulsó el GATT de aquel entonces (Acuerdo General de Aranceles y Tarifas) hoy es la Organización Mundial de Comercio, que ha palidecido ante estos encontronazos sobre cualquier tratado y acuerdo. El neoliberalismo que implicaba la apertura a un mundo cuyas fronteras se reducen para albergar grandes fenómenos globales sacrificando los antiguos actores locales. Conocimos y soportamos de crisis que empezaban con uno y golpeaban a muchos y aprendimos a tener el beneficio del mundo con menos fronteras. Hoy dia, los crecimientos individuales han palidecido y Estados Unidos enfrenta una seria crisis interna ante la competitividad de otros escenarios. El desempleo, la inversión, la migración de capitales y recientemente los problemas sociales asociados a la drogadicción entre muchos otros, han calado hondo revelando crueles heridas en un tejido que se supuso invencible.

Estos tiempos son volátiles, inciertos, complejos y ambiguos, pero ¿cuáles no lo son?, los desafíos de la implementación de aranceles para hacer cumplir otras peticiones están alertando a los gobiernos a buscar otras relaciones comerciales, modificar sus cadenas de suministro y también están visualizando los efectos de estos cambios en su economía. En su momento México perdió un miedo ancestral al aumento en el salario mínimo y padecer como consecuencia una alta inflación, ciertamente hoy estamos visualizando la posibilidad de no incluir una comercialización con la principal economía del mundo. Como en muchos otros momentos estamos en la frontera de un cambio, una geopolítica incluso diferente.

La reacción y contra ataque parece ser aplaudida y la diplomacia dejada en un segundo plano. Aunque no sabemos el desenlace, las oportunidades son fugaces, y muchos están tomando el contrataque como una herramienta no solamente de freno ante las amenazas sino también de fortalecimiento interno, la política que se crece con los peligros.

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El Heraldo de Saltillo
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