COMO DECÍA MI ABUELA

“A palabras necias”…

Cuando mi abuela, mi mamá, o alguna de mis tías cocinaba; no faltaban los comentarios de mi abuelo, mi padre o mi tío, respecto a la comida: Que si  llevaba mas ajo, que esta carne lleva pimienta, que el capeado para los chiles rellenos no se hace de esa manera, y así un montón de comentarios y cambios a las recetas los cuales, dicho sea de paso, solo se quedaban en palabras y no en acciones, por lo que mi abuela sólo respondía  “a palabras necias, oídos sordos” y seguía sus recetas tal y  como ella sabía.

La violencia que vivimos las mujeres está tan normalizada dentro de nuestra sociedad y tiene tantas facetas, que muchas veces pasa inadvertida para la mayoría de las personas, pero no para quienes tenemos puestas las “gafas violeta” que nos ofrecen una mirada nítida ante el machismo que nos rodea y, además, una vez que las usamos es muy difícil quitárnoslas.

Por esto resulta sumamente desafiante seguir el dicho de mi abuela “a palabras necias oídos sordos” cuando alrededor del 8M tradicionalmente se comienza a compartir información errónea y estereotipada acerca de las marchas, frecuentemente se hace alusión a los derechos y “privilegios” que han conquistado las mujeres, al “libertinaje sexual” que tenemos ahora gracias a la legalización del aborto, se nos llama “feminazis” y se nos acusa de odiar a los hombres, se nos invita a “arreglarnos” y portar prendas moradas en nuestros centros de trabajo para aparecer en la propaganda alusiva al día internacional de la mujer, y un sinfín de acciones encaminadas a desalentar a aquéllas que aún no acuden a ninguna marcha, o para poner a la sociedad en contra del movimiento: acciones encaminadas a silenciarnos y a modelar nuestra conducta.

Con lo anterior no estoy diciendo que el feminismo no acepta críticas, al contrario, cuando las críticas son constructivas abren espacio para el debate y la retroalimentación, se establecen líneas de comunicación entre diversos sectores de la sociedad que pueden ser muy benéficas para que más personas conozcan los fundamentos del movimiento feminista y las razones por las cuales  salimos a marchar.

Pero sí creo que hay una diferencia muy grande entre una crítica constructiva y afirmaciones que se expresan como verdades universales y no como opiniones, al tachar de malo o de negativo a un movimiento social que lucha por los derechos humanos, porque la lucha por los derechos de las mujeres nos concierne a todos como sociedad.

Es importante entender que cualquier persona tiene derecho a manifestarse y que las marchas son una forma de manifestación y desobediencia civil, esto último no debe entenderse como actos de rebeldía sin sustento, sino como acciones encaminadas a mostrarle al Estado nuestro descontento respecto a sus políticas (o la falta de éstas) para responder ante la violencia en contra de las mujeres.

También es importante ver al feminismo como un conjunto de ideologías encaminadas a buscar terminar con todas las formas de violencia, opresión y discriminación en contra de las mujeres, que surge como respuesta y en contra de la ideología del machismo, no como un ataque contra los hombres, pues somos conscientes que el machismo permea en todos los individuos de nuestra sociedad, incluyendo a las propias mujeres, usar las “gafas violetas” es un trabajo constante.

El 8M debería ser una fecha que nos invite a la reflexión individual, pero también colectiva. Que permita entender que aunque tenemos muchos avances en materia de derechos; nos estamos quedando cortos al momento de aplicarlos, que estos derechos fueron conquistas de otras mujeres que salieron a manifestar su descontento y no graciosas concesiones del Estado, y que no porque se encuentre en una ley, funcionarios y sociedad van a respetar nuestros derechos.

Entendamos que, si bien hemos alcanzado justicia y equidad en el papel, esta aún no se traduce a justicia y equidad palpable y tangible para todas las mujeres de nuestro país.

Este 8M las invito a marchar, o salir a las calles alrededor de la marcha y observar la unión y sororidad que se vive en el ambiente. Las invito a “hacer oídos sordos” ante los detractores del feminismo y comprobar por ustedes mismas que cuando decimos amiga, hermana, aquí está tu manada” es verdad, que el grito “no estás sola” es más que una muestra de solidaridad, sino que señala que la violencia que vive una nos atraviesa a todas porque es un problema estructural.

Así que, como decía mi abuela, “a palabras necias, oídos sordos” y sigamos alzando la voz por aquéllas que ya no pueden hacerlo.