Una mancha en el calzado es problemática, pero la forma en la que se limpia puede empeorar la situación, en especial, si se recurre a métodos agresivos que comprometan la calidad del material, afecten su estructura y reduzcan su durabilidad.
¿Ese es tu caso? Si sospechas que tu rutina de limpieza está dañando tus zapatos, entonces sigue leyendo para que te enteres de cuáles son las señales que no debes ignorar, las cosas que no se recomienda hacer a la hora de quitarles cualquier tipo de suciedad y cómo mantener a salvo tus tenis blancos o de color.
Frotar con demasiada fuerza
Aplicar una presión excesiva al utilizar cepillos o esponjas ásperas, no va a eliminar la suciedad; lo que va a provocar es que las fibras del material se desgasten, el color se pierda y que el calzado tenga una apariencia envejecida.
¡Ten en cuenta que la tela y la gamuza son sensibles a ese tipo de daño! Incluso en modelos de cuero o sintéticos, el roce agresivo contribuirá a la pérdida del recubrimiento protector. Además, en el futuro, serán más propensos a manchas y grietas.
Meterlos a la lavadora
Cualquier persona pensaría que es un modo cómodo de dejarlos impecables sin esfuerzo, pero, en realidad, se trata de un método perjudicial. La combinación de agua, detergente y la fricción contra el tambor de la máquina, terminará por debilitar los adhesivos y deteriorar el material exterior. El resultado a largo plazo es un calzado sin forma ni estructura.
Una de las consecuencias más comunes es el desprendimiento de la suela. Varias marcas utilizan pegamentos diseñados para soportar el uso diario, pero no la humedad de un ciclo de lavado. Y, esos golpes con el tambor que ya señalamos, pueden ser los culpables de causar fisuras en la suela o deformaciones en el soporte interno.
Y sí, es verdad ciertos modelos están diseñados para resistir el lavado a máquina, sin embargo, en la mayoría de los casos es mejor optar por una limpieza manual. Es indispensable cuidar adecuadamente de los tenis para dama y caballero, sin excepción.
Usar cloro
En un inicio, hace que el calzado luzca más limpio, pero conforme pasa el tiempo, es una de las peores decisiones. Este químico no solo debilita las fibras de la tela, también es capaz de provocar un amarillamiento, justo lo contrario de lo que se busca al emplearlo.
En materiales sintéticos y de cuero, el daño es aún más evidente. El cloro reseca la superficie, le quita flexibilidad al tenis y, en consecuencia, el uso lo acaba por agrietar. Si no se diluye correctamente, es posible que deje manchas irregulares o que descomponga el pegamento que une las diferentes partes del calzado.
Remojo prolongado
El agua tarda en evaporarse, además, logra filtrarse en las capas internas de los zapatos, afectando la espuma y los adhesivos que mantienen la estructura en su lugar. El mal olor es otro factor que juega en contra, pues cuando el par no se seca por completo, la humedad da pie a la proliferación de hongos y bacterias.
Para el cuero y la gamuza, las circunstancias no cambian mucho: la humedad puede manchar y deformar. Como tip, limítate a utilizar un paño húmedo o una esponja en lugar de sumergir los tenis, así se controla la cantidad de humedad.
Secarlos al sol o con secadora
La exposición directa a altas temperaturas es una de las maneras más rápidas de deteriorar su estructura y endurecer los materiales sintéticos. En modelos de tela, el sol contribuye a que se desvanezcan los colores; mientras que en los que tienen suela de pegamento, el calor atenúa la adhesión; es decir, aumenta el riesgo de que se despeguen antes de tiempo.
Para un secado seguro, déjalos en un lugar ventilado, a la sombra, y, si te es posible, rellénalos con papel absorbente con el objetivo de que no pierdan su forma y aceleres la evaporación del agua.
Un cepillo equivocado
Por un lado, las cerdas demasiado duras en materiales delicados, llegan a generar rasguños o a desprender la textura de la superficie, dejando un acabado desgastado y poco uniforme; por el otro, un cepillo suave en las zonas más sucias, como la suela o los bordes de goma, no será muy efectivo para retirar residuos acumulados.
De preferencia, usa las cerdas blandas para el material superior del calzado y opta por las firmes para ocuparte de la suela u otras áreas en las que la mugre se acumule; de esa manera, mantendrás un equilibrio entre limpieza y cuidado.
Ignorar las instrucciones del fabricante
Cada par de tenis requiere cuidados distintos: no todos pueden lavarse con agua, algunos exigen productos especializados, y otros, tienen detalles que se deterioran con facilidad si no se tratan adecuadamente.
Por ejemplo, la gamuza y el nobuk no deben mojarse mucho, los tenis con detalles en piel necesitan hidratación después de la limpieza, y ciertos modelos con acabados reflectantes llegan a perder su efecto si se frotan con una técnica agresiva.
Antes de lavar tu par, revisa las instrucciones de cuidado que, por lo general, se encuentran en la etiqueta o en la caja del producto.
Anotaciones finales
Una gran parte de los errores en la limpieza de tenis provienen de la idea de que más es mejor: más jabón, más agua, más fuerza al tallar o más calor para secar; sin embargo, con una buena técnica y un mantenimiento apropiado, obtendrás excelentes resultados.
Si ya aplicaste alguno de estos métodos en tu calzado, aún estás a tiempo de cambiar tu rutina de limpieza para evitar que el daño avance. Y si adquiriste un par nuevo, ahora sabes cómo mantenerlo en buen estado.
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