Cómo podemos influir en los conflictos
A lo largo de nuestra vida, a través de nuestras relaciones y de las diferentes experiencias que vivimos, podemos vivir situaciones en las cuales los resultados o las interacciones no se dan de acuerdo a nuestras expectativas o según lo acordado. Por lo general, la mayoría de las desavenencias en las relaciones se dan a causa de expectativas o acuerdos no cumplidos.
Cuando nos resistimos a aceptar esos resultados, o bien, cuando nos percibimos lastimados ante ellos, se genera una situación con la cual entramos en un conflicto, precisamente a causa de la dificultad para aceptarla, ya que, de manera inconsciente, pudiéramos llegar a creer que hacerlo nos pondrá en desventaja, o nos generará pérdida, ya sea a nivel material, físico, emocional o espiritual.
¿Cómo puedo influir positivamente para poder transformar esa situación y llegar a una resolución asertiva?
La buena noticia es que, las cosas no tienen un valor hasta que nosotros se lo agregamos, es decir, sólamente son, y lo que, en realidad produce una herida o una desventaja, es el significado que le damos a la situación; es decir, nosotros le aplicamos un juicio de valor, que le atribuye una cualidad: es buena o es mala.
Y ese juicio de valor sólamente se da bajo nuestra percepción, bajo el sentimiento que, tal vez, pudimos experimentar ante un momento de impotencia.
En cualquier momento, podemos cambiar los significados si observamos la situación desde una perspectiva diferente y que nos permita tomar acción para transformar los resultados. Para esto, es imprescindible que podamos diferenciar el conflicto de la situación conflictiva.
La situación conflictiva es el hecho, el evento, que quizá pudo haber sucedido sin que me pudiera dar cuenta. Tal vez producto de una acción inocente o de una traición, un abuso o un descuido. Y es crucial aceptar que, eso que pasó, ya no se puede cambiar, porque desde el momento que pasó quedó instalado en el pasado.
A diferencia de la situación conflictiva, el conflicto se deriva de mi inconformidad con el resultado o del significado que le asigno al hecho, y que provoca dentro de mí emociones de rabia, tristeza, frustración o decepción, ya que no alcanzo a percibir que pueda haber algún beneficio para mi dentro de la situación conflictiva, ni a corto, ni a mediano o a largo plazo.
El conflicto es interno, produce una queja y una sensación de impotencia al no poder hacer nada al respecto para cambiar los hechos.
El error en el que comúnmente podemos caer consiste en querer resolver la situación conflictiva, el hecho consumado, o pretender que no sucedió, lo que provoca que nos quedemos en un estado de víctima, martirizándonos con preguntas desempoderantes como: “¿por qué? ¿por qué a mí? ¿qué hice para merecer esto?” O con reproches como: “si tan sólo hubiera… debería haber sido diferente… debería haber hecho”…
¿Cómo puedo recuperar mi posición de poder en la situación?
Centrándome en resolver el conflicto, que es interno, en llenar ese vacío o satisfacer la necesidad que se quedó en el aire, para que podamos provocar un diálogo constructivo que permita que ambas partes lleguen a nuevos acuerdos, no para reprochar o cambiar hechos del pasado. Mi punto de influencia y de poder está en la manera de manejar el conflicto, no en pretender cambiar los hechos.
A partir del momento presente, tengo la capacidad de tomar una decisión acerca de lo que yo quiero hacer con eso, que ya está aquí.
También puedo cambiar mi perspectiva y encontrar un beneficio que, aunque se encuentre bajo la sombra del desagrado, siempre existe en cada situación. Al otorgarle un significado diferente, puedo generar nuevas emociones que me permitan transformar mi mentalidad y encontrar, de este modo, un nuevo plan de acción que me permita construir un beneficio a partir de todo esto.
Recuerda: No podemos cambiar lo que pasó, pero sí podemos decidir lo que queremos que suceda con eso que pasó…
En coaching nos especializamos en encontrar significados diferentes y en generar beneficios a partir de lo que existe en el momento presente, aunado a las habilidades y los recursos del pasado, para que puedas utilizar cada piedra del camino como materia prima en los peldaños de ascenso hacia tu plenitud y tu éxito.
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