De dónde vamos a agarrar el agua
No se necesita tener una bolita mágica, ser adivino, oraculero o clarividente para saber, desde que se anunció el proyecto presidencial de la pasada administración conocido como Agua Saludable para La Laguna, que este iba a estar permanentemente comprometido porque los periodos de prolongada sequía son cíclicos y gracias al calentamiento global, el tiempo entre uno son cada vez más cortos, y su duración más prolongada.
En muchas ocasiones desde el anuncio del proyecto, en este mismo espacio usted y yo hemos conversado sobre el tema que, no me cansaré de repetirlo las veces que sea necesario, al final del día va a resultar un rotundo fracaso; no va a funcionar como lo proyectó el plan original, pero lo peor de todo es que, así llegara a cumplirse según ese dichoso proyecto original, jamás representa una solución a la problemática que dice combatirá: la sobreexplotación de los mantos freáticos de la Laguna, y por tanto la contaminación del agua del subsuelo con arsénico y otros metales pesados.
Una recuperación real podría ser posible si la mayoría de los pozos que extraen agua del subsuelo, dejaran de funcionar así fuera de manera ‘tandeada’, pero como alrededor del 90 por ciento del agua del subsuelo se utiliza para la siembra de forrajes para la preservación de la cuenca lechera en la Comarca, eso no va a suceder nunca.
Los pozos del sector lechero jamás van a dejar de funcionar, sólo los que manejan los sistemas operadores de agua potable de los municipios, que en su conjunto apenas sí consumen menos del 10 por cierto de los volúmenes que se extraen del subsuelo. Actualmente como una forma de ‘curarse en salud’, la Conagua a través de Agua Saludable para La Laguna, ha estado dotando del líquido a los sistemas municipales.
¿Por qué curarse en salud? Porque el proyecto, que lleva ya dos inauguraciones, y cuenta con una placa que fue instalada sólo para que
apareciera el nombre del ex rey del Palacio y de cuyo nombre no quiero acordarme, sigue sin funcionar a plenitud porque el proyecto no está terminado como se concibió, y ya enfrenta la primera sequía, las presas del sistema de la cuenca del Nazas, la Lázaro Cárdenas (El Palmito) y la Francisco Zarco (Las Tórtolas) están a alrededor de una tercera parte de su capacidad de almacenamiento.
Dicho más claramente, no hay suficiente agua en las presas, por lo que el Comité Hidráulico del Distrito de Riego 017, solamente autorizó la extracción de 400 millones de metros cúbicos para el ciclo agrícola que arranca en marzo; esto es, la mitad de los 800 millones de metros cúbicos que se extrajeron en el ciclo anterior, por lo que se volverá a un escenario que no se había vivido desde hace casi un cuarto de siglo: que se tendrá un miniciclo agrícola y el establecimiento de zonas compactas para los productores del sector social, con el consecuente daño, sobre todo económico, para el campo lagunero, que cuando mucho podrá irrigar si acaso unas 30 mil hectáreas.
Para el sector privado el problema no es tan dramático porque si bien, ellos también tendrán una limitación en la disponibilidad del agua rodada, les queda la gran opción de extraer del subsuelo el líquido que necesitan para la siembra de los forrajes y el sostenimiento de hato lechero. Según la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, se requieren mil litros de agua para producir un litro de leche, aunque un estudio de 2018 arrojó que se necesitan 628 litros de agua para producir un litro de leche. Así de ese tamaño es el problema.
Hasta este jueves, de acuerdo con el reporte diario emitido por la Conagua, la presa Lázaro Cárdenas tenía un almacenamiento de 921 millones de metros cúbicos, 31.14 de su capacidad total; y la Francisco Zarco poco más de 111 millones de metros cúbicos, 36.11 por ciento de su capacidad de almacenamiento. En este año se va a utilizar más de la mitad de lo que actualmente se tiene.
¿Y qué va a pasar si se prolonga el periodo de secas? ¿Si este año vuelven a escasear con el inmediato anterior, las precipitaciones pluviales?
Como muchos de los proyectos de la pasada administración, en el de Agua Saludable no se consideraron factores tan importantes, como las sequías y la
falta de disponibilidad de líquido. Pero qué se puede esperar si ni siquiera se proyectaron bien los tiempos de realización de la obra ni los costos, como en muchos otros.
Este proyecto de Agua Saludable para La Laguna tendría que haber iniciado su operación al cien por ciento a finales del 2023, y su costo inicial programado alcanzaba apenas los 6 mil millones de pesos. Con más de un año de atraso los recursos destinados han alcanzado los 17 mil millones de pesos, más lo que falta, porque la obra aún no está terminada.
Y luego ¿cómo lo van a operar si la sequía se prolonga, si no hay disponibilidad de agua en el sistema de presas de la cuenca del Nazas? ¿De dónde vamos a agarrar el agua? Son preguntas, uno nada más por andar de metiche y preguntón. Pero sería bueno que la Conagua o alguien pudiera aclarar estas y muchas otras dudas más.
laotraplana@gmail.com
X= @JulianParraIba
Autor
- Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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