COMPETENCIA Y COOPERACIÓN

 Columna de El Colegio de Economistas de Coahuila, A.C.

 Consejos, observaciones y estrategias para manejar finanzas personales saludables

 Por Lic. Eduardo Tomás Herrera Ayala

Una de las mayores preocupaciones de todos los jóvenes adultos que recién nos integramos a la vida laboral es el manejo adecuado de las finanzas personales.

En la actualidad tenemos más herramientas a nuestro alcance en comparación con tiempos pasados. Existen nuevas SOFIPOS como la del banco “Nu” que ofrece un rendimiento fijo de 12% anual por tus ahorros, sin cobrar comisiones.

Suelo recomendar a toda persona que me cruce que siga la regla “50, 30, 20”: Esta dicta que hay que destinar el 50% de nuestros ingresos a los gastos de necesidades, lo que incluye renta, servicio de agua, electricidad, gas, gasolina, internet, telefonía, comida, víveres, ropa, etc.

El 30% lo que ganemos debe ser aprovechado para nuestros deseos: cosas que no son necesarias para vivir, pero aun así, aportan valor al darnos satisfacción, felicidad, y ganas de continuar con nuestra vida. Pueden ser salidas con amigos, citas, comida elegante, postres, dulces, juegos, ropa bonita, entre otras.

El 20% restante será ahorrado o invertido para pensar en el futuro, en compras grandes o en imprevistos costosos; me refiero a ahorrar para una casa, un auto, el retiro, emergencias médicas, pagos de seguros y en general todo lo que tenga que ver con el largo plazo.

El salario promedio mensual en México es de $6,150 pesos, lo que significa que la persona promedio destinaría $3,075 pesos a sus necesidades básicas, $1,845 pesos a sus deseos y entretenimientos y $1,230 pesos a sus ahorros e inversiones.

Esta persona podría utilizar una cuenta bancaría que otorgue rendimientos fijos para mantener sus ahorros a salvo de la inflación que redujo en este año un 4% del valor de nuestro dinero. Asumiendo entonces, que se puede ahorrar $14,760 pesos al año y que el dinero se mantuvo en una de estas cuentas, tendremos como resultado $16,531.20 pesos al final del primer año.

Imaginemos que el individuo en cuestión tiene planeado comprar una casa de un millón de pesos, eso significa que, sin invertir y sin pedir créditos, le tomaría 67 años comprarla, esto es una locura, en especial tomando en cuenta que, hoy en día, una casa de un millón es considerada una casa barata, al menos en mi ciudad.

Para que la persona promedio tenga acceso a los bienes inmuebles, existen los créditos hipotecarios. Típicamente estos créditos piden un 30% del valor de la casa como enganche, por lo que solo necesitamos llegar a $300,000 pesos. Lo anterior implica que, en lugar de tardarnos 67 años en tener una casa, solo nos tomaría 20 años, esto si no invertimos, o ahorramos en una cuenta con rendimientos.

Cuando el ahorro con rendimiento entra en la ecuación, nos tomaría 10 años y medio llegar a la cantidad necesaria para el enganche. Con algo tan simple y que no tiene ningún costo logramos reducir a la mitad el tiempo que nos tomaría comprar una casa.

La regla “50,30,20” es efectiva porque no es excesivamente restrictiva con los gastos y da lugar a la diversión que evita que las personas se depriman y desistan en continuar ahorrando o invirtiendo, de la misma manera, no hay nada que evite que, en lugar de destinar 20% del ingreso al ahorro, decidas utilizar el 50% para este fin, acortando significativamente la espera.

También podemos tomar vías más arriesgadas pero que traen consigo mayor beneficio: la venta de bienes y servicios suele tener rendimientos más altos. Recomiendo tener a su disposición alguna tienda mayorista donde pueda comprar productos que pueda vender al menudeo para aumentar sus ingresos.

Todos los consejos anteriores funcionan siempre y cuando exista coherencia entre el nivel de gasto deseado y el nivel de ingreso actual de la persona, para esto se necesita de disciplina con el dinero y no dejar que nos queme las manos.

No cabe duda de que, en esta economía, los nuevos adultos nos enfrentamos a retos que pueden parecer insuperables, no obstante, soy de la opinión de que, con una buena administración se puede llevar, incluso con un salario mínimo, una vida digna y plena, en la que se tenga acceso a una vivienda, un medio de transporte, atención médica y un plan de retiro.

 

Autor

El Heraldo de Saltillo
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