Tapachula, México.- El venezolano Nelson Paredes, de 68 años, es el único integrante de la caravana migrante que no ve bien y va hasta delante del contingente de al menos 2 mil personas que salió rumbo a la frontera norte del país desde las primeras horas de este lunes, en el que Donald Trump asumió como Presidente de Estados Unidos.
Nelson va sentado en un carrito viejo de supermercado que compró en Tapachula por 150 pesos y que empuja su hijo Anderson.
También carga un bastón, bolsas con ropa y medicamentos para el glaucoma, su ilusión es llegar al país vecino, encontrar una fundación y revertir la enfermedad.
A un lado, a paso rápido van varias mujeres de diferentes nacionalidades, quienes empujan las carriolas en las que van sus hijos e hijas, y en los que también llevan ropa y botellones de agua.
En la cola de la caravana va una ambulancia de Protección Civil.
“¡OrÍllense a la derecha! ¡Tenemos que respetar que pasen los carros mexicanos! grita Elkin, un joven colombiano que junto a tres adultos dirige la caravana, la número 14 que ha salido de esta ciudad desde el pasado 1 de octubre, cuando Claudia Sheinbaum asumió como Presidenta de México.
La madrugada de este lunes han caminado 3.1 kilómetros desde Tapachula hacía Viva México, lo que se hace en 20 minutos en vehículo, estas personas lo han hecho en dos horas, a paso rápido y sin descanso.
El contingente se prepara para llegar al primer retén del Instituto Nacional de Migración (INM).
“¡Caminemos ordenados, hay que respetar!”, dice Elkin, quien ha regañado en todo el camino, al exigir una caravana compacta, pues es la única manera de avanzar seguro.
Jazmín Silva y Angel Velázquez, de Venezuela, dijeron que a pesar de que no tienen mucha información de las políticas migratorias del Presidente Trump, “si Dios quiere” lograrán entrar a Estados Unidos.
Bienvenidos a la caravana
“¡Bienvenidos a la caravana!”, gritó un grupo de hombres en el Parque Bicentenario, que fue el punto de encuentro antes de partir.
Antes del arranque, levantando las manos hicieron una oración para tener paz y calma, porque sólo ellos saben lo que les pasa al llegar a México.
Varios migrantes dijeron a Grupo REFORMA que al entrar a México por el río Suchiate, hombres armados que pertenecen a un cartel los llevan a un rancho donde les exigen 100 dólares, unos 2 mil pesos mexicanos, y si no tienen dinero deben hacer trabajo comunitario, como limpiar.
“A mí me detuvieron 16 días”, dijo uno.
“Quiero llegar a Estados Unidos. Voy con la ayuda de mi esposa, e hijo, ellos me ayudan con la mano a caminar”, afirma Nelson, ya caminando y usando su bastón, pero de la mano de su esposa Rosa Victoria, tras pasar el retén del INM, luego que un par de agentes intentaron frenar la caravana señalando a través de un megáfono que debían pasar de manera regular.
La madrugada de este lunes, a las 6:00 horas, la caravana llegó al municipio de Huehuetán, donde descansan para retomar su camino esta tarde. (AGENCIA REFORMA)
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