Hay preguntas relacionadas con la condición más íntima de la existencia, que no tienen respuesta fuera de esta, asegura
Ciudad de México.- Se tiene la idea de que cada vez hay menos personas que practican una religión, pero cálculos sostienen que más del 80 por ciento de la humanidad lo hace y cree en alguna divinidad. Es decir, falta todavía para que podamos decir que hemos superado el periodo teológico.
Así lo afirma el investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Guillermo Hurtado, quien menciona además que se estima que en el mundo existen aproximadamente cuatro mil religiones. De acuerdo con el Pew Research Center, en 2020 el 31 por ciento de la población mundial era cristiana; 24.9 por ciento musulmana; 15.2 por ciento hindú; 6.6 por ciento budista; y casi una tercera parte más de otras creencias.
El Instituto Nacional de Geografía y Estadística revela que alrededor de 98 millones de mexicanos son católicos; 14.3 millones practican alguna otra religión; y 13.3 millones más no tiene ninguna. En tanto, la Secretaría de Gobernación tiene registradas, en total, 10 mil 319 asociaciones religiosas en el país.
“En el siglo XIX Augusto Comte sostenía que la humanidad había pasado por distintos periodos y el teológico ya había sido superado, pero parece que sus predicciones todavía están lejos de hacerse realidad”, señala con motivo del Día Mundial de las Religiones, que se conmemora el tercer domingo de enero.
El doctor en Filosofía y especialista en Filosofía de la Religión explica que en todas las culturas ha habido algún tipo de religión “¿Es una casualidad o denota alguna característica propia del ser humano?”.
Recuerda que hay ciertas preguntas que no tienen respuesta en la ciencia como ¿Por qué estamos en el mundo?, ¿De dónde venimos?, ¿A dónde vamos? Son cuestionamientos vinculados a lo que sufren los seres humanos: ¿Por qué hay dolor, enfermedad o muerte?, entre otras.
Podría decirse que, con el progreso, los seres humanos deberíamos ser capaces de vivir sin tener contestación a esas preguntas. ¿Cuál es el sentido de la vida? No lo sé, no sé si lo tenga. ¿Por qué tenemos dolor y enfermedad? Pues porque así está diseñada la vida. El ateo diría que podemos vivir sin las respuestas, pero las interrogantes siguen ahí, eso es lo interesante, tienen que ver con la condición más íntima de la existencia, subraya.
Guillermo Hurtado expone que esta efeméride empezó a conmemorarse en 1950 con el objetivo de propiciar el conocimiento mutuo y la tolerancia entre las distintas religiones.
En nuestro país, además del catolicismo hay numerosas iglesias protestantes; pocos seguidores, por ejemplo, del islam, pero además existen, a lo largo del territorio nacional, creencias originarias, de los pueblos que habitaron antes de la llegada de los españoles y de la evangelización.
“Con las religiones pasa un poco como con los lenguajes, hay miles de ellas en el mundo, aunque son pocas las más utilizadas y están en vías de extinción”, precisa el especialista.
De manera simultánea, abunda, se da la expansión de algunas en el orbe. Por ejemplo, el número de africanos que han adoptado el cristianismo se ha incrementado; aunque haya menos católicos en Europa.
Ante la globalización y la migración también se observa que, comunidades que preservan las propias, dejan de profesarlas o se convierten a otras.
El universitario destaca la diversidad que hay y que unas ponen énfasis en la creencia, otras en la práctica, unas más en los rituales. Resalta que se ha avanzado en cuanto a la tolerancia entre ellas y quienes no tienen religión, de tal manera que se pueda entender el laicismo de una manera positiva.
Hurtado detalla que a partir de 1986 la Iglesia católica realiza un espacio denominado “El atrio de los gentiles”, que es un encuentro mundial de religiones en el que también participan personas agnósticas y ateas, a fin de entablar un diálogo, en el que, más allá de sus diferencias, puedan encontrar sus semejanzas y avanzar en la tolerancia.
Tenemos que hallar una manera en la que podamos dialogar con gente que cree algo totalmente distinto de nosotros, situarnos en un terreno en el que escuchemos al otro, a quien a veces no oímos porque nuestras creencias son una barrera; que bajemos las defensas y pudiéramos lograr ese encuentro. Eso no significa dejar de creer, es solo un momento en el que nuestras creencias no sean un impedimento para poder llevar a cabo ese diálogo, agrega.
El experto de la UNAM plantea la importancia de reflexionar sobre lo que significa vivir en una sociedad secularizada. Para algunas personas eso significa que todo el elemento religioso de la vida humana se debe concentrar en el plano individual y privado, mientras que otras consideran que en el espacio público se pueden manifestar las expresiones religiosas.
“La visión menos dura propone que en el espacio público se toleren todas las expresiones religiosas y exista la libertad de manifestarse y vivir de acuerdo con su propia religión. En este Día Mundial de las Religiones queremos tener un entendimiento del fenómeno religioso como algo profundamente humano, y la laicidad tiene que ser tolerante”, acota. (UNAM)
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