“Hay que tirar este colchón porque ya ni las ratas lo quieren”, es una frase coloquial que decimos cuando advertimos la mala condición en la que éste se encuentra y con la que justificamos el desecho del mismo entregándolo directamente con los recolectores de basura, sin embargo, lo hacemos con desconocimiento de lo que pasa con él.
Reducir, reutilizar y reciclar son principios básicos de la gestión ambiental que sí se aplican a los colchones usados y desechados por las familias, sin embargo, esto no se hace de la manera más higiénica posible por lo que se convierten en un riesgo de salud para las familias que los adquieren una vez que éstos han sido “intervenidos”.
PROCESO PARA REVENTA
Es bien sabido que los recolectores de basura son selectivos cuando se les solicita recoger desechos o cacharros de gran tamaño incluso, para lograrlo, es necesario una propina de por medio.
Es el caso de los trabajadores del servicio de limpia que todas las mañanas terminan su ruta cargados, en cada viaje, con uno o dos colchones viejos que no alcanzan a llegar al basurero municipal ya que existen personas dedicadas al reciclaje de estos productos que los esperan a las afueras de la ciudad, metros antes de la entrada al relleno sanitario, para comprar las piezas individuales en 30 pesos, y 50 los de tamaño king size.
A éstos se les puede observar a lo largo del periférico Luis Echeverria Álvarez desde la colonia La Salle, están instalados en camionetas a un costado de la vía, ahí van juntando las piezas compradas para luego trasladarlas para su reventa a recicladoras y separadoras de fierro o bien, para ofrecerlos por un mejor precio a quienes se dedican a convertir estos desechos en un colchón nuevo.
Uno de los camioneros estacionado en la rotonda que se ubica en la salida a Torreón, sobre la carretera federal 40, llenó su unidad en una mañana y comentó, solicitando anonimato, que en un día bueno logra comprar hasta 30 colchones viejos, mismos que apila en grandes montañas de telas sucias en un espacio de tierra y basura, por ellos paga de 30 a 50 pesos, según el tamaño del colchón.
SOLO ES FACHADA
En un recorrido realizado para conocer el destino final que se les da a los colchones usados que salen de los hogares de la ciudad se visitó una de las “recicladoras” ubicadas en las inmediaciones del relleno sanitario de Saltillo, donde se reciben las piezas.
Se trata de jacales de madera y lámina donde algunos trabajadores, e incluso familias enteras, trabajan día y noche quitando de los colchones los forros de tela contaminados para convertirlos en nuevos y empaquetarlos para su venta que se puede hacer ahí mismo o llevarlos en camionetas a diferentes colonias para ofrecerlos a bajos precios.
Porfirio Olvera, trabajador de la empresa recicladora, aseguró que sólo se dedica a sacar el fierro de los colchones usados que reciben, por este material se les paga 3.5 pesos por kilo recuperando hasta 20 kilogramos por una pieza de tamaño king size.
“Nosotros es lo que hacemos, en lo particular no nos dedicamos a la reconstrucción o al reciclaje ya que lo rompemos y sacamos el tambor”, dijo el trabajador quien aseguró que a su lugar de trabajo llegan dueños de empresas que reconstruyen colchones en las bases viejas para comprarles los armazones.
Al conversar con una familia, integrada por esposos, hijos y hasta nietos, que se dedica a retirar la tela vieja y sucia del colchón, limpiar el box y coser nuevas telas encima de la estructura, se pudo saber que el colchón reconstruido tiene un precio de 750 pesos el individual y 800 el matrimonial, los tamaños queen o king no los trabajan por ser incosteable su venta.
Al ingresar a una de estas fábricas insalubres se conoció parte del proceso para la maquila de estos colchones misma que se realiza entre basura, bajo un techo de lámina y paredes de madera donde, entre animales principalmente perros y de granja, conviven personas trabajadoras, justo a un lado del basurero municipal.
Una vez que han sido extraídos los resortes y el armazón de los colchones, la estructura se tiende en una mesa de madera donde se le coloca una colchoneta “nueva” hecha de telas recicladas prensadas para luego colocar varias capas de tela de diferentes grosores y finalmente forrarlos de la característica tela a rayas que hace reconocer estos colchones económicos.
En el mercado formal de colchones certificados o avalados por ortopedistas, el precio mínimo de un colchón matrimonial ronda los cinco mil pesos, aunque en el comercio electrónico se pueden encontrar hasta por mil 800 pesos.
EL RIESGO ES CONOCIDO
Al ser cuestionada la autoridad municipal sobre este proceso de reutilización de colchones, reconocieron el problema al destacar que es alta la cantidad de gente que abandona los colchones en las calles, o bien, los tira en arroyos antes que buscar darles un buen destino final, por ello se convierten en opción de negocio para los “recicladores”.
Alejandro Hassaf Tobías, director de Servicios Públicos, reconoció el problema y precisó que los colchones viejos sí son recibidos en el relleno sanitario, sin embargo, la ciudadanía opta por dejarle el trabajo a los “señores” de la basura.
Al ser consultado el director de Salud Municipal, Luis Alfonso Carrillo González, explicó que, si bien el acero o fierro con que están hechos los colchones no guardan virus ni bacterias por contaminación anterior, si se afecta la composición y buen estado de los resortes.
“Realmente no le veo mucho a problema en cuanto a contagio al reciclar un armazón de un colchón ya que el simple lavado evitaría la mayor parte de un tema de chinches, garrapatas o parásitos, sin embargo, el uso del colchón hace que los resortes no estén en la mejor condición ni equilibrado en su resistencia por lo que hay riesgo de tener dolores o molestias de espalda u hombros”, señaló.
Tras ser cuestionado por esta situación de insalubridad y reciclaje clandestino de colchones usados Eliud Aguirre Vázquez, secretario de Salud en la entidad, señaló que es necesario acudir e investigar los procedimientos y manera en que realizan y comercializan estas camas que llegan a los hogares.
Aseguró que se enviarán verificadores sanitarios a estos lugares y lanzó el llamado a la ciudadanía a denunciar lo que consideren anomalías y riesgos sanitarios.
“Vamos a hacer una verificación, necesitamos mucho las denuncias para poder acudir a donde haya una irregularidad”, dijo. (DAVID GONZÁLEZ7INFONOR)
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