LAS DESVENTAJAS DE LOS VENTAJOSOS

Uno de los errores más grandes que cometemos al tomar decisiones trascendentales es el de elegir centrándonos únicamente en lo que nos van a dar, sin considerar lo que tenemos para ofrecer.

Desgraciadamente el mundo está lleno de personas que sólamente piensan en ellos mismos, creyéndose el centro del universo y que, en vez de aprovechar las relaciones y las situaciones para crecer y generar un bien para todos, sólo se sirven de ellas para tomar ventaja, para aparecer en el reflector de los demás e inflar su ego. Y que, como un Sol, todas las personas y sus vidas giren alrededor de ellos. Narcisistas les llaman, personas egoístas y oportunistas.

Utilizan la lástima y la manipulación para mantener sus agendas ocultas, explorando los principales vacíos y miedos de los demás para presentarse como salvadores para, después, servirse de ellos y lograr sus objetivos maquiavélicos y sus agendas ocultas.

Desgraciadamente, las redes sociales han tomado un papel muy importante en la educación de los principios, la manera de relacionarnos y comunicarnos, y el rol que cada quien debe interpretar en la convivencia social. Lo que impacta de manera fundamental en nuestras relaciones principales y en el trabajo.

Se ha estado transmitiendo una cultura de narcisismo y victimización en vez de normas de convivencia sanas, imperando la frustración y la ventaja sobre la verdad y la salud emocional.

Y es aquí en donde me gustaría que, como sociedad, recuperáramos nuestra posición de poder, a través de cultivar algunos de los valores esenciales de la vida: el amor, el respeto, la contribución, el crecimiento y el progreso. Proyectados en las diferentes dimensiones de nuestras vidas: la salud, el dinero, el trabajo y las relaciones trascendentales. Y con una toma de decisiones sabia, sana y respetuosa en cada una de ellas.

Recuerda que toda decisión conlleva un precio: y si pudieras comparar el beneficio que supones que te generará esa decisión contra el precio que vas a tener que pagar o hacer pagar a otros, te dará claridad para saber si tus decisiones son acertadas y ecológicas.

Si el beneficio es acorde con los costos, o es mayor, entonces esa sería una decisión sana. En contraste, si los costos son mayores que los beneficios, puedes asumir correctamente que me quedarás en pérdida, y la decisión de seguir adelante no será conveniente.

Es crucial reflexionar que tus decisiones sean ecológicas: es decir, que generen un bien para mi y para los demás.

Mi recomendación sería, para saber si eres un canal de contribución que, al comenzar a trabajar en un nuevo objetivo o al tomar una decisión que va a generar un impacto, antes que nada, dediques una parte de tu tiempo a conocerte a tí mismo. De esa manera, podrás tener la capacidad de reconocer que si, lo que estás haciendo, es para generar un bien o no lo es. O es un bien sólo para tí, implicando que perjudiques a los demás. Cuando generamos un beneficio propio que conlleve un perjuicio para el otro, siempre terminaremos pagando el costo del perjuicio que generemos afuera.

En este día me gustaría que recuperáramos la conciencia de unidad. Tener en cuenta que, como sociedad, existimos tanto como seres individuales ya la vez como una entidad en la que cada individuo forma parte de un cuerpo. Y que si algo que realizo ocasiona un perjuicio sobre una parte de mi cuerpo, finalmente también sufriré las consecuencias.

Seamos personas que construyan y generen valor para sí mismas y, a la vez, a los demás. Dejemos a un lado el egoísmo y tomemos el lugar que nos corresponde generando un bien para todos, no sólamente para tí mismo. Es decir, generemos un liderazgo de vida sano en el que todos seamos luz para los demás.

Es la única manera en que podemos enderezar al mundo y a la sociedad: siendo instrumentos de bien, los unos para los otros, y construyendo un futuro que refleje verdaderamente nuestros deseos y aspiraciones como sociedad, en lugar de ser promotores de las heridas de otros.

¿Cuál es el futuro que comenzar a construir hoy?

 

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