COMO DECIA MI ABUELA

“Hecha la ley…”

Antes pensaba que mi abuela no fue feminista, y no, no lo fue de palabra o nunca se asumió como tal, sin embargo, en muchas de sus acciones dejó entrever un pensamiento más a favor de los derechos de las mujeres. Me gustaría que estuviera aquí para preguntarle qué piensa de la nueva “Reforma judicial”, tal vez diría algo como “hecha la ley, hecha la trampa”.

La reforma judicial, como han advertido muchos expertos, es sin duda algo muy necesario, pero no es esta la manera de llevar al poder judicial al siguiente nivel. Ésta reforma implica un retroceso para las víctimas, sobre todo para las mujeres.

Espero que no se me mal entienda, porque de ninguna manera estoy defendiendo al poder judicial. Yo no podía hacer un paro o marchar para defender a un poder judicial que no defendió a Mariana Lima, o a la propia señora Irinea Buendía en los 13 años en que luchó por alcanzar la justicia para su hija, sí, 13 años; en los que por cierto, ella fue perdiendo su patrimonio, cambiando constantemente de domicilio por las amenazas de muerte y viendo menoscabada su salud mental y emocional.

No puedo defender a un poder judicial que decide mirar hacia otro lado cuando las víctimas somos las mujeres, que nos revictimiza, que permite que logros como la 3 de 3 o la ley de paridad, ley vicaria, derecho a la libre elección sobre nuestros cuerpos, ley para garantizar nuestro derecho a una vida libre de violencia y otras conquistas de la lucha de las mujeres, sean utilizadas a modo en nuestra contra, argumentando sin tener una pizca de idea ni decencia, una “igualdad de género” porque eso no existe, y ahora, menos.

Si jueces y magistrados que llevan años estudiando y preparándose para presentar sus exámenes, al llegar a sus encargos, no tienen el debido cuidado para aplicar la ley con real consciencia y perspectiva de género, ¿qué esperamos ahora de un juez o jueza encubierto tras la figura de “juez sin rostro”, o de un miembro del poder judicial electo por la vía del voto popular?

Porque yo no entiendo esta contradicción, a ver si alguien me la puede aclarar. ¿Dónde están los gobernadores, alcaldes, jefes de gobierno, senadores y diputados incorruptibles? ¿A poco ya nada más porque son electos mediante el voto y en las urnas ya son unos angelitos? Y otra preguntita, si tanto se quejan del INE y de los mecanismos de elección que permiten hacer un “fraude electoral” ¿Cómo se garantiza que el voto popular hará del poder judicial un mejor poder?

Creo firmemente que aplica muy bien este dicho “hecha la ley, hecha la trampa” y esta reforma es sólo una forma más de violentar a los que menos tienen, a las minorías y los grupos vulnerables, aquellos, que nunca hemos tenido un real acceso a la justicia “pronta y expedita” que señala la Constitución.

La que sí fue pronta y expedita fue la aprobación de la reforma, tan importante para el presidente como para asegurar su permanencia en la sombra, detrás de Claudia Sheinbaum, jalando los hilos de su marioneta, sin retirarse de la silla por la que estuvo 18 años en campaña. Quienes lo siguen adorando como el mesías del país, no entienden la magnitud de tener los tres poderes “a modo” bajo la mano del patriarca.

Las que lo entendemos, somos las mujeres, quienes vivimos día tras día, las consecuencias de un sistema patriarcal que nos oprime a todos, pero de distintas formas.

Si antes era difícil pasar por un proceso judicial en el que se nos revictimizaba y se nos culpaba por los delitos cometidos en nuestros cuerpos, ahora, con jueces ocultos en el anonimato, ¿que los detiene? ¿Cuáles son esas formas en las que se va a garantizar el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia?

Existen otras reformas que se han quedado congeladas, y que son de mayor provecho para las mujeres. Están, por ejemplo, el sistema nacional de cuidados o la ley vicaria nacional, o el registro nacional de deudores alimentarios, esas reformas, ¿porqué no las vemos? Y las leyes sobre el medio ambiente y los combustibles fósiles para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París ¿dónde quedaron?.

Es cierto que como ciudadanos, poco se puede hacer para combatir a quiénes se encuentran en las filas del poder, pero juntos podemos.

No queda más que exigir a los gobernantes la aplicación de la ley que más nos favorezca. Despertar y unir fuerzas y entender que, el feminismo, así como otros movimientos sociales, es una lucha por los DDHH que nos beneficia a todos.

No queremos un poder legislativo “agachón” ni un poder judicial “patito”. Queremos poderes que sean verdaderos agentes de cambio y contrapeso para el ejecutivo. Mientras que sigan haciendo leyes tramposas, lo seguiremos señalando. Las mujeres estamos en pie, luchando como lo venimos haciendo desde hace muchos años, sumando a más mujeres al México que queremos, resistiendo y persistiendo.

 

 

 

 

 

Autor

Leonor Rangel
Otros artículos del mismo autor