LA POLICÍA DEL PENSAMIENTO Y OTRAS PREMONICIONES

 

“La libertad es decirle a la gente lo que no quieren escuchar”. George Orwell.

Las amistades son algo muy valioso debido a que son difíciles de encontrar; en muchas ocasiones son; abruptas, inesperadas, efímeras, eternas, incondicionales o transitorias. Sencillamente impredecibles, pero seguramente trascendentes; ya que gracias a nuestros amigos adquirimos nuevos gustos, conocimientos, prácticas y entendimientos; crecemos como persona al tener un nuevo amigo.

Hay amigos para toda ocasión y contexto, para la escuela, para el trabajo, para la fiesta y para la vida. Otros que están destinados a darte fuertes lecciones de vida y desaparecer. Existen quienes han tenido amigos toda la vida, y quienes dudan si alguna vez han tenido alguno.

En todo caso, si tenemos uno dentro de toda nuestra vida, es una gran bendición. el factor común es que un verdadero amigo, te dota de buenos consejos, y de ahí se puede decir, que en la verdadera amistad; existe libertad en los términos que el escritor británico George Orwell: “libertad es decirle a la gente lo que no quieren escuchar”.

Hace unos meses, un nuevo amigo, también abogado y mitad contador me regaló un libro muy interesante, cuyo título y portada, al ser tan herméticos, inicialmente no me permitieron tener una premonición sobre su contenido.

1984, color amarillo. Al ir descubriendo la historia (distopía) que cuenta, me llamó la atención un concepto que siembra el autor “La Policía del Pensamiento”. ¿Se imaginan? Por mera intuición, podemos desglosar que la policía, es un ente estatal al cual se le autoriza el uso legítimo de la fuerza y la represión para mantener el orden social, sobre todo ante lo que se estima incorrecto o prohibido.

¿Y el pensamiento? El proceso de discernir entre lo correcto y lo incorrecto, la capacidad de formar ideas en la mente, para en su caso decidir, si ejecutarlas o no. Es decir, el pensamiento es la capacidad de conectar ideas en un mundo inmaterial, que posteriormente pueden materializarse mediante las acciones.

Todo empieza por el pensamiento; y luego se puede transmitir mediante la escritura, el habla, la música, o la ejecución física. ¿Por qué reprimir el pensamiento? Porque es el inicio de todo cambio de materia. Pues en ese mundo decadente, se reprimían los pensamientos, y existía lo que era llamado “ideadelito”, es decir, el delito de pensar.

Situación que nos permite imaginar toda una cátedra de derecho penal al respecto, en relación con algunos tipos penales que han ido surgiendo alrededor de estos años y que se centran en tutelares bienes tales como la “integridad psicológica”. Algo básicamente imposible de demostrar.

En la sociedad distópica que nos presenta Orwell, existían cuatro grandes poderes o departamentos: 1. El Ministerio de “la Verdad”, que se ocupaba de las noticias, el entretenimiento, la educación y las bellas artes; 2. El Ministerio de “la paz” que paradójicamente se encargaba de la guerra;  3. El ministerio del “amor”, algo similar a un Poder Judicial, se encargaba de preservar  la ley y el orden, y 4. El Ministerio de “la abundancia”, que se encargaba de los asuntos económicos.

Había en esencia tres clases sociales y un partido político básicamente totalitario, que todos los días transmitía en la “telepantalla” los dos minutos del odio”, en los cuales se mostraba la cara de “Goldsein”, el enemigo del pueblo, que muchos años atrás había sido una figura principal en el partido dominante, y ahora era acusado de traición, entre otras cosas se le acusaba de lo siguiente: “defendía la libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de reunión, la libertad de pensamiento y gritaba histéricamente que la revolución había sido traicionada”.

Pero, sobre todo, y lo más grave es que se le acusaba de dirigir desde las sombras a un ejército de conspiradores que querían derrocar al estado, y eran conocidos como “La hermandad”. ¿Las mayorías silenciosas?

También describe como se fue construyendo la “Neolengua”, un nuevo lenguaje, que permitía simplificar las cosas y que era impulsado por lXs, grupos que estaban en el poder, todo con la finalidad de ir en contra del pensamiento lógico.

Y aborda, como a pesar de que no era ilegal (porque ya no había leyes) el protagonista, de nombre Wiston, abría un diario y comenzaba a escribir de nuevo; sacando pensamientos, meros pensamientos que le podían costar la vida. Lo anterior, a raíz de que en un lugar muy pobre pudo encontrar papel y una pluma; utensilios básicamente extintos, al igual que hoy en día, los libros en físico se están dejando de usar.

Finalmente, y a manera de recomendación, les puedo decir que en el libro se cuenta como el protagonista se enamoró de “Julia”; “una joven con un delgado cinturón rojo, emblema de la liga juvenil anti-sexo; y al final, a pesar de todos los esfuerzos revolucionarios de ambos, el sistema los engañó, los venció y los terminó separando.

Después de todo, como el propio Orwell planteaba, “la libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados”.

 

 

 

Autor

El Heraldo de Saltillo
El Heraldo de Saltillo
El periódico con mayor tradición en Saltillo.