Hace algún tiempo en un curso de Ciencia de la Mente escuche por primera vez el concepto de chispa divina. Una chispa es una descarga eléctrica que ocurre cuando un campo eléctrico suficientemente alto crea un canal conductor, es en otras palabras una partícula encendida que salta del fuego, sin embargo, el significado que le damos las personas es tener viveza, agudeza o gracia. El fuego es un elemento que es protagonista de metáforas, de símbolos antropológicos ancestrales y con misterios sagrados.
En otro sentido, la chispa divina es una idea común en las religiones místicas y gnósticas, donde se asume que todo ser humano tiene una conexión con Dios o que son una parte de él. Es el poder que posee Dios que da vida y luz a las cosas. El fuego en la Biblia aparece como la manifestación de Dios, puede ser seductor o aterrador, también puede simbolizar purificación o transformación, proporciona al hombre esa fuerza, energía, potencialidad para llevar a cabo el propósito de vida que se plantean los hombres.
Estoy convencida que todas las personas poseemos en nuestro interior la chispa divina, esa conexión con el cosmos, con el universo, con la máxima creación Dios, sólo que algunas veces la llama esta oculta, o es muy pequeña, depende de nosotros si la rescatamos, si le damos vida, para que ilumine nuestro camino por esta existencia, esa chispa da el impulso necesario para crear la vida que deseamos, cumple nuestros anhelos, no importando las circunstancias que estemos viviendo.
En un momento comprenderá estimado lector a que me refiero al mencionar la importancia de la chispa divina. Dicen que en la vida no hay coincidencias, hay diosidencias que son sucesos para los cuales no existen explicación alguna, suceden como si fueran una conjuración. Fue la experiencia que viví al conocer a Pedro, empresario exitoso, un hombre amable, gentil, son de esas personas que al hablar con ellas te dan una paz inexplicable. Ambos coincidimos en un círculo de lectura nuestras platicas eran en referencia a los libros que leíamos.
Después de un largo periodo de conocernos y compartir nuestra afición por los libros, comentar las novedades, los agrados o no al leer algún texto, hace unos días resulta que no llego a la reunión quién preside el círculo, así que empezamos a platicar de otras cosas, le estaba describiendo la situación de un alumno que no tenía recursos económicos y gracias a sus ganas de salir adelante, logró titularse con mucho sacrificio y con excelentes calificaciones, ahora es un gran profesionista.
Pedro me señalo que no importa la circunstancias en las que te encuentres, cuando quieres hacer realidad tus sueños, soportas todos los inconvenientes que se presentan en el camino para lograrlo. Me comento lo siguiente: En mi familia fuimos 8 hermanos, mi padre nos abandonó cuando nació el octavo hijo, mi madre tuvo que hacerse cargo de todos sus hijos, no tenía estudios, el único trabajo que a duras penas encontró fue de sirvienta, obviamente el dinero no le alcanzaba para mantenernos, pero no pasamos hambre porque se me ocurrió (a mi corta edad, ir a los botes de basura del mercado a sacar los desperdicios que tiraban los locatarios, esto no lo sabían ellos hasta tiempo después, por supuesto que escogía lo mejor. Yo y mis hermanos hemos vivido sin dormir en una cama, andar sin zapatos, entre otras situaciones que se dan cuando existe la pobreza, afortunadamente no hubo pobreza en mis pensamientos, saqué adelante a mis hermanos, todos son profesionistas, imagínate las dificultades a las que nos enfrentamos, pero afortunadamente no me desanimo esta situación, al contrario, estaba convencido que no quería vivir así, que existían otros horizontes.
La conversación con mi compañero Pedro, me dejo boquiabierta sólo de pensar todo lo que vivió en esa infancia, lo que más admiro es que el señor formó una familia, no está amargado, resentido, no odia, al contrario, es empático, imagínese sacar adelante a siete hermanos. Nunca pensé que Pedro haya vivido esta experiencia, estoy segura de que el encendió su chispa divina, ese fuego que permaneció en su corazón para darle la energía suficiente para salir adelante a pesar de las adversidades, logró la conexión con Dios para hacer realidad sus sueños.
Autor
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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