Es deporte, ciencia y arte; fomenta la memoria, responsabilidad y conexión entre personas, enfatiza Iván Ezequiel Niño González
Ciudad de México.- En este deporte no hay que competir contra alguien de determinada edad, peso o género, pues quien combate es la mente, la cual necesita demostrar destreza y concentración ante el contrincante, pero sobre todo ante uno mismo.
Se trata del ajedrez, un antiguo juego de mesa donde el rival de un adulto puede ser un niño, un hombre o una mujer, y donde frente al tablero cuadriculado en blanco y negro se superan diferencias de nacionalidad, idiosincrasia y clase socioeconómica para centrarse en una estrategia con un universo de posibilidades que supera más de dos mil variantes.
“Todos deberíamos aprenderlo porque nos ayuda a la memoria, a sistematizar ideas, a tener organización y disciplina, a respetar reglas, a tener conexión con todo tipo de personas y a entender que en este juego no participa el azar para ganar o perder, solamente la propia responsabilidad”, afirma el presidente de la Asociación de Ajedrez UNAM, Iván Ezequiel Niño González.
A propósito del Día Mundial del Ajedrez, que se celebra el 20 de julio, el también jugador explica que son pocas las universidades en el país que cuentan con una asociación, pues la mayoría suelen ser estatales.
“Representa a nivel nacional a sus deportistas, vigila su progreso, cuenta con un cuerpo de profesores, clases a todos los niveles y difusión del ajedrez. Hay representación de Ciudad Universitaria, las facultades de Estudios Superiores y todos los campus foráneos. Los profesores son egresados de la UNAM, han sido jugadores destacados a nivel estudiantil, así como nacional e internacional”, precisa.
Tiene su sede en el Centro de Estudios del Deporte, ubicado a un costado del Estadio Olímpico Universitario, y es una de las disciplinas adscritas a la Dirección General de Deporte Universitario de esta casa de estudios.
“Estimular el ajedrez en la UNAM es importante porque uno de los pilares de nuestra Universidad es el desarrollo y la educación integral. Aquí no solo interesa la cuestión académica, sino que los estudiantes se formen en todas las áreas de la vida: en una cuestión artística y deportiva, además de la social y política”, subraya.
Se trata de un juego generoso que ofrece diversas aportaciones. “En todas las etapas de la vida ayuda a la memoria, a sistematizar las ideas, a tener disciplina, ser organizados y respetar las reglas, así como a ser responsables, pues en el ajedrez no influye el azar o condiciones externas como en otros deportes, sino que eres solamente tú y tu responsabilidad, tus decisiones para ganar o perder”, detalla Niño González.
En la niñez aporta formación educativa, ayuda a aprender matemáticas (numerosos jugadores profesionales son matemáticos, físicos, químicos o ingenieros), tener conexión con otras personas y socializar, a ganar confianza en uno mismo.
Posteriormente, en la etapa juvenil incrementa las amistades, fomenta el deporte y la competencia, así como la socialización, pues es un juego plural.
Y en la adulta y la vejez evita y/o retrasa enfermedades como el Síndrome de Alzheimer y cuestiones psicomotoras, fomenta la comunicación y la memoria, estimula la confianza motivada por la destreza, aunque tengamos algún problema físico, y evita que las personas estén retraídas, pues se mantienen en activo con la mente trabajando, refiere Niño González. (UNAM)
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