Londres, Inglaterra.- El mal del Parkinson es uno de los padecimientos más comunes en la actualidad el cual se comprobó que tiene una profunda correlación con la salud mental, ya que un nuevo estudio habría encontrado un vínculo entre la ansiedad y el doble de riesgo de desarrollar Párkinson.
El estudio, publicado en el ‘British Journal of General Practice’, analizó datos de atención primaria del Reino Unido. Los investigadores compararon a un grupo de 109 mil 435 personas de 50 años o más a las que se les diagnosticó un primer episodio de ansiedad entre 2008 y 2018 con un grupo de control de 987 mil 691 personas sin ansiedad.
Los investigadores reportaron que, de los participantes del estudio, 331 pacientes con un diagnóstico de ansiedad desarrollaron la enfermedad de Parkinson a lo largo de la década, y el paciente promedio que desarrolló la enfermedad lo hizo 4.9 años después de su primer diagnóstico de ansiedad.
No conforme con tales resultados, fueron ajustados por edad, factores de estilo de vida, enfermedades mentales y otros factores, las personas con ansiedad seguían teniendo el doble de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Parkinson que aquellas sin diagnóstico de ansiedad.
Además, quienes desarrollaron la enfermedad también tenían más probabilidades de ser hombres y pertenecer a grupos socioeconómicos más altos.
Otros factores se asociaron con el desarrollo de la enfermedad de Parkinson: los investigadores encontraron que aquellos que tenían depresión, alteraciones del sueño, fatiga, deterioro cognitivo, presión arterial baja, temblores, rigidez, problemas de equilibrio o estreñimiento tenían más probabilidades de desarrollar la enfermedad.
Es importante mencionar que, según ‘Mayo Clinic’, sentir ansiedad de vez en cuando puede ser considerado normal, sin embargo, es necesario observar si no existe ya un trastorno de ansiedad que haga que una persona experimente malestar en diferentes momentos de su rutina diaria.
Los síntomas que presenta la ansiedad pueden ser variados y expresarse de diferente intensidad según la persona, algunos de ellos incluyen: sensación de nerviosismo o tensión, sensación de peligro inminente o catástrofe, aumento de ritmo cardíaco, respiración acelerada, sudoración, temblores, sensación de debilidad o cansancio, problemas para concentrarse, problemas para conciliar el sueño, tener problemas gastrointestinales, dificultad para controlar las preocupaciones, entre otros.
El estudio concluye haciendo hincapié en la importancia de la prevención de la ansiedad para evitar problemas futuros como la enfermedad de Párkinson. (EL HERALDO)
https://bjgp.org/content/74/744/e482
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