En los últimos seis meses, el organismo que atiende a los refugiados palestinos ha logrado llegar con ayuda esencial a cientos de miles de hogares gazatíes pese a la violencia, los controles israelíes y la falta de financiamiento. Sin embargo, esa asistencia está muy lejos de ser suficiente para aliviar la crisis humanitaria que sufre ese territorio palestino desde el 7 de octubre.
Ginebra.- El personal de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) no ha cesado su ardua labor de ayuda en la Franja de Gaza y en los últimos seis meses ha logrado suministrar harina a más de 380 mil familias que dependen de ese alimento básico para prevenir la hambruna.
Además de la distribución de ese insumo, la Agencia trabaja proporcionando otros servicios vitales entre la población de Gaza, sometida a la precariedad, el asedio y los ataques de Israel desde el 7 de octubre.
Mientras los gazatíes esperan con ansiedad el posible anuncio de un alto el fuego, UNRWA continúa sus tareas humanitarias a pesar de los controles israelíes sobre sus empleados, las nulas condiciones de seguridad en el territorio palestino y la falta de fondos para sus operaciones.
La ayuda, muy insuficiente
Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la ayuda aumentó en Gaza durante el último mes, con unos 190 camiones por día entre el 1 y el 27 de abril, frente a los 161 camiones diarios que entraban en marzo. Sin embargo esa asistencia está muy lejos de ser suficiente para poner fin a la crisis humanitaria.
La Oficina para Asuntos Humanitarios (OCHA) reiteró que es urgente un incremento significativo en la entrada de socorro y recordó que antes del inicio del conflicto entraban a Gaza 500 camiones diarios con insumos cruciales para la población.
Clamor desoído
El trabajo de la ONU se lleva a cabo en tanto la comunidad internacional pide a Israel cada vez con más vehemencia que actúe con moderación en Gaza sin que su clamor sea escuchado. Los despachos de prensa reportan nuevos ataques mortales durante la noche del martes al miércoles en el territorio palestino.
Los trabajadores humanitarios de la ONU, por su parte, han reiterado constantemente el impacto devastador de la guerra y la necesidad de garantizar líneas de suministro confiables para los gazatíes que dependen de ellos.
El saldo humano de la guerra hasta el momento, de acuerdo con las autoridades sanitarias de Gaza, asciende al menos a 34 mil 568 palestinos muertos y 77 mil 765 heridos en embates israelíes desde el 7 de octubre, cuando unas 1250 personas murieron y unas 240 fueron secuestradas en ataques liderados por Hamás contra el sur de Israel.
Sin escuelas
El director en Palestina del PMA, Matthew Hollingworth, destacó desde una escuela de la UNRWA, que un tercio de las familias que viven en Gaza tienen niños menores de cinco años, “muchos bebés, muchos niños”.
“Lo que necesitan es una escuela, necesitan más agua potable, más estabilidad. Necesitan una vida normal”, insistió Hollingworth en un video publicado en X.
Los datos más recientes indican que casi el 86% de las escuelas de Gaza han sufrido daños. Al menos el 72% de ellas necesitará una reconstrucción completa o un trabajo importante de rehabilitación para volver a funcionar.
De las escuelas dañadas, al menos el 30% eran operadas por UNRWA y en ellas estudiaban más de 300 mil niños. Ahora las escuelas se utilizan como refugios de emergencia, aunque la ONU ha advertido que pueden tener municiones sin detonar.
El miedo reemplaza a la educación
Desde el inicio de la escalada, las agencias humanitarias han recibido varios informes, fotografías y vídeos que muestran que “las escuelas están siendo usadas con fines militares por las fuerzas de seguridad israelíes”, incluso para detenciones, interrogatorios y como bases militares.
“La educación ha sido reemplazada por el miedo y la pérdida. Pérdida de vidas, hogar y estabilidad. No hay infancia en Gaza”, lamentó Louise Wateridge, responsable de comunicaciones de la UNRWA.
Demoliciones y desplazamiento en Cisjordania
Por otra parte, en Cisjordania, continúan las demoliciones implacables de propiedades palestinas y los desplazamientos de población.
Los últimos informes de OCHA apuntan que hasta el 22 de abril, más de 380 estructuras habían sido demolidas en Cisjordania, desarraigando a 650 palestinos. La gobernación de Jerusalén sufrió los mayores daños, con 80 edificios demolidos y 115 personas desplazadas.
Si la destrucción continúa a este ritmo, para finales de año se habría arrasado la cifra récord de 1500 propiedades. (ONU NOTICIAS)
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