Cada 24 de diciembre se acostumbra celebrar la navidad, fecha importante para los cristianos que festejan el nacimiento de Jesús de Nazaret que es el profeta más emblemático de la cristiandad, es necesario refrescar un poco la memoria y recordar que “navidad” proviene del latín “Nativitas” que significa nacimiento, noche consagrada. Aunque no se sabe exactamente la fecha de nacimiento de Jesús, los estudiosos del cristianismo relacionan esta fecha con el renacimiento del sol y la llegada a este mundo del “hijo de Dios”.
En las escrituras cristianas se menciona que el cuarto día de la creación, es cuando se dio la luz, es el día de la concepción de Jesús el 25 de marzo, nueve meses después el 25 de diciembre nace el salvador. Es así, que a principios del siglo XX esta fecha se tomó por las familias cristianas y no cristianas para celebrar en el hogar con optimismo, fe, esperanza, amor y paz.
Por ello, se acostumbra a llenar los hogares con grandes adornos como: Santas Claus veladoras y velas de diferentes colores y aromas, esferas, listones rojos, blancos, árboles de navidad. Por el exterior las casas lucen con grandes figuras de todo tipo y una gran cantidad de luces que son todo un espectáculo. Pero querido lector no olvidemos que la tradición de la navidad invita a la construcción de grandes nacimientos que muestran la llegada del salvador, en él, aparece el pesebre, a la izquierda se coloca a la virgen, con el buey detrás, a la derecha San José con la mula a sus espaldas, inclinados en forma de adoración los tres reyes Magos ofreciendo: Melchor la mirra, Gaspar el incienso y Baltazar el oro, los pastorcitos y la gente del pueblo.
Donde el musgo y el heno son algunos de los protagonistas, aparecen las estrellas, que representan las buenas noticias; el diablo, que simboliza los siete pecados capitales; las ovejas, que denotan la dulzura, inocencia, pureza y evidencia; el burro, que significa la ignorancia y la paciencia; el buey, nos recuerda la bondad y el sacrificio. Se ilumina con hermosos colores, serpentinas, cascadas, luces.
La navidad es un tiempo de reflexión, salen a flote emociones en las personas como la nostalgia, el recuerdo de los seres queridos que han transcendido; la generosidad que significa compartir dadivosamente con el prójimo, sin esperar nada a cambio, es importante destacar que no sólo se comparten cosas materiales, sino también conocimientos, tiempo, amor, buenos sentimientos y experiencias.
La solidaridad que nos permite mantenernos unidos a las personas, con ellas podemos compartir intereses, inquietudes y necesidades, sin necesariamente tener un lazo afectivo, es importante porque nos da la oportunidad de ayudar a los demás, sin que ellos nos lo soliciten, lo podemos percibir fácilmente, es cuando conseguimos regalar una sonrisa, una palabra de aliento, un abrazo sentido, en fin, hay mil maneras de hacerlo.
Otro valor que aflora con gran fuerza en estas fechas es la tan deseada PAZ , que hace tanta falta no sólo en el país, sino también a nivel personal, es simplemente vivir alejados de los conflictos, para lograrlo debemos aceptar la diferencias que existen en el entorno, saber escuchar, reconocer, aceptar, apreciar pero sobre todo respetar, ya lo decía ese gran activista estadounidense Martín Luther King “la paz no es simplemente la ausencia de conflicto; la paz es la creación de un entorno en el que todos podemos prosperar”. Yo le aumentaría en armonía entre las personas, sin la necesidad de provocar enfrentamientos, mucho menos conflictos absurdos.
Querido lector, le deseo que en esta navidad usted y su familia, sus hogares sean totalmente invadidos de bendiciones, de amor hacia ustedes mismos, por el prójimo y por el país, es tan sencillo tener paz, armonía ¡sólo actuemos! Ojalá y esta navidad 2023 abramos el corazón y vivamos realmente los valores éticos, que nos dan el gran regalo de ser mejores seres humanos, recordemos que, si sembramos en nuestro entorno estos sentimientos, veremos con gran alegría y satisfacción sus inolvidables y hermosos frutos. ¡Festejemos la magia de la Navidad!
Autor
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Cursó la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Obtuvo el Grado de Maestra en Psicología Social de Grupos e Instituciones por la UAM-Xochimilco y el Doctorado en Planeación y Liderazgo Educativo en la Universidad Autónoma del Noreste. Cuenta con la Especialidad en Formación de Educadores de Adultos por la UPN; y con los siguientes diplomados: en Calidad Total en el Servicio Público, Análisis Politológico, y en Administración Municipal en la UNAM, entre otros.
Ha desempeñado diferentes cargos públicos a nivel Federal, Estatal y Municipal e impartido cursos de capacitación para funcionarios públicos, maestros, ejidatarios en el área de Administración Pública y Educación. Catedrática en la UNAM, UA de C, UVM, La Salle y en la UAAAN. Asesora y sinodal en exámenes profesionales en el nivel licenciatura, maestría y doctorado. Ha publicado varios artículos en el área de administración pública y educación en diferentes revistas especializadas, ha asistido a diferentes Congresos a nivel nacional e internacional como ponente en el área de Administración Pública y Educación, coautora en dos libros. Autora del libro Islas de Tierra firme.
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