Demasiadas cazuelas
De manera natural, inercial, y casi se podría decir que hasta por gravedad, en el último año de su gobierno, los titulares del ejecutivo —federal o estatales—, empiezan a perder la fuerza que se supone debieron haber alcanzado a mitad de su mandato, pero en el caso del actual gobierno federal, y ya que fue el propio presidente en adelantar con mucho el proceso de su sucesión, y dio el banderazo de salida a mitad de su sexenio, su fuerza se ha empezado a desvanecer antes de que se entre al año en que se realizarán las elecciones presidenciales, en 2024.
En lo que va de este año, al Presidente no le han podido salir bien las jugadas que ha intentado, por lo que ha tenido que recurrir a intentar ganar con las mismísimas mañas que se usaron en el pasado y que durante décadas se dedicó a cuestionar en los tiempos que fue opositor, como el uso de la aplanadora, los albazos, madruguetes y demás argucias legaloides, para intentar alcanzar sus objetivos, como las recientes aprobaciones en ambas cámaras en ‘fast track’, sin discutir y ni siquiera revisar, todas las iniciativas enviadas por el ejecutivo, y que no tardan mucho en estarse discutiendo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) por las formas que se utilizaron para su aprobación.
Dicen los que saben que en estos momentos hay una urgencia por aprobar las iniciativas presidenciales sin moverle un punto ni una coma como acaba de ocurrir en ambas cámaras del Congreso de la Unión, porque al inicio del próximo periodo ordinario de sesiones con base en el convenio rotatorio entre las bancadas parar asumir os órganos de gobierno, en la Cámara de Diputados le correspondería al PAN la Junta de Coordinación Política; en tanto que el PRI encabezaría la mesa directiva, lo que se podrían convertir en diques para el avance de las iniciativas del Presidente en el último tramo de su gobierno.
Sin embargo, el desaseo con que han venido haciendo las cosas, han llevado a un tropiezo tras otro en las intenciones del Presidente. Ocurrió con su iniciativa de prácticamente desaparecer al INE, lo que dio nacimiento al famoso Plan ‘B’, que este lunes justamente fue discutido e invalidado en su primera parte, y cuya tendencia anticipa el futuro que le espera a la discusión de la segunda parte, al grado tal que el propio secretario de Gobernación, Adán Augusto López prácticamente la da por muerta cuando anuncia que ‘habrá un Plan C en las urnas’, mismo que sería muy interesante que explicara en qué consiste.
Un total de nueve ministros votaron en favor del proyecto presentado por el ministro Alberto Pérez Dayán, a quien se le sumaron Margarita Ríos Farrjart Juan Luis González Alcántara, Luis María Aguilar, Alfredo Gurtiérrez Ortiz Mena, Jorge Mario Pardo Rebolledo, la Ministra Presidenta Norma Lucía Piña, y hasta Arturo Zaldívar. Solo votaron en contra del proyecto, ya se sabía, las alfiles presidenciales Yasmín Esquivel Mossa y Moretta Ortiz Ahlf.
El proyecto, que soportó los virulentos embates lanzados desde Palacio Nacional encabezados por su principal inquilino, señala que –explica en diario El Universal-, existió violación a los artículos 71 y 72 de la Constitución Federal porque el decreto combatido se aprobó sin observar las reglas del procedimiento legislativo, ya que la iniciativa por la que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de la Ley General de Comunicación Social y de la Ley General de Responsabilidades Administrativas, publicada en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de Diputados, no es la misma que se presentó para su aprobación en la sesión del 6 de diciembre de 2022.
La SCJN prueba dos cosas, que los discursos rijosos, intimidantes, amenazantes lanzados desde el púlpito presidencial, y las violentas acciones que seguidores del Presidente han emprendido contra la Ministra Presidenta, lejos de intimidarla la han fortalecido y en los hechos ha mostrado que el poder Judicial no se somete al Ejecutivo y hay una auténtica división de poderes.
La otra, que el Presidente ha intentado imprimir mayor virulencia a los embates contra todo o todos a los que él considera enemigos, pero ya sin el efecto que hubieran podido tener en el inicio de su administración; lo hace justo en el tramo final de su mandato cuando su fuerza paulatinamente ha venido menguando, en medio de temas tan sensibles como los presuntos actos de corrupción de sus hijos, los excesos de su secretario de la Defensa, el remate del avión presidencial, el fracaso y desaparición del INSABI, la desaparición de la Financiera Rural, del Conacyt y de tantos temas sensibles más.
Para estar en la puerta de entrada del último tramo de su gobierno, pareciera ser que el Presidente tiene demasiadas cazuelas en la lumbre. Eso parece, y dos que tres guisos, ya se empezaron a quemar.
@JulianParraIba
Autor
- Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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