Recientemente se dio a conocer, a través de diversos medios de comunicación, el hallazgo de un lugar clandestino en el cual, presumiblemente, se elaboraba Coca Cola pirata. La propia Fiscalía General de Justicia de la ciudad de México, el tres de mayo, oficialmente informó de este caso de falsificación o alteración de bebida.
La falsificación o alteración de alimentos y bebidas consiste en modificar o adulterar los productos con el fin de obtener mayores ganancias económicas, lo que puede afectar su calidad y seguridad. Específicamente, la Ley General de Salud, en su artículo 464 establece lo siguiente “A quien, adultere, falsifique, contamine, altere o permita la adulteración, falsificación, contaminación o alteración de alimentos, bebidas no alcohólicas o cualquier otra sustancia o producto de uso o consumo humano, con peligro para la salud, se le aplicará de uno a nueve años de prisión y multa equivalente de cien a mil días de salario mínimo general vigente en la zona económica de que se trate”.
Desafortunadamente, la alteración intencional de alimentos con el objetivo de reducir los costos y aumentar las ganancias es un problema de seguridad alimentaria que ha sido reportado en diferentes partes del mundo. Estos casos pueden incluir la sustitución de ingredientes más costosos por otros más baratos o la adulteración de los alimentos con sustancias tóxicas o peligrosas para la salud. Recordemos que, en el año 2008, fue muy sonado el escándalo en China por la presencia de melamina, una sustancia tóxica, en la leche en polvo para bebés. En el 2017, se dio a conocer que en España una empresa estuvo vendiendo carne de caballo etiquetada como carne de vacuno. En México, hay varios casos y solo por mencionar algunos recordemos las alertas sanitarias por venta de un supuesto atún cuando en realidad se trataba de soya, agua y aceite. O en el 2019 por la detección de venta de tequila con grandes cantidades de metanol. A penas el pasado cinco de mayo se dio a conocer que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) informó sobre la circulación de tabletas pirata de la marca de Alka Seltzer.
En la circulación responsable de alimentos y bebidas están comprometidas las instituciones y la sociedad civil. Las primeras, que en el caso de México son la Secretaría de Salud, a través de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), así como la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) han logrado establecer una política adecuada de identificación de problemáticas, pero deben acrecentar los mecanismos de difusión y de inmediatez. Por su parte la sociedad civil, en la medida de lo posible pues no siempre es posible identificar la falsificación o alteración, debe reforzar la evaluación de los alimentos y bebidas que adquiere. Una sociedad exigente dejará poco espacio para la venta de productos piratas.
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