El teatro político
En cada elección suelen calentarse los ánimos, más que de los partidos o candidatos a algún cargo de elección popular, del electorado, que ve en estas jornadas la oportunidad de que el candidato que sigue termine con todo lo que está inconforme de los adversarios de quien apoya.
Pero hay que tener mucho cuidado en los discursos de quienes buscan el voto, porque algunos de ellos, con tal de conseguir su cometido, y sobre todo aquellos que tienen un interés más personal que el de ayudar a la sociedad, se valen de todo prometiendo investigaciones, sanciones y cárcel para conseguir la confianza de los ciudadanos.
La jornada electoral de Coahuila comenzó con ataques entre dos personajes, el candidato del Partido del Trabajo, Ricardo Mejía Berdeja, contra el candidato de Morena, Armando Guadiana Tijerina. Se dieron hasta con la cubeta, se atacaron, se denunciaron, se insultaron y hoy pareciera que buscan reconciliación.
Y sí, en política, muchos chapulines, así de fácil como dejaron el primer partido, saltan para donde más les convenga; sin embargo, Marlenne Cañas y el activista Fernando Rodríguez, fieles a sus creencias y a su personalidad, pusieron un alto al teatro político y pese a las intenciones de ambos candidatos y líderes de partido, pusieron en claro que en política guerra es guerra.
Es evidente como en los últimos dos debates, Guadiana y Mejía hasta se coquetearon políticamente, el saltillense le lanzó el llamado a declinar, y le siguió el presidente nacional de Morena, Mario Delgado quien, dijo, perdonarían el pasado, ese en donde le llamó traidor y lo exhibió asegurando que anteponía sus intereses personales por sobre los de los ciudadanos.
Aunque Mejía no respondió positivamente, tampoco agredió, pero no contó con que su esposa le gritara en público a Mario Delgado que “era la vergüenza de Morena”.
Hace unos días, a pesar de que el candidato a la gubernatura por el PT, Ricardo Mejía Berdeja, ha criticado fuertemente la Alianza Ciudadana por la Seguridad PRI-PAN-PRD circuló una fotografía tomada en Saltillo donde luce sonriente junto a los panistas Memo Anaya, quien por cierto es coordinador de la campaña de Manolo Jiménez Salinas en la Laguna, y Esther Quintana Salinas, candidata a una posición plurinominal.
¿Entonces las promesas de meter a la cárcel a alcaldes y exalcaldes, de denunciar presuntos actos de corrupción, espionaje y demás es un show? Es aquí donde los ciudadanos debemos estar muy atentos a las caretas que algunos podrían portar con tal de ganar votos.
Porque mientras los ciudadanos se dan con todo, familias terminan distanciadas y amistades fracturadas, al final del día algunos políticos solo piensan en su bienestar.
Ahí están los priistas Shamir Fernández y Jorge Luis Morán quienes primero traicionaron al PRI, luego traicionaron a Mejía para irse con Guadiana; igualmente Rodolfo Walls que primero traicionó al PAN para irse con Mejía, luego traicionó a Mejía para irse con Guadiana. Pues ahí está ahora el “petista” muy contento con los albiazules, que un día les denuncia de cómplices de la corrupción y al otro los abraza.
Y esos ciudadanos que en las redes sociales confían en la mano dura de Mejía, hay que analizar si este candidato es quien realmente cumplirá sus expectativas o todo se trata de un teatro político.
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