«El que anda con un cojo»…
Cuando éramos pequeños, mis primos y primas salían a jugar con los hijos de las vecinas de casa de mi abuela, pero a ella, no le agradaban las costumbres de todos. -No me gusta que se junten con esos niños- nos decía y agregaba en tono serio «El que anda con un cojo, si al año no cojea, renquea», cómo no entendíamos muy bien a qué se refería, continuábamos jugando y de vez en cuando, saltando en una pierna para que nos vieran «cojear».
La semana pasada, después de una larga jornada de 40 horas de permanencia en el Senado, las Constituyentes MX, lograron que la llamada «3 de 3» fuera aprobada, para ahora, ser votada en los Estados y que pueda elevarse a rango constitucional para que sea aplicable en el periodo electoral 2023-2024.
El apuro no es para menos, ya que constantemente llegan a las noticias historias de funcionarios que, abusando de su investidura y posición política, violentan sin consecuencias a sus parejas, ex parejas, hijos, colegas de trabajo etc. La palabra clave aquí es, consecuencias. Estamos cansadas de la impunidad con la que los funcionarios se pasean por la vida política de este país, como si el grado de funcionarios público, lejos de ser un compromiso y una responsabilidad muy grande con el pueblo, fuera un pase directo a la impunidad, un salvoconducto para arrasar con todo y contra todos a tu paso.
No pisamos el mismo suelo que aquéllos que, de frente dicen apoyar la iniciativa de ley y luego cambian el orden del día para ventilar otro tema importante sí, sin duda, pero muy polémico, sabiendo que la consecuencia sería la toma de la tribuna y con ello, la incertidumbre de aquéllas a las que momentos antes, se les aseguraba que «la 3 de 3» sería ley.
Esa es la clase política de nuestro país, la que miente, la que explota a las mujeres y las toma como moneda de cambio, la que alega que están ahí por un propósito distinto, la que tergiversa la información, la que va cojeando. Y debajo de todos ellos, vienen los otros funcionarios, de mayor o menor calibre, cojeando y renqueando con ellos, porque no conocen otra cosa, porque, sin consecuencias, no hay manera de que entiendan que las acciones que implementan en lo privado, afectan a todas las mujeres en la vida pública.
La 3 de 3 contra la Violencia, es un paso necesario e importante, para empezar a limpiar de cojos a la clase política de nuestro país, y de ahí, partir hasta llegar al cargo más humilde, no por ello libre de responsabilidades, para que cualquier servidor público del rango que sea, pueda entender que acosar, violentar o incumplir con sus obligaciones alimentarias, es motivo suficiente, para negarle el puesto al que aspira.
No podemos seguir solapando que funcionarios agredan a su pareja y queden impunes, resguardados en su alto cargo, como sucedió con Ricardo Padilla Martínez, subdirector de Producción Región Marina Noreste de Petróleos Mexicanos (PEMEX), quién luego de golpear a su esposa y cuñada logró asegurarse en su domicilio, respaldado por elementos de Seguridad Física, ante quiénes las víctimas lo estaban denunciando.
Pero así funciona el pacto patriarcal. Hombres que callan y ocultan las violencias que cometen sus «hermanos», y de las cuáles son muy conscientes, hasta que éstos les pisan las botas, cómo lo sucedido con Ricardo O’Farril.
En este contexto, la «3 de 3», es una medida necesaria en estos momentos en los que vivimos a la espera de un verdadero cambio, una verdadera democracia, en la que las mujeres podamos sentirnos representadas dignamente por aquéllos y aquéllas que elegimos en primer lugar para tal propósito.
Porque, como decía mi abuela «el que anda con un cojo, si al año no cojea, renquea», pero aquí estamos, listas, para enseñarles a caminar derechito.
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