México en la Edad Media
En los últimos días hemos visto crecer el tono de confrontación entre México y Estados Unidos. Un tema central es la inseguridad, donde Estados Unidos reprocha a México haber cedido control al crimen organizado, y México acusa a Estados Unidos de entremeterse en asuntos nacionales. Finalmente, la culpa por las muertes de mexicanos en territorio mexicano es culpa del Estado mexicano, al ser incapaz de proveer de seguridad a sus ciudadanos. En eso, México se parece mucho a los viejos Estados europeos de la Edad Media.
Que el Estado lograse el monopolio de la fuerza fue sumamente difícil, con implicaciones históricas enormes. Como dice el gran historiador estadounidense, Charles Tilly, “no subestimes la dificultad y la importancia del cambio”. En su reconocido libro “Coerción, Capital y los Estados Europeos”, comenta que los monarcas europeos tuvieron que desarmar tanto a individuos como a aristócratas con ejércitos privados. A los primeros les quitaron las armas a través de la instalación de cuerpos de policía permanentes y negociaciones con autoridades municipales. A los segundos, a través de la cooptación y, en ocasiones, la guerra civil. Sin embargo, aún continúan rezagos medievales, como la mafiosi italiana. En México, nunca hemos logrado salir del todo de la Edad Media.
Ya durante los siglos diecinueve y veinte surgieron testimonios de la inseguridad en el país. Con Juárez, los salteadores de caminos aprovecharon la guerra civil e invasión extranjera para sembrar terror en la población; Los Plateados fueron los bandidos más conocidos, retratados en la novela de Ignacio Manuel Altamirano, “El Zarco”. Fue bajo la dictadura de Porfirio Díaz que se pudo pacificar al país, aunque de la mano de los existentes cacicazgos, cooptando a unos y sometiendo a otros, como en el medioevo europeo; Gonzalo N. Santos, aunque vivió en tiempos posrevolucionarios, es el epítome del caciquismo mexicano, célebre por afirmar que “la moral es un árbol que da moras”. El régimen autoritario priista tuvo la incapacidad de construir cuerpos de policía profesionales, ya sea una sola policía nacional (Francia, Inglaterra, Alemania) o una policía federal acompañada de policías locales (Estados Unidos).
El México del siglo veintiuno padece de los problemas del medioevo europeo. Primero, tenemos los ríos de armas que navegan de Estados Unidos a nuestro país, donde tan solo en 2018 se calcularon en 230 mil. Segundo, se estima que el crimen organizado controla el 30% del territorio nacional, de acuerdo con el general Glen VanHerck, jefe del Comando Norte de Estados Unidos. Tercero, el crimen organizado no es el único actor que disputa el monopolio de la fuerza –y en ocasiones, el derecho a gobernar– al Estado: también tenemos guerrillas e incontables autodefensas.
No hay país desarrollado sin un Estado con el monopolio de la fuerza, la capacidad de control territorial, el poder para aplicar la ley. Europa salió del medioevo –en gran medida– porque el poder central terminó con individuos armados, ejércitos privados y señores feudales. Para que México salga también, tendremos que hacer lo mismo.
@FernandoNGE fnge1@hotmail.com
Autor
- Licenciado en derecho por la Universidad Iberoamericana (UIA). Maestro en estudios internacionales, y en administración pública y política pública, por el Tecnológico de Monterrey (ITESM). Ha publicado diversos artículos en Reforma y La Crónica de Hoy, y actualmente escribe una columna semanal en los principales diarios de distintos estados del país. Su trayectoria profesional se ha centrado en campañas políticas. Amante de la historia y fiel creyente en el debate público.
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