Un verdor terrible
Considerado un fenómeno editorial a dos años de su publicación “Un verdor terrible” del escritor chileno Benjamín Labatut, editorial anagrama 2020, se ha posicionado como una lectura indispensable en el conocimiento de la historia, ciencia y las más insospechadas anécdotas.
Concluido un libro, generalmente, suelo situarlo en el estante que sigue por llenar, o bien, entre aquellos que prefiero mantener cercanos porque en algún momento serán llamados a relectura. Sin embargo, en esta ocasión el libro no pasó a formar parte de ningún estante ya que comencé su relectura inmediatamente. Y es que nos encontramos ante una suerte de género inclasificable, entre ensayo y narración literaria, cuyo hilo conductor reside en los hechos entrelazados de un montón de historias que el autor hilvana a un ritmo trepidante.
Para efectos ilustrativos veamos algunos datos sobre el primero de los cinco apartados: Iniciamos conociendo el uso obligado del cianuro por criminales de guerra, para pasar al origen del mismo en 1782 derivado del primer pigmento sintético moderno: el “azul de Prusia”, que se volvió moda obligada en el arte europeo («La noche estrellada” de Van Gogh, «La gran ola de Kanagawa» de Hokusaki), a cómo este mismo componente fue revuelto accidentalmente con una cuchara que contenía restos de ácido sulfúrico creando el veneno más importante de la edad moderna, cianuro que incluso, utilizaría Alan Turing (padre de la computación) para suicidarse, hechos enlazados a Fritz Haber, genio alemán que creó el gas venenoso utilizado en la Primera Guerra, por lo cual sería señalado como criminal en 1918, para apenas unos meses después ganar el Nobel de química por un descubrimiento hecho en 1907: extraer nitrógeno directamente del aire y cimentar la producción de fertilizantes, lo que a su vez impulsó la generación de más comida en el mundo y con ello la explosión demográfica mundial que pasó de 1.6 mil millones a más de 7 mil millones de habitantes en menos de cien años.
Un libro por demás recomendable, que sin duda representará el goce de un sinfín de lecturas.
Somos lo que hemos leído y esta es, palabra de lector.
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- Columnista
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