A LA BÁSCULA

¿A poco antes no?

Hay ciertos temas, sobre todo los que les son sensibles a la sociedad -y en un momento dado pueden dar o quitar puntos de aceptación a los gobernantes-, que los políticos cuando están en el poder piden que no se politicen, pero esos son justamente los que más les encanta politizar cuando son oposición. Uno de ellos es el de la (in)seguridad, el ‘Talón de Aquiles’ de al menos los últimos cuatro gobiernos federales.

El asesinato cobarde de un par de sacerdotes Jesuitas en Cerocahui, municipio de Urique, Chihuahua, cercano al tristemente célebre ‘Triángulo Dorado’, visitado recientemente por el presidente Andrés López, donde pidió que ahora se le llamara el ‘Triángulo de la gente buena y trabajadora’, volvió a abrir un nuevo frente entre el actual mandatario y el ex presidente Felipe Calderón –su villano favorito y culpable de todo lo malo que suceda en el país-, en un diferendo que resulta para los ciudadanos comunes y corrientes, expuestos desde hace un buen número de años a la violencia –si no ya ellos o alguien de su familia han resultado víctimas de ella-, nos resulta además de ociosa por decir lo menos, cuando no repudiable, condenable y vomitable.

El crimen de los sacerdotes jesuitas sacudió fuertemente en todo el país, e incluso mereció una mención del Papa Francisco, quien a través de su cuenta de twitter mencionó: “Expreso mi dolor y consternación por el asesinato en México, anteayer, de dos religiosos jesuitas y de un laico. ¡Cuántos asesinatos en México! La violencia no resuelve los problemas, sino que solo aumenta los sufrimientos innecesarios”.

El Papa se corrió el riesgo de ser colocado –si no es que ya lo hicieron, aunque no públicamente-, en la larguísima lista de los neoliberales, fifís, y enemigo de la ‘transformación’ del país, sitio al que son condenados todos los que se atreven a contrarias las opiniones o puntos de vista de ya saben quién.

No, desde el púlpito presidencial, pero sí uno de sus beneficiarios del actual gobierno y defensor irracional de todo lo que le parezca contrario a la autoproclamada 4T’, Jenaro Villamil, quien en tono irónico y burlón replicó el tuit del Papa, con el siguiente título: “El mensaje ‘consternado’ del Papa Francisco ante el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Chihuahua”.

Colocándose más del lado del oficialismo antes que mostrar empatía y solidaridad con las víctimas y sus familiares, muchos salen a intentar a atajar las críticas con argumentos como ¿A poco antes no había violencia? ¿Qué antes no había feminicidios?

Y sí, sí los había, quizá no en números tan alarmantes como en los últimos años, pero sí, sí los había y uno se pregunta, entonces ¿Si antes había violencia, feminicidios, masacres, ejecuciones, ese es motivo suficiente para que permanezcamos callados?

Si el cuestionamiento de muchos que dicen que –según ellos- antes no decían nada y se quedaban callados, ¿nos toca como penitencia a seguir callados eternamente? ¿No tiene derecho la sociedad después de tantos pésimos gobiernos a por fin levantar la cabeza, dejar el silencio a un lado y levantar la voz? ¿Ahora e a fuerza que nos tenemos que quedar callados solo porque antes no se protestó?

Uno delos estigmas que más siguieron a Vicente Fox como presidente fue el que siendo candidato, dijo que él podría solucionar el asunto de los Zapatistas en Chiapas en 15 minutos. Andrés López prometió al inicio de su gobierno, y le puso plazo, que en seis meses lograría pacificar al país. Han pasado tres años más del plazo por él fijado y las cifras de muertes violentas ya supera a los registrados en los seis años de Felipe Calderón, su némesis.

¿Que la violencia es herencia de administraciones pasadas? Sí, es cierto, esto no empezó en este sexenio ni nadie lo ha planteado de esa manera. Pero que tres años y medio años después no nos salga con que no sabían las condiciones en que recibiría al país, si la violencia generada por los cárteles de la droga y la delincuencia organizada ya tenía una docena de años desatada.

Y justamente por eso la gente, la mayoría de los electores, más de 30 millones de mexicanos eligieron y votaron por una opción que le vendió ‘esperanza’, pero lamentablemente lo resultados no aparecen, lo que hace evidente, como sucedió con Calderón y después con Peña Nieto, que la estrategia –si es que en alguno de esos tres sexenios la hubo- es totalmente fallida, es un rotundo fracaso.

Hoy nos dicen que México es el país más peligroso para ejercer el sacerdocio, pero también lo es para ejercer el periodismo, pero también lo es para los luchadores sociales y defensores de los derechos humanos, y también para las mujeres, y también para… cada vez más sectores. Pero no, para algunos nadie tiene derecho a reclamar porque ¿A poco antes no había violencia? ¿A poco antes no había feminicidios? ¿A poco antes no había masacres ni ejecuciones?

 

laotraplana@gmail.com.mx

 

@JulianParraIba

Autor

Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.
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Julian Parra Ibarra
Es director del diario digital La Otra Plana y la revista impresa Metrópolis. En cuatro décadas de ejercicio periodístico ha trabajado en diarios como El Norte de Monterrey, La Opinión-Milenio en Torreón, Esto en la Ciudad de México y a.m. en León, Guanajuato entre otros; ha sido conductor en programas de radio y televisión. Es columnista en varios medios impresos y digitales de Coahuila y Durango.