Este título de una divertidísima película francesa, donde las tres hijas de un matrimonio se casan con quien la pareja piensa son los menos indicados, me parece ideal para lo que sucede en México.
¿Qué hicimos mal, para tener este presidente y estos políticos?
Un presidente que alardea de pobreza franciscana y de que no le importa el dinero, pero no para de hablar de él; sea para mencionar la riqueza que otros tienen o para calcular en las mañaneras, lo que recibirá de pensión al jubilarse; bastante más, por cierto, de lo que a muchos nos llega por muchos más años de trabajo.
Un presidente que está destruyendo México, con excepción de lo que beneficia al Cártel de Sinaloa; al que visita, elogia, disculpa por sus retenes armados y le construye carreteras que faciliten el trasiego de droga.
Siempre me pareció de mal gusto, que agradeciera a los emigrados que mandan dinero a sus pueblos; cuando debiera darle vergüenza, que no puedan mantenerse sin eso.
Pero parece haber otra importante razón, para esa gratitud.
Y la devela en El Economista de este 3 de junio, Luis Miguel González en su columna Entre las verdades incómodas y los héroes paisanos.
Refiere el enorme incremento que han tenido las remesas, que pasaron de 33 mil 677 millones de dólares en 2018 a 51 mil 594 millones en 2021 y en los primeros cuatro meses de 2022, crecieron el 17 punto 5 por ciento respecto a 2021.
Alza que pudiera estar relacionada con un cambio en el lavado de dinero de los carteles, hacía “una estrategia de blanqueo hormiga”.
Precisa González que el primero que habló del vínculo entre remesas y narco, fue José de Jesús Lemus en un reportaje para Los Ángeles Times en 2020; donde informó de muchísimas personas que por una comisión del 15 o 20 por ciento, envían a México de 300 a mil dólares.
Y cita una nota que el pasado 8 de noviembre en El Sol de México, advierte lo mismo.
Busqué en internet esa nota y leí que un ex empleado de una sucursal bancaria de Culiacán, Sinaloa, donde no debieran llegar muchas remesas porque la migración es baja, confió “… sabemos que esos envíos no los mandan familiares que trabajan en el otro lado”.
Y tras puntualizar que 20 municipios, concentran la quinta parte de los envíos y que ninguno es de alta intensidad migratoria, pero casualmente en todos hay fuerte presencia del crimen organizado, González concluye:
“Esta coincidencia hace pensar a los especialistas, que la mano del crimen podría estar detrás de ese mar de transferencias monetarias para blanquear dinero…”
Hipótesis a la que cayeron como anillo al dedo, las declaraciones de Francisco Labastida Ochoa y Porfirio Muñoz Lado, que lo acusaron de vínculos con el narco.
Creo que ese puede ser el motivo para que mientras a millones de mexicanos nos manda a cada rato “al carajo”, AMLO se incline ante los narcos.
Ya hasta le quiere cambiar el nombre al Triángulo Dorado, conocido así durante 7 décadas por dedicarse al cultivo, procesamiento y tráfico de amapola y goma de opio, para ponerle Triángulo de Gente Buena y Trabajadora.
Pero debe tener cuidado, porque lleva muchos puntos acumulados para un futuro juicio por complicidad.
También de proceder espantoso, es el líder de Morena Mario Delgado; quien denunció ante la Fiscalía General de la República, por “traición a la patria” a los 223 diputados que votaron contra la reforma eléctrica de López Obrador.
Hecho que José Woldenberg, califica en su columna Dan Miedo de este martes 7 en El Universal, como “demasiado grave, extremo y ominoso” porque viola la Constitución y “convierte las diferencias políticas en asuntos penales”.
Y asienta “han traspasado un límite que a todos debiera preocupar”.
Otro que da miedo, es el presidente del PRI Alejandro Moreno, Alito, acusado de malversar 3 mil 800 millones de pesos siendo gobernador de Campeche y a quien la actual gobernadora, Layda Sansores, ventaneó con grabaciones que revelan su forma de tranzar en los negocios y su propuesta para “matar periodistas no con balazos, sino de hambre”.
Con Moreno y Sansores, crece la lista de amigos de López Obrador que se acusan, extorsionan y graban ilegalmente unos a otros.
Y mientras, siguen desapareciendo y matando a mujeres y niños; aumentan en todo el país, inseguridad, crímenes y mexicanos sin acceso a buena educación, vivienda, comida suficiente y servicios de salud; y según la CEPAL dos millones y medio de compatriotas se sumarán este año, a los 61 millones de pobres.
Pese a todo, Morena gana las últimas elecciones…
¿Qué hicimos mal?
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