López Obrador se viste de valientito al amenazar al presidente de EU con no asistir a la cumbre del 4 junio en Los Ángeles, si no se invita a Venezuela, Cuba y Nicaragua, “porque debemos estar unidos”
¿Cómo creer que preocupa tanto la unidad, a quien ha pasado su vida formando bandos, impulsando rencillas?
¿Al que ha insultado a diputados del Parlamento Europeo, se ha peleado con España, ataca cotidianamente a la gente pensante de México y provoca desunión hasta entre sus colaboradores?
Suena más bien, a pretexto “revolucionario” para no ir; sus complejos no le permiten compartir espacio con quienes no sean sus enanos mentales o finjan serlo.
Y la situación le sirve, además, para tener tema en las mañaneras y desviar la atención de los problemas nacionales que ha creado.
Es tan incoherente que ni siquiera se pone de acuerdo con él mismo y no me refiero solo a lo que prometió en sus eternas campañas por la presidencia de México ni a sus compromisos al tomar posesión, sino a lo que dice en un momento de la mañanera, para al siguiente afirmar lo contrario.
Y si Biden finalmente decide invitar a Cuba, AMLO dirá que cambió gracias a sus presiones y encontrará otra excusa para no asistir; porque le saca a dar la cara en un foro internacional, teniendo tanto desastre en casa.
Sabe que todos conocen lo descuajeringado que tiene al país y que incumple la principal obligación de todo gobernante, que es dar seguridad a su población.
Teme que al verlo en esa cumbre sus colegas mandatarios y sobre todo la prensa que los acompaña, estarán pensando en las 34 mil personas desaparecidas en su sexenio, la mayoría menores de edad; en los 120 mil asesinados, en los 10 feminicidios y 3 infanticidios de cada día, en la muerte diaria, de al menos un policía.
O en los 36 periodistas masacrados en sus tres años de gobierno, 11 en lo que va del año.
Su administración se ha caracterizado por la violencia, que este mayo ha sido peor que nunca; en 15 días se han registrado mil 200 asesinatos, un promedio de 82 al día, la cifra más sangrienta en dos años.
Sabe López Obrador, que podría tener que enfrentar sonrisitas burlonas si como acostumbra, se pone a dar lecciones de buen gobierno, honestidad personal y transformación de países y realidades.
Porque a este autoproclamado revolucionario, con mucha cola derechista que le pisen, le gusta dárselas de libertador y presumir que su gobierno es ejemplo para el mundo y que no ha necesitado de balazos para dominar a los narcotraficantes, que con puros abrazos lo ha logrado.
Es una lástima que este machito unitario que molesta y reta a Biden y se agacha ante Trump, que mientras más “doblado” lo ve más lo insulta y a quien está dando un empujoncito para una segunda presidencia, muestre ante los narcos un miedo cómplice.
¿O será pura complicidad?
“La misión de este gobierno es cuidar la vida de los delincuentes porque también son seres humanos”, dijo en varias mañaneras al hilo.
Y en la del 10 de mayo, afirmó “estamos viviendo un momento estelar en la vida pública de México porque hemos salido de la ley del talión, de que el que a hierro mata a hierro muere y del diente por diente y el ojo por ojo… »
Para en seguida, felicitar al ejército por no haberse defendido cuando en Nueva Italia, Michoacán, los narcos le impidieron la entrada.
“Los soldados actuaron de forma responsable porque evitaron enfrentamientos y muertes…” dijo acerca del ridículo que hicieron cuando literalmente corrieron de los narcos; quienes, para mayor escarnio, subieron un video para que todos viéramos cómo huían despavoridos.
Y para más contundencia, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, afirmó que no responden a los criminales, porque “no hay agresiones armadas de parte de ellos”.
Pobre general reducido a ser vocero de lo indigno, cualquier disculpa es buena para no enfrentar y detener a los narcotraficantes como manda la ley.
Indigna que en este gobierno haya cambiado hasta la forma de referirse a los narcos y a sus cómplices.
Ellos, son seres humanos a los que hay que proteger.
Y sus cómplices, “personal de apoyo, base social de los narcotraficantes”.
Gracias por la aclaración, porque ahora sí me queda más que claro que AMLO no ejerce como presidente de México; actúa como personal de apoyo de asesinos y delincuentes.
Él solito se ha echado de cabeza y le puede costar, ser juzgado por complicidad.
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