Una serie que llega directo al corazón, aun cuando no alcance la notoriedad que se merece Recién estrenada en la plataforma de Netflix (debutó el 22 de abril pasado), se trata de una serie británica que se enmarca en el ámbito LGBTQ+, don dirección de Euros Lyn y escrita por Alice Oseman, basada en su propia novela gráfica, y cuyos protagonistas, Nick y Charlie, dos jóvenes que se dan cuenta que su amistad. bastante improbable dado que uno es estrella del rugby el otro es un típico “nerd “, descubren que podrían estar a punto de enamorarse, mientras estudian en una exclusiva escuela para varones y van creciendo con las características dudas de la adolescencia.
Estos chicos son dos polos opuestos que parecen atraerse: Nick es un notable jugador de rugby, popular en el colegio y de buenas intenciones. Charlie es nervioso, abiertamente homosexual y trata de zafarse de una relación bastante tóxica con un compañero del colegio que, avergonzado de su propia situación, finge una vida “normal” mientras se encuentra en los sitios más extraños con el desorientado Charlie que, para colmo, se empieza a dar cuenta que se está enamorando precisamente de Nick.
La serie ha cosechado grandes aplausos por parte de la crítica especializada, sobre todo porque el tratamiento que hace de la denominada “salida del clóset” está realizada con cariño, respeto y sobre todo, con mucha verdad, acorde al medio en que estos adolescentes se desenvuelven. En términos amplios, los comentaristas han descrito a esta serie como tierna, sana y llena de buenos propósitos, subrayando que pocas veces se ha logrado retratar con tanta verdad los buenos y malos instantes de la adolescencia y su forma de comprender y asumir su propia sexualidad en un instante social en que los patrones están en pleno cambio.
Se trata, por cierto, de una serie que se refiere a la iniciación de sus protagonistas en los delicados ámbitos de la sexualidad, pero sobre todo de los sentimientos, donde predomina la dulzura y la inocencia de sus personajes, quienes aprenden los caminos que conducen a su plena aceptación.
El periódico The Guardian denominó a la serie como “la más adorable de la televisión” y que “al final de sus ocho episodios, deja la sensación de estar en el extremo receptor de un fuerte abrazo”.
EL CORAZÓN, EL PRIMER AMOR
En la serie, por cierto, existen detalles dramáticos, en especial lo relacionado con la anterior pareja de Charlie y la actitud homófoba de los amigos de Nick, pero sin caer jamás en la exageración innecesaria.
“Heartstopper” está centrada en el descubrimiento de lo que se denomina primer amor, el descubrimiento no exento de dolor de que podemos tener un alma gemela, todo lo cual marca las decisiones de los protagonistas-
Es estupendo, como recurso dramático, que algunas decisiones o situaciones clave estén subrayados con la utilización de pequeños, aunque muy efectivos elementos visuales para demostrar la evidente atracción que se genera entre ambos y, de paso, recalcar que la historia proviene de una novela gráfica.
Por fortuna, todo el tratamiento del acercamiento entre los protagonistas y el nacimiento de su romance está tratado con seriedad, amabilidad y nunca se cae en elementos cursis o desagradables, en gran parte porque los dos protagonistas tienen una especial química que hace creíble su enamoramiento y su sorpresa ante los latidos del primer amor.
Desde luego, tratándose de un tema delicado y muy actual, existirán espectadores que acaso puedan considerar la serie inadecuada o atrevida, aun cuando uno de los puntos fuertes de este trabajo sea su encanto y su respetuoso modo de abordar el descubrimiento de la homosexualidad, del amor, de los sentimientos y de la manera correcta de abordar estas situaciones. Desde el ritmo, tono, interpretaciones y hasta el efectivo trabajo de puesta en escena contribuyen a elevar la calidad de esta serie británico donde -ojo- surge más de una sorpresa en el reparto con cierta presencia que nadie esperaba encontrar.
Como contexto hay que destacar que la cultura pop sufrió un gran cambio cuando Becky Albertalli publicó en 2015 Yo, Simon, Homo Sapiens. Tres años después, su versión cinematográfica (Con amor, Simon) hacía historia como la primera película de un gran estudio de Hollywood en estar protagonizada por un adolescente homosexual. Con estos elementos “Heartstopper” es una de sus herederas espirituales, y es una excelente carta de reivindicación del colectivo LGBTQ+.
Por esto es un mérito que esta historia coral que gira directamente alrededor del primer amor de dos personas del mismo sexo, sea delicada y centre su interés en el primer amor de dos adolescentes que, a pesar de sus diferencias, están destinados a enamorarse.
‘Heartstopper’ es, por suerte, una serie optimista que seduce con legítimo derecho al espectador, porque su historia es lisa y llanamente hermosa, entrañable, que aborda el tema LGTB en la adolescencia con un enfoque esperanzador, pero sin generar polémica innecesaria ni tomar partido de manera proselitista por un estilo de vida. Acaso se trate de una de las mejores series de este semestre que no ha logrado el reconocimiento que se merece en la cada vez más generosa cartelera de Netflix.
Autor
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Periodista, Escritor
Doctor en Proyectos, línea de investigación en Comunicación
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