A LA BÁSCULA

En la indefensión 

Desde hace un buen número de años, he estado convencido que, en aras de conseguir sus objetivos, al precio y costo que sea, los partidos políticos siempre han dejado a los ciudadanos en total indefensión, y que al momento de ir a las urnas, ya corrió mucho tiempo sin que los ciudadanos puedan ir a las urnas a elegir, la mejor propuesta de las que se le ofrecen en las boletas electorales. Hace un buen tiempo que, por desgracia, los votantes tienen que elegir –en la mayoría de los casos, con sus honrosas excepciones-, la opción que le parezca la menor peor.

A nivel presidencial, después de 70 años de predominio priista y luego de un hartazgo por parte de la mayoría de los mexicanos, por fin en el año 2000 se presentó la primera opción que se nos vendió como la del cambio. La gente creyó y siguió a Vicente Fox, quien experto en la cuestión mercadológica como funcionario de alto rango que había sido de la Coca Cola, logro venderse como un extraordinario candidato. La gente creyó que de verdad el guanajuatense representaba el cambio que todos soñábamos. La decepción llegó mucho antes de lo que se pudo haber esperado.

Como no había mucho de dónde escoger, seis años después la gente volvió a votar por el PAN, ahora por Felipe Calderón, quien ganó, diríamos en la primaria del barrio, ‘de panzazo’, con apenas medio punto porcentual, y en aras de conseguir una legitimidad que no había logrado en las urnas, al arranque de su administración, en su tierra, Michoacán, y como testigo el entonces gobernador perredista, Lázaro Cárdenas Batel, declaró su estúpida guerra contra el narco, de la que más de década y media después, nos hemos logrado librar en este país.

No tener más opciones de dónde escoger, la gente creyó que en verdad Enrique Peña Nieto representaba al ‘nuevo PRI’ y toda esa camada de gobernadores que ya como presidente presumía como la nueva generación de políticos de su partido, los Duarte, Javier de Veracruz y César de Chihuahua, Beto Borges de Quintana Roo, y en esa camadita hasta Rodrigo Medina en Nuevo León. Todos ellos sin excepción, terminaron en prisión, aunque el neoleonés haya sido por unas cuantas horas. Y el sexenio del ex gobernador mexiquense, quedará grabado como el más corrupto de la historia moderna, al menos hasta ese momento.

Atizado por la enorme decepción de los ciudadanos con las propuestas de priistas y panistas, se nos apareció ’rayito de esperanza’ que nos prometió un cambio total del país, este sería un México distinto al que estábamos acostumbrados a ver, ya no habría más corrupción, se acabaría con la violencia, con la impunidad, con los compadrazgos y nadie iba a estar por encima de la Ley ¿Se imagina usted un México así? Era tanta la decepción por los gobiernos que nos habían tocado, que millones de mexicanos se volcaron a las urnas para votar por ese México mágico.

Como diría el clásico, era demasiado bello para ser cierto, y nuestra carroza, parece ser, se nos está empezando a convertir en calabaza, cuando nos damos cuenta que, aunque digan que no son como los de antes, que porque ‘eso sí calienta’, si lo son. Y sobre todo lo que se viene viendo recientemente no es solamente desilusionante, sino que empieza a ser demasiado preocupante y, si me apura un poco hasta alarmante.

Y nada más por metiche y preguntón, cuestionaría ¿estos son los cambios prometidos? ¿el rumbo que lleva el país nos va a llevar a un mejor o peor destino que el que teníamos al arrancar esta nueva aventura? Un Presidente que violando y pisoteando todas las leyes exhibe documentos personales –de quien sea, son personales y no son de un servidor público, sino de un particular; un mandatario que convierte en sus enemigos a quienes simplemente piensen diferente que él y ejerzan su derecho de externarlo. “Pseudo ambientalistas, pseudo periodistas, golpistas, como califica a los que piensan distinto a él.

Que promueve un día sí y otro también, mensajes de odio en contra de periodistas y medios, de defensores de derechos humanos, de ambientalistas, y todavía encima burlarse de lo que él sabe que son ilegalidades, o por lo menos inmoralidades en el mejor de los casos. Un secretario de Gobernación que utiliza recursos públicos para asumir una actividad de porrista del Presidente y su partido, un subsecretario de Seguridad que pide vacaciones para ir a promover el proceso de revocación de mandato, pero para hacerlo utiliza medios gubernamentales; un director de la Guardia Nacional que no solamente presta su presencia, sino los aviones de su dependencia para movilizar a quienes ilegalmente hacen uso de las aeronaves del Gobierno para fines partidistas.

Como diría el rancherito, ‘y ora pa onde’. Por eso insisto que los partidos políticos nos dejan a los ciudadanos en completo estado de indefensión, llenos de decepción y sin mucho de donde poder escoger, de dónde elegir una buena opción ¿En 2024 se nos volverá a ofrecer un menú en el que tengamos que volver a elegir la menos peor de las opciones? O usted ve una buena. Si así es, compártamela, por favor.

 

 laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba