El sagrado y mortal derecho a portar armas en Estados Unidos
Es irónico que en Estados Unidos haya más probabilidades de morir en un tiroteo masivo que en un ataque terrorista. Pero lo raro es que las matanzas de estudiantes a manos de sus compañeros ya se han vuelto una cosa cotidiana. Esta semana, un nuevo caso en Oxford, Michigan en el que, no solo se arrestó al joven perpetrador del tiroteo, sino también a sus padres por facilitarle el uso de armas.
Estados Unidos tiene una gran cultura armamentista, en parte por el sustento jurídico de la segunda enmienda a Constitución, la cual reza que “siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no será infringido el derecho del Pueblo a poseer y portar armas.”
Esta disposición pasó en 1791. Recién habían salido de la guerra de independencia, y no había un cuerpo de seguridad profesional que protegiera a la población y a la Nación, ergo, cada persona tenía que defenderse, y para ello necesitaban un arma. Pero 230 años después las cosas han cambiando, hay policía y fuerzas armadas, aunque una parte de la población cree que el Estado no puede garantizar su seguridad, por lo cual, adquirir un arma en Estados Unidos es más fácil que comprar antibióticos.
Esta situación ha sido impulsada por una ONG de ultraderecha llamada la Asociación Nacional del Rifle, cuyo objetivo es proteger a toda costa el derecho a portar armas. Y lo hacen financiando campañas de candidatos afines que bloqueen todo intento por pasar leyes que limiten a la segunda enmienda, como el diputado Thomas Massie quien recientemente publicó una postal navideña familiar en la que él, su esposa e hijos adolescentes están todos armados hasta los dientes con rifles de asalto. “Santa Claus, tráenos municiones” decía el mensaje, sin pudor alguno.
De 1999, año en el que ocurrió el primer tiroteo escolar famoso en la Escuela Secundaria Columbine, a la fecha, ha habido 101 tiroteos en los que murieron 792 personas. Más de la mitad de los perpetradores han sido de raza blanca, y simpatizantes de esa agenda radical conservadora que argumenta que lo único que puede detener a una persona mala con un arma, es una persona buena con un arma. Pero la realidad estadística demuestra el peligro que representa para toda la sociedad la portación de armas. Sería más fácil que ni el bueno, ni malo, o el feo tengan una pistola.
El sociólogo Max Weber definía al Estado como “la institución, que en una comunidad, posee el monopolio de la violencia legítima”, es decir la fuerza pública. Mientras cada ciudadano tenga la facultad de asumir ese rol, ninguna institución podrá proteger la vida de las personas
Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael
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