COMO DECÍA MI ABUELA  

“Todo depende del color…” 

Me encantaba comer duraznos en almíbar en casa de mi abuela.  Mirar de lejos resultaba muy cansado, la espera se volvía eterna desde que empezaban a florecer los árboles hasta que nos sentábamos a disfrutarlos a la mesa. Había que cortarlos, lavarlos, hervirlos con azúcar, canela y demás ingredientes secretos de la abuela, menear intensamente para que no se pegaran al fondo, dejarlos enfriar y finalmente envasarlos al vacío para que durasen mucho tiempo en la alacena. Bueno, la verdad es que no tanto, éramos muchos nietos y bastante golosos, a decir verdad. Cuando le dije a mi abuela que si no le exasperaba el mencionado proceso me dijo: “Todo depende del color del cristal con que se mira… para mí, resulta una bendición tener un árbol en el jardín que nos traiga tantos momentos dulces”.

El 25N se estableció como día para generar consciencia de la violencia que vivimos las mujeres. El Estado se viste de naranja una vez al año, intentando dar una imagen de solidaridad con las mujeres, pero, por otro lado, cierra calles, levanta muros y envía a la policía a cuidar monumentos, como si las piedras fueran más importantes que las personas.

Cada marcha sucede lo mismo. La cobertura de los medios está enfocada en desacreditar el movimiento, mostrando imágenes de la supuesta violencia que ejercen las mujeres durante las marchas y dejando en segundo plano la represión del Estado ante su legítimo derecho de protestar.

Esto ocasiona que la opinión pública se encuentre dividida; entre buenos y malos, hombres y mujeres, “damas” y “feminazis”. Por esto es que muchas mujeres se declaran antifeminismo y son enfáticas al expresar en redes sociales que las feministas no las representan y claro, es comprensible pues ¿Cómo estarían de acuerdo en ejercer violencia, aquéllas que están siendo violentadas? Por desgracia, esta desacreditación da pie a lamentables hechos como los que se suscitaron en el estado de Hidalgo durante el 25 de noviembre pasado, en el que hombres se infiltraron en la marcha y comenzaron a agredir y violentar a las mujeres que participaban en ella, rociándolas con cloro o alguna sustancia similar que les ocasionó irritación en la piel, ojos y vías respiratorias, así como decoloración en sus vestimentas.

No faltan aquéllas autoridades oportunistas que utilizan los acontecimientos de las marchas, para dar impulso a sus movimientos políticos e iniciar campañas de desprestigio hacia sus opositores. Como el caso de Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, quién acusó a la ex Diputada y actualmente funcionaria de la alcaldía Miguel Hidalgo, Alessandra Rojo de la Vega, de celebrar y promover acciones violentas durante la marcha, por participar activamente en ella. Sin embargo, Rojo de la Vega se ha declarado abiertamente feminista en diversas ocasiones y esta no es la primera marcha en la que participa, por lo que está acostumbrada a documentar su activismo para subirlo a sus redes sociales. En los videos de las redes de Alessandra, se observa cómo ella era parte de un contingente vestido de color naranja y cuando se toparon con mujeres del llamado “Bloque negro” éstas le gritaron “No marchamos con diputadas” a lo que la aludida respondió “Ya no soy diputada” y luego les pidió un abrazo. Cuando se abrazaron se pudieron escuchar diversas voces de júbilo y la frase “¡Primero mujeres!”.

Tal cual decía mi abuela “Todo depende del color del cristal con que se mira” pero hay quienes están decididos a manipular estos cristales y vendernos cosas que no son ciertas. Existe una realidad irrefutable, la violencia sistemática, machista, institucional y patriarcal hacia las mujeres existe, se da en todos los niveles, se usa para controlar, manipular, explotar y mantener calladas a la mitad de la población. Pero si aprendemos, si estamos dispuestos a escuchar distintas voces y opiniones, quizá todos usemos lentes naranjas, verdes y violetas y podremos ver con un cristal diferente la realidad.

 

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El Heraldo de Saltillo
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