Curiosa forma de protestar la del presidente López Obrador sometiéndose al bloqueo que este viernes 27, lo inmovilizó dentro de su camioneta más de dos horas impidiéndole llegar a la sede de la Séptima Región Militar en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
«Decidí no entrar, como protesta”, dijo al ver que no podía bajarse del vehículo en el que permaneció manoteando tras el vidrio del asiento del copiloto, mientras maestros y otros inconformes le gritaban.
Y muy opaca se vio la transparencia de la que se ufana, porque en los videos trasmitidos por la presidencia colocaron cortinitas negras, para que no viéramos el enojo de la multitud y las pancartas con sus demandas.
Ahí quedó AMLO furioso y atrapado, como si no fuera Presidente de la República y como si el secretario de la Defensa, Luis Crescencio Sandoval, no estuviera a unos pasos presidiendo una conferencia mañanera sin el mañanero.
Los bloqueos se repitieron dos días, evidenciando fallas del encargado de custodiarlo, Daniel Asaf; de la secretaria de Educación, Delfina Gómez, por no haber dialogado con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE, a la que López Obrador ha dado durante años alas y dinero, para extorsionar.
Y de la Secretaría de Seguridad Pública, que no detectó lo que se tramaba; su titular Rosa Icela Rodríguez, fue incapaz de explicar la estrategia de seguridad que culminó en esa debilidad sin precedente, del Estado mexicano.
Pero mostrando que su cerebro no capta la realidad y como si medio país no lo hubiera visto desencajado dentro de la camioneta bloqueada, López Obrador ha reaccionado como opositor reprimido, diciendo “Ni Frena ni la CNTE detienen al presidente”.
Frasecita falsa, porque lo detuvieron; pero le sacará jugo durante semanas, para eludir referirse a lo que define su administración: Mucha inseguridad, impunidad para criminales, poca vacunación, pésimos sistemas de educación y salud, mal equipamiento en escuelas reabiertas, incremento de pobres, fuga de capitales y maltrato a quienes entran a México buscando pasar a Estados Unidos.
AMLO se jacta de “destapar corcholatas”, por haber nombrado a colaboradores que considera presidenciables; pero le ha dado por destapar botellas ajenas, que pueden tener más gas que las suyas.
Porque sigue sin entender, que no es con insultos a adversarios y malos modos a subordinados, como avanzará su Cuarta Transformación.
La ha emprendido contra todos los que le rodean, con excepción de los narcotraficantes y dos que tres personas como Peña Nieto y Bartlett, a los que teme porque algo le saben.
No escucha a sus asesores, a su exsecretaria de Gobernación y a la de Educación, las ha ninguneado públicamente y aunque sabemos que han estado de adorno y sus capacidades no son como para emocionar, no le fueron impuestas; él las eligió, para esos puestos.
Otra de las últimas vergüenzas de su gobierno, es el chisme entre funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores, (SRE).
Resumiendo: Jorge F. Hernández, agregado cultural en España, fue despedido por su jefe Enrique Márquez, por “comportamiento indigno”.
Hernández armó lío y Márquez renunció a la dirección de Cultura que encabezaba desde 2019.
Muy pocos conocían la causa de la destitución, pero a la semana nos enteramos cientos de miles; porque el mismo Márquez divulgó, que Hernández dijo en una comida privada que María Carmen Oñate, embajadora de México en España, “es una viuda borracha”.
Esos son los niveles en esos “cultos” ambientes.
En otro tema y respondiendo a informaciones sobre venta de niñas en el estado de Guerrero, supuestamente “por usos y costumbres” el presidente aseguró que eso se da “en todas las clases sociales; pero arriba se oculta” y que por eso quiere que su trasformación, “llegue al bienestar del alma…”
Y la anunciada oferta de gas barato para ayudar a la economía familiar, que haría la empresa lopezobradorista Gas Bienestar, que a ritmo de cumbia inició esta semana operaciones en Iztapalapa, fue un fiasco; alegando que es «gas sin aire», lo dan más caro que los privados.
Así están algunas cuestiones este primero de septiembre, que AMLO rinde su Tercer Informe de Gobierno; al que llega con 90 mil asesinados por el crimen organizado, incremento de feminicidios, decenas de miles de desaparecidos, 260 mil muertos por la pandemia, militares en todas partes, Pemex en quiebra y pobreza generalizada.
Ha gobernado mal, pero tuvo tiempo de escribir un libro de memorias que, sin ningún pudor, está pidiendo que se compre, aunque se trate de un resumen de sus mañaneras con pocas revelaciones.
Entre ellas, su cínica confesión de que, dando la espalda a México, se comprometió con Trump a no hablar públicamente del muro fronterizo.
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