Ciudad de México.- Hace un par de días, el maestro Juan Andrés, docente de una escuela primaria en el municipio de Huimanguillo, en Tabasco, recibió un mensaje de voz del señor Manolo, padre de uno de sus estudiantes.
“Quería comentarle que la mera verdad nosotros ya no pienso (sic) de mandar al niño a la escuela, sobre todo también a la niña al kínder. Sí los vamos a inscribir, el detalle es que la verdad, maestro, que ahorita ha salido mucho caso (de COVID) positivo aquí en la comunidad, no vaya usted a pensar que es mentira, la verdad ha salido mi tío, varias personas y la mera verdad es que ahorita como está un pozo que van a perforar de Pemex, ahí están haciendo las pruebas y ahorita van como seis o siete personas de la comunidad que están contagiadas”, explica el padre de familia.
Detalla que ha habido dos personas que por el virus se han visto graves y ni él ni su esposa quieren poner en peligro a sus hijos ni arriesgar a los demás.
“La mera verdad nosotros no nos queremos arriesgar, sobre todo si me contagio yo o algo no quiero que el día de mañana usted se vaya a contagiar, u otras personas, mi mujer le vaya a pegar algo… sí lo vamos a inscribir, nada más quiero que usted me diga qué día quiere los papeles para que le saquemos copia, o si usted va a pasar aquí a mi casa, con mucha confianza pase, de todos modos aquí nosotros tenemos gel”, concluye Manolo.
Como este, el profesor Juan Andrés ha recibido otros mensajes —de voz o escritos— en los que los padres le informan su decisión sobre mandar o no a la escuela presencial a sus hijos. Las opiniones están divididas.
Para el maestro, quien se ha dedicado a la docencia por 16 años, la vuelta a la escuela presencial debe llevarse a cabo a la brevedad porque los menores no solo han mostrado cambios en su conducta —están tristes o irritables— por estar encerrados en su casa, sino que el atraso en su aprendizaje es indudable.
“Es necesario reconocer que tenemos un rezago educativo y tenemos que comenzar a encontrar la forma de revertirlo lo más que se pueda porque yo pienso que sí va a ser complejo, yo pienso que sí vamos a tener una generación marcada por este rezago educativo”, previene Juan Andrés.
Animal Político publicó que de acuerdo con el estudio “Impacto de la pandemia en niños y niñas” que la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración dio a conocer el 13 de agosto, 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron al ciclo escolar 2020-2021 por causas relacionadas con COVID-19 o por falta de recursos. Tres millones de ellos son niños y niñas.
En el municipio de Paso del Macho, en la zona montañosa de Veracruz, la profesora de telesecundaria, Guadalupe García, refiere que durante la pandemia algunos de sus estudiantes dejaron las clases que ella y otros docentes dieron casa por casa porque tuvieron que ponerse a trabajar para apoyar económicamente en su casa.
¿Cuántos de sus alumnos desertaron? —se le pregunta—.
“Aunque hubieran desertado no se podía decir que reprobaron porque hay un acuerdo de evaluación que nos dice que todos los alumnos, independientemente de que hayan o no trabajado, tienen que pasar al siguiente grado”, dice la docente.
Se trata del acuerdo 16/06/21 que la SEP divulgó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 22 de junio y en el que, entre otras cosas, dispone que con las alumnas y alumnos con los que se mantuvo el nivel de comunicación prácticamente inexistente se deberá registrar en la boleta de evaluación la leyenda “Sin información” y que “en ninguno de los casos podrá retenerse a los educandos en el grado escolar en el cual se encuentran inscritos considerando que se encuentran sujetos a un proceso de valoración extraordinaria”.
La docente destacó que en la última parte del ciclo escolar prácticamente todos sus alumnos volvieron a las actividades, aunque reconoció que hubo un menor avance en el aprendizaje que han tenido sus alumnos.
Necesario abrir las escuelas
A inicios de 2021, Juan Andrés supo por los padres de familia que sus estudiantes cada vez perdían más el interés por las clases que tomaban en televisión, pues en el municipio de Huimanguillo, en Tabasco, prácticamente no hay conexión a internet y cuando hay, esta suele ser muy inestable.
Preocupado por la situación y porque el aprendizaje de los menores se había estancado, Juan Andrés —con apoyo de autoridades de su escuela— propuso a los padres de familia que se instaurara un modelo híbrido de atención y que los alumnos, en grupos de cinco, pudieran acudir a clases presenciales.
La respuesta que obtuvo por parte de la comunidad fue satisfactoria por la totalidad de los padres de familia, por lo que la segunda parte del ciclo escolar 2020-2021 lo pudo impartir de esta forma.
“Los acuerdos los tuve que hacer al margen de la autoridad educativa porque en ese momento se prohibía abrir las escuelas, entonces conociendo esta dificultad, pero también conociendo mi realidad como maestro, pues es un riesgo que uno asume y por eso mismo uno no divulga este tipo de situaciones porque te metes en polémicas con tus autoridades, pones en entredicho a tu jefe inmediato, en este caso los directores…”, explica Juan Andrés quien por esta razón solicitó omitir su nombre real.
Aunque se trataron sesiones esporádicas, el que los menores hayan regresado a la dinámica escolar tuvo significantes cambios en su ánimo y comportamiento en casa, según le refirieron los propios padres de familia.
Ahora, para el ciclo 2021-2022, el docente afirma que es necesario y urgente que las escuelas abran y los niños tomen clases presenciales porque las clases por la pantalla de televisión o celular jamás igualarán a una escuela, sin embargo, reprocha la total desorganización entre las autoridades que, además de no tener un protocolo de regreso a clases, un día informan una cosa y al otro se desdicen, abonando a la incertidumbre de padres y maestros. Tal fue el caso de la carta compromiso que la SEP había solicitado como requisito y que un par de días después fue negada tanto por la secretaría como por el presidente Andrés Manuel López Obrador quienes incluso señalaron que nunca fue un requisito que ellos propusieran para la vuelta a clases.
“Soy un convencido de que abrir las escuelas es necesario, yo sí creo esa parte, el problema es el cómo, la manera. Yo pienso que hay que privilegiar la autonomía de las escuelas, de los docentes, de las comunidades escolares y hacer un ejercicio de honestidad y ver hasta dónde podemos abrir las escuelas y no solo decir ‘no puedo’”, dice Juan Andrés.
“Los niños tienen el deseo de volver a la escuela, la escuela no puede estar reducida a guías, a un teléfono, a ese tipo de cosas, a mi juicio eso no es la escuela. Yo pude ver que les ayudó mucho que se vieran, que pudieran observarse. No jugar al 100% como se hacía en la normalidad sin el virus, pero sí pude notar que les alivió un poco esta situación de la incertidumbre que ellos viven al estar encerrados en cuatro paredes”.
El plantel donde él da clases no cuenta con agua potable y para cubrir con sus necesidades echan mano de un pozo cercano. Esta situación, subraya, podría interpretarse como una limitante para el regreso presencial, pero acota que así es cómo se han impartido clases por años. No es la situación idónea e insiste que hay que privilegiar que los niños vuelvan a tener una rutina que los acerque a la escuela y a la convivencia con sus amigos y maestros.
“Aunque lo reprueben”
Jazmín tiene 28 años y es madre de un pequeño de 8 años que pasó a tercero de primaria y de una bebé de 2 años.
Es jefa de familia, así que se dedica al aseo doméstico para poder llevar dinero a su casa. Desde que empezó la pandemia de COVID-19 la joven ha dado seguimiento a las clases de su hijo a través de su celular y en ocasiones a través de la televisión con el Aprende en Casa.
Luego del anuncio del regreso a clases presencial, Jazmín duda qué hacer. Cuenta que ya observa a su hijo desesperado y que cada vez es más común que le pregunte cuándo va a regresar a la escuela. Se trata de una duda que durante meses su hijo no tuvo porque disfrutaba estar en casa. Fueron unas largas vacaciones que el pequeño ya no disfruta más.
“Yo luego pienso que ya deberían regresar, aunque mi hermana lo cuida cuando salimos a trabajar, él necesita ver a sus amiguitos, distraerse, pero también está la enfermedad que está muy fuerte y me da mucho miedo que se vaya a contagiar… tanto que nos hemos cuidado”, refiere Jazmín.
“Mi mamá dice que no lo mande a la escuela y pues yo creo que tiene razón y aunque lo reprueben pero que esté sano”.
La joven, habitante del municipio de Chalco, en el Estado de México, reclama que en esta zona están vacunando muy lento —ella aún no ha sido convocada ni para la primera dosis— lo que, dice, le preocupa porque la gente corre riesgo de enfermarse más.
Al preguntarle si no le preocupa que su hijo se retrase en la escuela y no esté adquiriendo los conocimientos necesarios para su edad, Jazmín lo piensa un momento y afirma que su hijo ya sabe leer y escribir poquito.
“Y pues si tiene que repetir el año, pues que lo repita”, suelta.
A una semana del inicio formal del ciclo escolar 2021-2022 Jazmín no ha recibido ninguna información oficial de qué pasará el lunes 30 de agosto. A través del chat de Whatsapp que tienen con la maestra que le dio clases a su hijo se ha preguntado, pero no ha habido ninguna respuesta.
Refirió que tampoco se les ha convocado para ir a limpiar la escuela o a revisar que todo esté bien. Por comentarios supieron que en algún momento personas ajenas al plantel educativo ingresaron y robaron insumos como papel de baño, limpiadores, jabones y algunos otros productos, pero oficialmente no han sabido nada.
Reclaman desorganización de la SEP
Así cómo el señor Manolo le envió un mensaje de voz explicando las razones por las que no enviará a su hijo a las clases presenciales, Juan Andrés ha recibido algunos otros de papás que dicen que sí enviarán a sus hijos a la escuela.
“Tenemos que ir viendo cómo armonizamos esas opiniones y no nos queda de otra nada más que trabajar con los que se pueda y con los que no, hay que atenderlos a la distancia, no hay de otra manera, yo no le veo una salida en la semana o los días que faltan para el regreso a clases”, afirma el maestro.
Si desde un inicio las autoridades educativas de todos los niveles se hubieran puesto de acuerdo, subraya, ni padres ni maestros tendrían tantas dudas sobre el regreso a clases presencial.
“A mí particularmente sí me pesa mucho esta falta de organización de parte de las autoridades, principalmente yo pienso que a nivel federal hay un vacío en la SEP, a la maestra Delfina Gómez sí le está faltando mucho liderazgo y esto nos afecta mucho. Yo lo primero que hubiera pedido es que se organizaran ellos mismos, que tuvieran una forma de comunicar más efectiva y que nos ayudaran a tener certidumbre porque lo que tenemos ahora es una incertidumbre tremenda”, reclama el maestro.
Quienes también deberían estar participando activamente en el regreso a clases son las autoridades municipales. Deberían asegurarse de que los planteles estén en condiciones de recibir a los alumnos, que la infraestructura esté adecuada, que los alrededores sean seguros, sin embargo, lamentó el docente, este nivel de gobierno está totalmente borrado.
“Veo que una de las autoridades que está fuera de todo esto son las autoridades municipales, las veo ausentes, no veo que se metan dentro de esta empresa que nos obliga a unificar nuestros esfuerzos (…) ojalá que las autoridades municipal, estatal y federal se pudiera unir para garantizar mejores condiciones para el regreso a clases”, concluyó. (ANIMAL POLÍTICO)
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