Ciudad de México.-De 2018 a 2020 hubo un incremento de 3.8 millones de personas en situación de pobreza en México y 2.1 millones más en pobreza extrema, según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Pero el presidente López Obrador dice “no aceptar” los resultados del informe, y asegura que pese a la pandemia “la gente está recibiendo más apoyos” y “tiene para su consumo básico”.
Animal Político publicó que para refutar las cifras del organismo constitucional encargado de la medición de la pobreza en México, el presidente dio “otros datos”, pero en contexto estos resultan engañosos, según la revisión de cifras de Inegi y Coneval, y la voz de expertos.
Por ejemplo, el mandatario asegura que 70% de los hogares reciben apoyos de programas sociales del gobierno, cuando especialistas y estudios de organizaciones coinciden en que en realidad la cifra no supera el 30%.
Se buscó a Presidencia para saber si tenían alguna precisión o comentario sobre esta verificación, pero hasta la fecha de publicación no habían respondido.
López Obrador también insistió en que el aumento en las remesas, el incremento del salario mínimo y los apoyos que la ciudadanía recibe por parte del gobierno federal son indicadores que se deberían considerar para medir el bienestar, dando a entender una omisión por parte del Coneval, pero lo cierto es que estos aspectos ya están contabilizados dentro de su análisis de cifras.
Aquí una revisión de frases del presidente sobre pobreza y programas sociales en la conferencia mañanera del 6 de agosto:
“En promedio, en el 70 por ciento de los hogares, sobre todo la gente más pobre, 70 por ciento de todos los hogares del país reciben cuando menos un apoyo. Antes no era así”
El presidente insistió en que el 70% de los hogares mexicanos reciben un apoyo del gobierno, lo que Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, doctor en Ciencia Social por El Colegio de México y economista por la Universidad de Guadalajara, dice estar muy fuera de la verdad.
Jaramillo-Molina analizó los datos de la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación (ENOE) y, tal y como explica en su artículo, encontró que “sólo 3 de cada 10 hogares en el país son beneficiarios de algún programa social”.
En el mismo sentido se pronunció Rogelio Gómez Hermosillo, Coordinador de Acción Ciudadana frente a la Pobreza, quien aseguró que “en los datos de Inegi que usa Coneval se toma en cuenta todos los ingresos que tiene la gente, y lo que dice la encuesta del INEGI es que el 70% de la gente no recibe apoyos del gobierno”.
De hecho, según un análisis de los datos de la Encuesta de Ingreso y Gasto de los Hogares (2020), realizado por el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG), los hogares más pobres reciben casi los mismos beneficios sociales que los más ricos, y los hogares beneficiarios de programas sociales pasaron de 28 a 30% entre 2018 y 2020.
“En 2020, sólo 37% de los hogares más pobres (decil I) eran beneficiarios de programas sociales”, señala el INDESIG. Por lo que asegurar que más del 70% de las familias reciben apoyos sociales es falso, según este análisis basado en datos del INEGI.
(El Coneval) “Tiene formas de medir de otra manera, tienen otros indicadores, lo respeto pero es indudable que la gente está recibiendo más apoyos… nada más las remesas, a ver por qué no pones las remesas para medir el crecimiento”
El presidente insistió en que la forma de medir la pobreza que el Coneval utiliza no es la única y señaló que, por ejemplo, se puede incluir como indicador el aumento de las remesas. En otro momento de su discurso, también destacó la importancia de los programas sociales para la ciudadanía, que dijo también son un indicador de bienestar.
Pero dentro del análisis del Coneval ya se consideran los ingresos que las familias obtienen por las remesas y los apoyos federales.
El Coneval refiere que su informe lo construye a partir de los datos reportados por la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Dentro de la ENIGH se reporta el “Ingreso corriente total promedio trimestral por hogar”, y dentro de esta categoría se pregunta a los encuestados cuál es su principal fuente de ingresos. Dentro del rubro “Transferencias”—son la segunda fuente de ingresos de los hogares mexicanos— se incluyen: jubilaciones, pensiones e indemnizaciones por accidente de trabajo, despido y retiro voluntario; becas provenientes del gobierno y de instituciones.
Así como ingresos provenientes de otros países, beneficios provenientes de programas gubernamentales, transferencias en especie de otros hogares y transferencias en especie de instituciones.
En cuanto al tema de las remesas, como te contamos en esta nota, especialistas como Valeria Moy y Arturo Huerta señalan que su incremento no es un logro del gobierno, ni un elemento en que debiera sustentarse la política económica nacional.
Por ello, resulta engañoso que al hablar de los apoyos del gobierno para la gente se destaque el dinero que envían los connacionales desde Estados Unidos.
Si solo se toma el fragmento de “es indudable que la gente está recibiendo más apoyos”, el análisis de Indesig mostró que en 2016 se había tenido una cifra más alta de porcentaje de hogares beneficiarios de programas sociales.
“Mientras que en 2018, Prospera alcanzaba a llegar a 18% de los hogares (a pesar de críticas importantes a su focalización), en 2020 ningún programa lo ha superado”, acotó también Indesig con los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares.
Además, un aspecto importante que destacó su análisis es que “en todos los casos de programas sociales de 2020” los beneficiarios de los sectores más ricos reportaron recibir más dinero transferido, y no los más pobres.
Se consultó a Rogelio Gómez Hermosillo para saber si había otras formas de medir el bienestar y la pobreza, como dijo el presidente. Al respecto señaló que “puede haber muchos datos, pero los datos que en nuestro país son los datos oficiales son los de Coneval, porque así dice la Constitución”.
En el inciso C del artículo 26 de la Constitución se señala que el Estado contará con un Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), que será un órgano autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propios, y tendrá como funciones principales la medición de la pobreza y la evaluación de los programas, objetivos, metas y acciones de la política de desarrollo social.
“Bueno, es producto de la crisis sanitaria y de la crisis económica que afectó mucho a ciertos sectores, afectó en general”
La primera vez que el presidente fue cuestionado —durante su conferencia de prensa del 6 de agosto— sobre los resultados del informe de las Estimaciones de Pobreza Multidimensional 2018 y 2020, señaló que el aumento de la pobreza en lugares como Los Cabos o Quinta Roo “es producto de la crisis sanitaria y de la crisis económica que afectó mucho a ciertos sectores, afectó en general”.
Es cierto que durante 2020 la economía mexicana se desplomó 8.5% a causa de los efectos de la crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19, de acuerdo con la estimación oportuna del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Hubo una afectación económica mundial.
Sin embargo, la pandemia llegó a México en marzo de 2020 y durante todo 2019 —primer año de gobierno de López Obrador — este no fue un factor determinante. En 2019, el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 0.1% en comparación al año anterior, cuando se incrementó 2.1% anual, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
“Hay un factor de distribución de ingresos laborales que sí está relacionado con la crisis económica, pero la medida en la que disminuyeron los ingresos también depende de las acciones que haya tomado el estado para atender dicha crisis”, señala Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, quien destaca que en otros países sí se activaron apoyos sociales para apoyar a la población en medio de la crisis.
Medios internacionales como El País informaron desde finales del año pasado que “los estímulos anunciados por el Gobierno ante la crisis del coronavirus representan alrededor del 1% del PIB, cuando la media entre los países emergentes es del 6%”, según un informe del Fondo Monetario Internacional.
Pese al aumento de la tortilla “de 6 kilos que tenía la gente de comprar con un salario mínimo ahora puede comprar 8, dos kilos más, y esa es una forma de medir pobreza y bienestar en la gente”
El presidente señaló que el aumento del salario mínimo durante su gobierno y que ahora las personas puedan comprar más cantidad de tortillas que antes es un indicador del bienestar de la gente.
Lo hizo sin explicar por qué entre los diferentes productos de la canasta alimentaria en específico la tortilla sería su “indicador”, siendo que el salario se distribuye entre diferentes gastos, además con la inflación, precios y capacidad de compra variando a lo largo del año.
El poder adquisitivo de la población con el salario que recibe es uno de los aspectos que menciona Coneval en su análisis.
Se menciona ahí que el poder adquisitivo del ingreso laboral real per cápita tuvo una disminución de 4.8% entre el primer trimestre 2020 y el primer trimestre 2021, al pasar de $ mil 919.84 a $ mil 827.39 pesos, lo que representa una pérdida de $92.46 pesos.
Las cifras del Coneval –basadas en datos del INEGI– que comparan el precio de la canasta alimentaria con el ingreso laboral real, exhiben que al primer trimestre de 2021 el 39.4% de las personas en México no pueden comprar estos productos de canasta básica.
De hecho, si se compara este trimestre con el primero de 2020 –cuando 35.6% estaban en pobreza laboral–, el porcentaje de personas con empleo que no puede comprar la canasta básica aumentó 3.8 puntos.
A comparación con el cuarto trimestre de 2018, cuando López Obrador asumió la presidencia, la cantidad de personas que están en pobreza laboral sí ha disminuido, pero la cifra es de apenas un 0.4%.
Además, como ya se mencionó, la canasta alimentaria abarca más productos que solo la tortilla: consiste en productos seleccionados de acuerdo con el patrón de consumo.
Según la herramienta del Coneval, el precio de la canasta alimentaria en áreas urbanas pasó de costar mil 556 pesos en diciembre de 2018 a mil 745 en junio de 2021.
En el caso de los productos en específico, el cambio es irregular: la pierna, muslo y pechuga con hueso costaba 58.7 pesos por kilo en diciembre de 2018, pero en junio de 2021 se vende a 76.9.
Mientras, en el caso de la leche, pasó de 16.7 pesos por litro a 18.9 en el mismo periodo. (ANIMAL POLÍTICO)
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