Amargo acontecer
¿Qué sucede en Palacio Nacional? Más allá de la manifestación en el Día Internacional de la Mujer, se nota evidentemente que el presidente es vulnerable: no sabe cómo lidiar con las mujeres. Se ha encerrado en Palacio de forma tal que, en lugar de ver, adivina y supone.
Desacredita antes de comenzar a platicar, sonríe con una ironía que lastima, utiliza los argumentos que, repetidos tantas veces, ya los cree verdad.
Vandalismo, locura, agresión, coincidencia de acontecimientos: el presidente dice “¡esto no sucedía antes!”. ¿A qué se refiere? ¡Claro! A que antes no era presidente
“¿Cuántas fueron las manifestantes?”, “como 20”, se oyó arrastrado el dato, como cuando se quiere falsear la verdad. “Ellas venían a vandalizar, a destruir, a provocar, impulsadas por los conservadores”.
Lo que me preocupa es la miopía de Andrés Manuel, esa que le impide ver un escenario más amplio; o quizá es lo contrario, agudeza visual, ya que esta manifestación le viene como anillo al dedo para distraernos de otros problemas más sustantivos: desempleo, energía eléctrica, Pemex, finanzas, opacidad, violencia, que las elecciones no pintan como esperaba… más allá de la manifestación por el Día de la Mujer, vuelvo a decir, hay un México que se vuelve un páramo, un miedo, una desesperanza.
Nuestro país se expone al mundo descarnado, con la ferocidad de un animal hambriento. Ahora sí que: ¡México lindo y qué-herido!
¿Cómo hacer salir de su discurso al presidente? ¿Es una estrategia ser necio, mentiroso? Su rostro se transforma, su cara toma otro entorno. Yo me pregunto, ante tanta contundencia de aseveraciones, ¿el presidente desconoce algo?
Juzga todo con un garrote muy persistente; desde que empieza la famosa mañanera ya está enojado, hasta parece más una desmañanada con sabor a hastío y hartazgo. Algo no le salió bien, provocó ira más allá de lo reglamentario, como para ver el VAR.
Si está enojado dice en tono serio: “no caímos en la trampa, las mujeres del grupo Atenea resistieron, estoy orgulloso de ellas”, y remata: “¡no se agredió!”
“Somos distintos”, vuelve a repetir. Y nos revela, como quien abre el corazón completo, “¡soy demócrata!”
Existe un principio en física y en filosofía que afirma que todo evento tiene una causa y efecto, que las cosas no ocurren de manera aislada si no que unas están ligadas a otras en un proceso de interacción; dicho de forma cristiana: “estamos como estamos porque somos como somos”.
Físico, eso mismo es nuestro presidente, palanquea bien, entrecierra los ojos, mira desde su hogar en Macuspana, le revolotean las mariposas en ese ambiente verde lleno de vegetación, como diciendo “yo veo México desde la mansión nacional”.
La vida cotidiana sigue, la gasolina remonta, es más cara la electricidad, hay desempleo. No hay que perdernos, estimado lector, el tema mediático no es lo importante, aunque el presidente quiera engañar a los medios, no los suelta, les da marca personal, ahí encontró una veta, la agenda de México son los temas del presidente.
“¡Crónica de una manifestación anunciada!”
“Señor no puede decir eso”
“¿Por qué no?”
“Nos cobrarán derechos de autor, esa frase ya la dijeron, mejor recomiende el libro de EL FISGÓN, El humor y la caricatura en la política mexicana. Este libro, señor, de seguro les va gustar, trae monitos y caricaturas”.
“Déjenme platicarles de los slogans de las campañas, eso sí me emociona, de las abejas primaverales en Dos Bocas, el paraíso donde siguen trabajando sin cesar”.
La Cuarta Transformación sigue su marcha.
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