LA ENFERMEDAD QUE COMPROMETE

 

HÉCTOR A. GIL MÜLLER

Cuando Trump enfermó de COVID19, las encuestadoras mostraban que su preferencia electoral aumentó un poco, la imagen del poderoso sufriendo en carne propia la infección que ha lastimado al pueblo americano identifica con otros. En política el acercamiento entre unos y otros siempre es por identificación o por admiración. Sin duda se percibió más fuerte ese mensaje que el recuerdo de Trump que no quiso usar cubrebocas, desestimó la contingencia, incitó por error al uso de productos no convenientes para el tratamiento particular de la enfermedad e insistió que todo iba bien. A pesar de todo ello la enfermedad sirvió para equilibrar la contienda en aquel entonces y asegurar, para algunos analistas, que lo acercaba al triunfo releccionista.

El resultado ya lo conocemos, Trump perdió su reelección y los acontecimientos posteriores lo hicieron acabar su periodo como un mal perdedor.

Hoy el presidente de México padece COVID19, con síntomas leves como él mismo expuso y mientras tanto se diluye la presión social por la aplicación de las vacunas. ¿por qué no se vacunó al presidente, al ser un tema de seguridad nacional?, es una muy agradable coincidencia que su inmunidad provenga del martirio por el que casi dos millones de mexicanos han pasado, la enfermedad, y no por una vacuna que se antoja aún lejana para la población.

El 27 de abril de 2020 publicó haber dado positivo a la prueba del virus SARS-CoV-2 la secretaria de la función Pública Irma Eréndira Sandoval, que se convirtió en la primera funcionaria de alto rango en contagiarse. Desde entonces la lista se aumenta, aunque muchos funcionarios han perdido la vida la mayoría recuperándose ante síntomas leves. Actualmente 17 de 32 gobernadores han publicado haber vivido el COVID19.

Los contagios siguen en aumento, para muchos sin control alguno, las calles siguen abarrotadas, así como la mayoría de los lugares, mostrando una falta de cuidado seguramente provocada por la falta de claridad, han sido largos meses desde una contingencia que inició con un cierre total quizá muy pronto y mantiene con una apertura quizá muy rápida. Es evidente que no hay ningún control en el aseguramiento de los insumos necesarios para mantener el sistema vital ante la infección, los tanques de oxígeno se venden por quien quiera y bajo el precio que se quiera. Los medicamentos escasean según se ponga de moda uno. El sector salud continúa entregando unos números que no corresponden a los amigos y familiares que se encuentran contagiados, ni siquiera las filas que se observan en los establecimientos particulares de aplicación de pruebas.

Es evidente la falta de organización y colaboración en una pandemia que está agotando al sector médico, como a todos los demás. La esperanza se diluye con una campaña de vacunación lejana de ser masiva. COVID sigue golpeando al populismo, en el mundo entero y parece que se ha ensañado con América. Más de 100 millones en el mundo se han contagiado de COVID.

Cada caso ha sido atendido con un diferente tratamiento, pareciera que no hay un estándar de atención, la información no es clara ni el manejo de riesgo evidente, a todo nos acostumbramos y parece que a esta pandemia lo estamos haciendo. Lo que el mundo no pueda controlar, lo descriminalizará y legalizará, ahora agregaremos, lo aceptará.

 

Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a sus órdenes.

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El Heraldo de Saltillo
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