¿MANOTAZO DE CIVILIDAD O CENSURA EN LAS REDES SOCIALES?

No hay mentira digital más grande que “he leído y acepto los términos y condiciones”. “Sí, sí, lo que sea”, con tal de empezar a utilizar mi cuenta de Instagram, Facebook o Twitter, redes a las que se les ha cuestionado si está bien o no revocar las cuentas de personajes de alto perfil. Unos dicen que es censura, otros dicen que es prevención de la violencia.

En efecto, esas cláusulas que casi todos ignoramos al abrir una cuenta incluyen la posibilidad de ser suspendido cuando hay incitación a la violencia. Muchos pocosfollowers y troles lo hacen a diario. Sin embargo, esto cobra especial relevancia cuando un personaje como Donald Trump fomenta protestas que derivan en disturbios, sólo por un berrinche electoral.

Por ello Twitter, Facebook e Instagram unilateralmente decidieron ponerle un bozal digital. Una medida que probablemente salvó vidas, pero por otro lado, nos hace cuestionar si eso no nos lleva a una cuesta resbalosa en la que el caldo salga más caro que las albóndigas. Es decir, que por limitar las agresiones en redes sociales, se caiga en la censura, siendo que las redes sociales fueron creadas precisamente para que cada usuario pudiera tener un megáfono para expresar sus ideas, disparatadas o cuerdas.

Si las redes sociales son ahora quienes deciden qué se puede decir y qué no, ¿será que se han convertido en los jueces de la libertad de expresión? Y más importante, ante este rol, ¿quién regula su juicio y criterios cuando no existe un marco normativo aplicable? ¿O cuando damos aceptar a sus términos y condiciones, cedemos esa libertad?

Hace algunos meses, hablaba de la manera en la que las redes sociales, hacen negocio de la información que les damos con cada click sobre nuestros gustos, percepciones, ideologías y creencias. Pues ahora, pareciera que ese mundo que nos prometía una comunicación horizontal reacciona al nuevo contexto de la polarización política.

Líderes como López Obrador alababan a las redes sociales cuando eran oposición. Hasta les llegó a llamar “benditas” porque les permitían crear difusión orgánica de su mensaje de campaña. Ahora que son gobierno, se quejan de los ataques y de la supuesta manipulación a través de granjas de cuentas falsas o bots y de censura cuando la opinión pública no está de acuerdo con sus acciones de gobierno.

Con redes o sin redes, las sociedades se transmiten información. Ese es el “poder de la conversación” del que hablaba el sociólogo argentino Manuel Mora y Araujo. Una red social es un catalizador que acelera este proceso de comunicación, pero al final del día lo que se conversa en la calle, no tiene censura ni Twitter que lo limite.

 

Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael

 

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El Heraldo de Saltillo
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