RITOS PAGANOS EN LA 4T

En la antigüedad, los romanos tenían un rito de purificación que extendieron por todo el imperio. Para realizarlo, había que cavar un hoyo en el suelo de tamaño suficiente para que cupiera al menos una persona de pie, y ya estando dentro quien deseaba someterse al rito, se colocaba encima una jaula de madera a la que era conducido un toro; luego, alguien con la autoridad mágica para realizar el ritual, practicaba varios cortes a la bestia para que se desangrara lentamente, bañando a quien estaba abajo.

Ese era el denominado taurobolio, hombres y mujeres se sometían al mismo para quedar purificados y le daban tal importancia que incluso dejaban constancia en las lápidas de sus tumbas en las que se inscribía la leyenda «tauroboliado».

La cuarta transformación ha dado incontables muestras no únicamente de remar contracorriente, sino además de que su visión es un salto hacia el pasado, pero jamás imaginamos que el retorno sería miles de años atrás, y sin embargo hemos visto como algunos de los consentidos del grupo en el poder son purificados cual si se hubieran sometido al taurobolio.

El caso más reciente es el de Jesús Seade, a quien hace apenas un mes, y estando aún en funciones de subsecretario para América del Norte del gobierno mexicano, se le acusó de peculado y abuso de funciones, pues viajó al menos en cinco ocasiones a Hong Kong para asuntos personales, y los viajes en clase premier los hizo con cargo al erario.

En forma expedita, la Secretaría de la Función Pública lo exoneró, y para que no hubiera duda ni quedara manchado su prestigio, esta semana el presidente le impuso la condecoración Miguel Hidalgo, por sus méritos al negociar el nuevo tratado comercial con Canadá y Estados Unidos, aunque realmente llegó a la negociación de último momento como representante del equipo de transición.

Ya condecorado, y sin mancha, Seade renunció para poder regresar a vivir con su familia a Hong Kong, un proyecto de vida incompatible con su cargo en el gobierno que lo obligaba a estar en otro continente.

Antes hubo otros purificados. Destaca en los casos recientes Pío López Obrador, al que la Unidad de Inteligencia Financiera libró de toda culpa pese a los videos que se han difundido que lo muestran recibiendo dinero en efectivo, que dice usó para la campaña de su hermano en 2018, pero que no declaró fiscalmente ni como gastos electorales.

La propia Secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, omitió en su declaración patrimonial casas y terrenos en la Ciudad de México y no únicamente no fue sancionada, además se le defendió y justificó desde el púlpito presidencial.

Hay otros personajes que quizá por el cúmulo de culpas, o porque el mago que realiza el rito es balín, han tenido que someterse varias veces al taurobolio.

Encabeza ese grupo Manuel Bartlett, a quien con toda la carga de su pasado le abrieron las puertas y las arcas en la cuarta transformación. Pronto sería encontrado en falta, y lo primero fue una declaración patrimonial amañada en la que intentó ocultar más de veinte casas y una docena de empresas, algunas de las cuales en un claro conflicto de intereses son proveedoras de la CFE, que él dirige.

El argumento para exonerarlo fue que los bienes y las empresas están a nombre de su pareja, y que esta legalmente no es ni su esposa ni su concubina por lo que no habría conflicto de intereses pese a que mantienen desde hace años y de manera pública una relación afectiva.

A los pocos meses saltaría otro escándalo, un hijo del director de CFE vendió al Seguro Social ventiladores para respiración asistida a un precio varias veces superior al del mercado internacional. Lo disculparon.

Hace algunas semanas, en el contexto del conflicto que hubo en Chihuahua por el agua de las presas el presidente aludió al fraude electoral que en ese año hubo en los ochentas, operado por Bartlett como Secretario de Gobernación, pero eso desde luego no fue mencionado por López Obrador.

En estos días, el gobernador de Tabasco ha acusado a Bartlett y a la CFE por las inundaciones que mantienen en emergencia a esa entidad, que no habrían ocurrido si la Comisión hubiera disminuido la generación de energía para derivar menos agua. En 2007 ante una situación similar López Obrador señaló también a la CFE, pero ahora señala a «la corrupción del pasado».

Basta pues una expresión del presidente para que sus colaboradores y cómplices queden libres de toda culpa, listos para el altar. Ciegos de poder, creen que están cubiertos de la sangre purificadora del toro, pero en realidad están hasta el cuello de otros fluidos que por decoro es mejor no describir.

 

edelapena@infonor.com.mx

 

 

 

Autor

Eduardo De la Peña de León