“Todo aquel que crea en la telequinesis, que levante mi mano por favor”, así iniciaba su conferencia James Randi, el mago e ilusionista famoso por buscar desenmascarar a todos aquellos embaucadores que se ufanaban de tener poderes sobrenaturales, Randi, quien falleció hace un par de días a los 92 años, generó desde su fundación un famoso concurso en el que quien demuestre poseer poderes paranormales ganaría un millón de dólares, hasta ahora ha quedado vacío, salvo dos criptólogos que lograron superar las pruebas aunque rechazaron el premio por haber llegado a él a través de la lógica y la deducción y no mediante lo paranormal.
En el mundo encontramos sucesos normales que rápidamente tildamos de paranormales, algunos sucesos evidentes, los disminuimos pasajeramente quitándoles su justa proporción. Así, el triunfo de quien mantiene una estructura política encaminada a lo electoral, el aumento en las preferencias electorales de quien no tiene una estructura política encaminada a lo electoral y la caída de quien pensaba tener una estructura política encaminada a lo electoral pero no la tuvo, son tres actores que participaron en los comicios en Coahuila y en Hidalgo durante 2020, PRI, MORENA y PAN iniciaron la justa, ante muchos que no sabíamos quién sería quien.
Cada elección tiene su anverso, citaba Italo Calvino, para referirse a la elección y la lección que debemos aprender, con lo que elegimos o con aquello que renunciamos por el acto mismo de elegir. La elección que vivió México en dos entidades federativas el pasado domingo deja importantes lecciones. El triunfo del Partido Revolucionario Institucional en los 16 distritos existentes para el Congreso Estatal y en Hidalgo 32 de los 84 municipios. En ambas entidades, un par de años antes se alzaba el Partido Acción Nacional como segunda fuerza política. Tras esta contienda, el PAN se diluye como oposición y deja el segundo sitio a MORENA, quien, sin campaña y una serie de problemas internos sigue captando el voto.
Como el PRI encapsuló a Obregón, como un mártir político en su fundación, así MORENA sigue auspiciado por el movimiento anticorrupción que enarboló López Obrador. Difícil lección resulta de esta contienda, por un lado, demuestra que el voto se conquista con trabajo, nadie puede negar que la estructura electoral del PRI es la más consolidada de las fuerzas políticas del país, cuanto más en los dos bastiones que aún conserva, Coahuila e Hidalgo. Pero al mismo tiempo MORENA, un movimiento que no ha sabido ordenarse como partido, se mantiene, con múltiples deficiencias, sin campañas tradicionales, sin candidatos de arrastre, sin un discurso propio y se eleva como segunda fuerza política en ambos estados.
Sabemos que MORENA sigue captando la elección de quienes inconformes saben lo que no quieren, aunque no necesariamente sea lo que quieren. Cuidado con la fuerza y claridad de los “no quiero” sobre lo que queremos, porque entonces la elección y la renuncia se inspira por el rechazo.
El PRI debe ser cauto y entender este triunfo en su justa proporción, sin soberbia ni antesala, más que solo temporal, para el 2021, el PAN debe construirse y MORENA debe tener claridad. El electorado sigue ahí quizá pensando: “todo aquel que crea en la democracia, que vote por mí”…
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes.
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