Hace seis años, AMLO ya andaba en campaña por la presidencia; hoy en día, no hay alguna figura de cualquier partido de oposición que desde ahora se está perfilando para contender en 2024
En el 2014, al cumplirse los dos primeros años del gobierno de Enrique Peña Nieto, el entonces dirigente del recién constituido partido MORENA, Andrés López Obrador, estaba ya en plena campaña para contender -por tercera ocasión- en 2018 por la presidencia de la República.
Faltando aún cuatro años para esa elección, AMLO aprovechó que en agosto de 2014 su partido había conseguido el registro, para lanzarse a recorrer el país como dirigente de éste y sobre todo como precandidato presidencial, disponiendo a partir de ese momento de muchos millones de pesos que se le otorgaron como prerrogativas, y de espacios gratuitos en radio y televisión en los que, mediante la difusión de millones de spots en los que él era figura central, no dejó de promoverse todos los días hasta alcanzar su objetivo.
Dos años después de su victoria, los partidos de oposición siguen pasmados. Ni en el PRI ni en el PAN, ni tampoco en el PRD o en Movimiento Ciudadano, ha surgido una sola figura con el peso suficiente como para ser considerado “presidenciable” y con posibilidades de arrebatarle el poder a MORENA en 2024.
En el PRI, de plano no hay quien pinte. Su dirigente nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, es quizá su figura más conocida, o al menos la que más exposición mediática tiene. Pero no ha sabido aprovechar esa posición, como sí lo hizo López Obrador hace seis años. Por lo demás, José Antonio Meade desapareció del mapa después de su derrota en la anterior elección; Manlio Fabio Beltrones dejó de figurar por completo, y Miguel Ángel Osorio se ha convertido en un cero a la izquierda. Quedan entonces el grupo de once gobernadores emanados del tricolor, de dónde pudiera surgir su próximo candidato. Entre ellos el del Estado de México, Alfredo del Mazo, el que mayor presupuesto tiene. O el de Coahuila, Miguel Ángel Riquelme, uno de los pocos que se han atrevido a enfrentar al apabullante poder centralista encabezado por López Obrador.
Por el lado del PAN, la primera figura importante que había surgido fue la del gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. Pero las recientes revelaciones que lo señalan por tener vínculos con el narcotráfico lo han dejado sin duda muy mal parado y prácticamente sin posibilidades de convertirse en candidato presidencial. Sin embargo, en semanas recientes ha crecido mucho la presencia mediática del gobernador de Chihuahua, Javier Corral, derivado del enorme conflicto en la llamada “guerra por el agua” que se ha desatado entre productores agrícolas de aquella entidad con el gobierno federal. El resultado de esta disputa puede ubicar a Corral como el más fuerte opositor a la actual administración, y catapultarlo entonces para una posible candidatura presidencial abanderando los colores del PAN, pero, sobre todo, representando al sector de los conservadores a los que tanto critica y que con tanto odio se refiere el presidente López Obrador.
Movimiento Ciudadano, por su parte, tiene una sola figura visible en todo el país: el gobernador de Jalisco Enrique Alfaro, que a veces se ve como un auténtico opositor del gobierno, y a veces actúa como si fuera parte del equipo de trabajo del presidente. Para muchos, Movimiento Ciudadano podría ser una alternativa futura a los partidos tradicionales. Pero por ahora, no se ve que eso vaya a ocurrir en el corto plazo.
Finalmente, como partido opositor queda el PRD, o los despojos de éste. La salida de AMLO de sus filas, llevándose con él a gran parte de su militancia, lo dejó completamente desdibujado. Silvano Aureoles, gobernador de Michoacán, es su única figura visible. Pero su mandato termina el próximo año, y para colmo de males, de acuerdo con todas las encuestas publicadas hasta ahora, el perredista tendrá que entregarle el poder a MORENA. De tal forma que pensar en él como eventual candidato presidencial es una posibilidad que se ve bastante pequeña. El PRD como oposición está en vías de extinción. Su única alternativa, es sumarse a los partidos que orbitan en torno a MORENA: el siempre oportunista Verde Ecologista, PT, y los que se acumulen.
¿Quién podrá entonces enfrentarse a MORENA en la elección presidencial de 2024? Al partido de Margarita Zavala, le negaron el registro; en el PRI nadie da color, y en el PAN no terminan de ponerse de acuerdo. Movimiento Ciudadano está muy verde, y el Verde está aliado con el partido del presidente. ¿Será entonces que MORENA tiene el camino libre para repetir el próximo sexenio? ¿O serán ellos mismos los que, por los tradicionales pleitos internos que siempre han mantenida dividida a la izquierda en México, terminarán por autodestruirse, sobre todo una vez que AMLO no aparezca más en la boleta? (Francisco J. De La Peña)
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