Uno no debería andar aconsejando con evidente ligereza. Porque el que aconseja es siempre juzgado sobre aquel consejo que da. La línea entre la soberbia y la jactancia es muy delgada y se mueve con facilidad. Lo que antes era humilde hoy es lujoso, es más lo que antes era nunca hoy son “depende”.
Menos debería aconsejar uno que es nadie, si bien con el tiempo y las canas se gana el respeto y entonces ya pudiera yo aspirar a ser un don nadie, y ahora sí, por el tiempo vivido puedo hablar de cómo el barco se salvó. Sin embargo, y gracias a los consejos es que podemos meternos en lo que no nos llaman, a cada uno se nos ha sido conferido diversas medidas de observación, análisis o capacidad de juicio y es en ellas en las que descansa nuestra capacidad.
Tres consejos debo redactar, y los escribo porque me los he dicho, varias veces he podido presidir algo, sobre todo cuando estoy solo, y aunque para tal eminencia de posición, la de presidir no la de estar solo, se requieren competencias claramente especificadas pues implica tomar decisiones que nadie en su sano juicio haría, y ya declaré al iniciar el texto que yo voy, a duras penas, siendo nadie. Me doy facultades y permisos para hacerlo.
El presidente de México ha rendido su informe de resultados, llamado segundo informe de gobierno pero que sería el cuarto, porque el primero que dio se consideró el tercero, del mandato constitucional legal que emprendió después de haberse proclamado legítimo presidente antes del legal que ahora es. Al menos ya logramos ponernos de acuerdo entre el mandato legal, la política y los números ordinales.
Primero de los consejos; hacer equipo, y esto no implica llenar los vacíos, el ser humano es tanto que no puede solo llenar un vacío, construir un gabinete por la sola exigencia legal que se tiene de tenerlo es errado. Un equipo construye, impulsa y trasciende, sin equipo el líder es un loco soñador.
Segundo de los consejos; es importante el porqué y el qué también, pero sin el cómo, se convierte en una excusa reiterada. Cuando un texto se saca de contexto solo sirve de pretexto, y así ocurre cuando evidenciamos la dolencia, pero no sabemos cómo quitarla y no queremos que nadie nos diga cómo hacerlo.
Tercero de los consejos de mi perorata; la cultura impone, las conversaciones generan las organizaciones y son las interacciones las que van sumando, debemos entender que un complejo tejido nacional, donde ya nos jactamos que han muerto más por COVID19 que por el crimen organizado, impone. Quizá por nuestra naturaleza y formación como expertos directores técnicos de futbol y nuestra capacidad de alinear los equipos que están jugando en la tele, por eso no sabemos aún si vamos ganando o perdiendo ante la pandemia. Requerimos una transformación, no sabemos aún de qué, pero tan la necesitamos que debe ser por cuarta vez, porque las últimas tres transformadas no nos han salido muy bien.
Al final vemos que no es que los anteriores presidentes, contra lo cuales se juzga al actual presidente, lo han hecho mejor, en sus errores están nuestras dolencias y en su realidad dibujada nuestra propia ignorancia. Quizá el que no tengamos un presidente, en la historia reciente, que nos enorgullezca, no es culpa del presidente.
Yo soy Héctor Gil Müller y estoy a tus órdenes.
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