CONSTRUYENDO ¿FUTURO?

 El fin de semana anterior, tanto la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, como el delegado del gobierno federal en Coahuila, Reyes Flores Hurtado, develaron que «Jóvenes Construyendo Futuro» se ha pervertido, que el largo brazo de la corrupción alcanzó desde su primer año de instrumentación, 2019, a uno de los programas emblemáticos de la Cuarta Transformación.

Una auditoría al programa encontró irregularidades como empresas inscritas para recibir becarios y que en realidad no existen o no tienen la capacidad para recibir el número que solicitaron y se les asignó, también que algunos beneficiarios del programa se registraron con un domicilio en el que no se les puede localizar.

Difundidos en fin de semana, los resultados de la auditoría no generaron mayor atención, pero el lunes en Saltillo se desencadenaron dramáticos hechos que nos vuelven a dejar de manifiesto el fracaso de «Jóvenes Construyendo Futuro» y estrategias similares que por años se han seguido por todos los niveles de gobierno para ocuparse de la niñez y la juventud.

La tragedia que ahora consterna a Saltillo comenzó con el hallazgo de dos niños recién nacidos que fueron abandonados en un parque público, uno de los cuales murió antes de recibir atención médica; se agravó cuando se conoció que la muerte no fue producto del abandono, sino de un golpe, se trata de un homicidio.

En principio se dijo que los padres de los niños serían una jovencita, a la que se identificó como Estrella, menor de edad, pero luego se le liberó de responsabilidad pues está internada en un centro para el tratamiento de adicciones, y se señaló igualmente a un joven al que algunos identifican como Jonatahn, otros como Joan, que habría sido detenido en posesión de enervantes.

Al mediodía del jueves no se tenía en claro ni quiénes son los padres de los niños, tampoco en dónde nacieron ni quién les asistió en el alumbramiento, ni están claras las circunstancias en que murió uno de los bebés.

Lo que sí sabemos es que Estrella y Jonathan o Joan son vecinos del barrio en que se localizó a los niños abandonados, que es el mismo barrio en el que en febrero de este año ocurrió otra tragedia, la muerte de Karol, una bebé de tres meses de edad, cuyo cuerpo sin vida fue abandonado por su madre, también una joven vecina del sector, quien en principio denunció que se la habían secuestrado, al entrar en pánico cuando la niña murió broncoaspirada.

En términos geográficos y de servicios públicos no se puede decir que la Bellavista sea una colonia marginada en Saltillo, es incluso céntrica, tiene todos los servicios públicos; desde luego escuelas; en un radio menor a un kilómetro hay espacios deportivos, parques públicos, entre ellos el recién inaugurado Mirador, están las oficinas del DIF Estatal, la comandancia de la Zona Militar y hasta hace algunos años también funcionó en el sector el Seminario Diocesano; hay hospitales cercanos y comercios de todo tipo.

Viven esos jóvenes muy cerca del corazón geográfico de Saltillo, ¿pero en qué realidad están creciendo que los arroja al consumo de drogas, los embarazos adolescentes, y las actividades delictivas?

Mario Luis Fuentes, ex director del DIF Nacional, planteaba hace unos meses que, en términos de la UNICEF, el nuestro es un país inapropiado para la infancia.

Se refiere el académico a una situación de desigualdad y desprotección en que vive la niñez, y a instituciones erosionadas en sus capacidades y presupuestalmente.

El análisis de Mario Luis Fuentes, quien se destaca como un acreditado estudioso de la realidad social en México, se sustenta en el informe de UNICEF sobre el Estado Mundial de la Infancia 2019, donde se señalan los efectos de la desnutrición infantil que impide el progreso en etapas cruciales del desarrollo de la vida a lo largo de la infancia y la adolescencia.

Hay mucho de esto en el fondo de lo que estamos viendo en la Bellavista, y seguramente en muchas otras colonias de Saltillo y de México. Niños que nacen y crecen en medio de todas las carencias, y que siendo apenas adolescentes se convierten padres de otros que estarán condenados a una realidad peor, o que serán abandonados en la esperanza de que sean acogidos en una familia que les de una mejor espectativa de vida.

A estos jóvenes no les han alcanzado los subsidios y estrategias de los gobiernos de ningún nivel, ellos no están en la posibilidad de construir futuro, y van tirando, apenas sobreviviendo.

La respuesta federal es un programa que tenía como meta atender a una tercera parte de los poco más de seis millones de jóvenes que no tenían ni empleo ni trabajo, pero que de los dos millones de beneficiarios proyectado en el primer año llegó unicamente a un millón de muchachos.

Se afirma que la contracción económica que dejará la pandemia llevará en México a otros cuatro millones de jóvenes sin estudios ni empleo, por lo que se tendrían que reorientar las estrategias para rescatarlos y encaminarlos hacia una vida productiva.

La desesperanza en que están creciendo los jóvenes se manifiesta en tragedias como las que cada vez con mayor frecuencia sacuden a la sociedad, y es la sociedad la que tendría también que plantear cómo cambiar esta realidad.

 

edelapena@infonor.com.mx

 

 

Autor

Eduardo De la Peña de León