A LA BÁSCULA

El Coronavirus en La Laguna 

Lo que ha venido ocurriendo en al menos las dos más recientes semanas en La Laguna en materia de la crisis sanitaria mundial, debe mantener a las autoridades locales preocupadas, pero muy ocupadas en frenar la creciente espiral que tiene al principal municipio coahuilense de la región, en un nada honroso segundo lugar a nivel estatal, cierto todavía muy lejos de Monclova que fue desde un principio el epicentro de la pandemia en la entidad, pero también ya muy lejos de Saltillo que está en la tercera posición.

Es evidente que el creciente número de casos de contagio nos indica que algo no se está haciendo bien o que se dejaron de hacer algunas cosas que se venían haciendo y que, al relajarse, nos tienen ya a pisando los talones de los 200 contagios –hasta el corte del mediodía de este jueves la cifra exacta eran 197-, mientras que la Capital del Acero registra 298 y la capital del Estado 102.

Pero la preocupación no es solamente Torreón, sino también el resto de los municipios de La Laguna de Coahuila. Viesca fue el último de los municipios laguneros que se inscribió en la lista de los que registran casos de contagio y ya tiene tres. Matamoros de golpe y porrazo ya tiene 30 casos e igual sucedió con San Pedro que ya tiene 52, aunque Francisco I. Madero no se queda atrás con sus 12 casos. En total, la Región Lagunera suma 294, pisando ya los talones de los 300 contagios.

Tres de los cinco municipios laguneros, tienen como cabeza sendos médicos, Patricia Grado en San Pedro, Jonathan Ávalos en Madero, y Horacio Piña en Matamoros, aunque ninguno de los tres, al igual que Jorge Zermeño en Torreón, parecen tener una relación al menos cordial con el Gobierno del Estado.

Dejan la impresión que para ellos trabajar de manera conjunta con las autoridades estatales es perder autoridad, que es someterse, que es rebajarse, pero se les olvida que el que ostentan no es un puesto conseguido, conquistado a título personal, están ahí porque el pueblo los eligió y su principal responsabilidad y preocupación es justamente, velar por las mejores condiciones de quienes los eligieron en las urnas.

Tómelo si quiere como mera coincidencia –pero ya sabemos que en la política no existen las casualidades, sino las causalidades-, los alcaldes de los municipios que le menciono –excepción de Viesca, cuya alcaldesa priista merece un análisis de su función como alcaldesa por separado-, y por capricho, por indicaciones partidistas o por lo que quiera, se han resistido a las medidas dictadas por la Secretaría de Salud de Coahuila, aunque con ello se ‘lleven entre las patas’ a los ciudadanos.

A eso, súmele que muchos ciudadanos han relajado muchísimo las medidas del confinamiento en casa, de la sana distancia, del uso de cubre bocas, de la aplicación del gel antibacterial, del lavado de manos. Y, para colmo, este miércoles el club Santos hizo su aportación de nuevos casos: ocho de sus jugadores dieron positivo, y la preocupación es porque en días recientes autoridades locales les suspendieron la fiesta que realizaban en casa de uno de ellos, por lo que pudiera ser posible que los acasos aumentaran.

¿Y qué pasó en un destacamento militar en San Pedro en el que de sopetón también una veintena de uniformados, fueron contagiados?

Pero la preocupación en La Laguna no está solo de un lado del Nazas, sino que en el lado de Durango, las cosas no andan muy bien que digamos. En la entidad hasta el cierre del miércoles había 186 casos confirmados como positivos, y de ellos 55 corresponden a Gómez Palacio, siete en Lerdo y ocho en Tlahualilo.

Acá tampoco se cantan tan mal las rancheras en cuanto a las relaciones entre niveles de gobierno, particularmente en Gómez Palacio, cuya alcaldesa morenista no aparece en ninguno de los eventos que el gobernador José Rosas Aispuro Torres realiza en su municipio; ni ella invita a ninguno de sus actos al mandatario estatal.

Muchos políticos no terminan de entender que la crisis sanitaria por la que estamos atravesando -y que jamás nos va a permitir volver a la vida ‘normal’ que llevábamos antes de la aparición de la pandemia-, no es cuestión de partidos, de siglas, de colores, de condición económica o de creencias políticas o religiosas. Este es un virus democrático, que ataca a todos sin distingo, y la única forma de poder superarlo es en unidad.

Y los políticos y sus divergencias ideológicas o partidistas, como dijera ya saben quién, se pueden ir al demonio. Por un momento aunque sea, debieran de anteponer el bienestar de la gente, por encima de sus intereses particulares y de grupos.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

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El Heraldo de Saltillo
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